Fue un caso por demás curioso que ocurrió el 4 de febrero de 1981 en el estadio Alejandro Villanueva de Lima, Perú, popularmente conocido como Matute.
A primera vista, se trataba de un simple amistoso entre el local y la Checoslovaquia que acababa de finalizar tercera en la Eurocopa 1980 desarrollada en Italia y que se encontraba en plena eliminatoria europea rumbo a la Copa del Mundo de España 1982 (clasificación que acabaría logrando).
Perú se encontraba preparando las eliminatorias sudamericanas también con destino a España. Los incaicos lucharían por el único cupo disponible ante Colombia y la poderosa escuadra uruguaya, que pocas semanas atrás había conquistado de forma brillante la Copa de Oro (Mundialito) en su país tras despachar de forma justiciera a Países Bajos (2-0), Italia (2-0) y Brasil (2-1).
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