
El respaldo moral y sólo testimonial otorgado por la FIFA, conducida por única vez en su historia por dos dirigentes de América del Sur (Joao Havelange presidente y Julio Grondona vicepresidente), permitió a Pöge, presidente permanente de la IFFHS lograr varios acuerdos con patrocinadores que financiaron su actividad. Así surgió la idea puesta en práctica de premiar, anualmente, a una lista de jugadores elegidos por votación de los socios. Esta decisión potenció el poder de la IFFHS conducida por Pöge.
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