1992 fue un año complejo para el seleccionado nacional. Plagado de luces y sombras, se redujo al enfrentamiento entre los “repatriados” (aquellos futbolistas orientales que actuaban en Italia) y el entrenador Luis Cubilla y a la gran cantidad de encuentros amistosos programados de cara a la Copa América de 1993 y, lo más importante, las Eliminatorias rumbo a la Copa del Mundo de Estados Unidos 1994.
En total, en aquel año se jugaron 10 partidos amistosos, pero no amistosos cualquiera: fueron juegos ante Brasil (dos veces), Argentina (vigente campeón de América y vicecampeón del mundo), Alemania (vigente campeón del mundo), Australia, Polonia, Ecuador, Costa Rica, Benfica de Portugal y Recreativo de Huelva de España (los dos últimos casos, internacionales tipo “B”).
La acción fue variada: se buscó mucha competencia y probar jugadores siempre intentando dejar en alto el prestigio celeste.
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