
El primer semestre de 1999 tenía deparada una intensa actividad para la Celeste en sus distintas categorías: Sudamericano Sub 20 en Argentina en enero, Sudamericano Sub 17 en nuestro país en marzo, Copa del Mundo Sub 20 en Nigeria en abril y Copa América de mayores en Paraguay en junio y julio.
A todo esto, el mismo seleccionado mayor se encontraba transitando la última recta para cerrar definitivamente la llegada del nuevo entrenador, el argentino Daniel Alberto Passarella, por lo que mucho había por ver y hacer. Entre ellas, reuniones varias con futbolistas y con Víctor Púa, el DT de las juveniles que iba a ser también quien liderara al combinado en el Sudamericano guaraní.
En medio de todo este maremoto de acción oriental, llegó a la Asociación Uruguaya de Fútbol la invitación formal para enviar un equipo representativo a defender los prestigios charrúas en el Torneo de Fútbol de los Juegos Panamericanos de Winnipeg (Canadá) 1999.
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