
Horas dentro de la cancha después de concluida la final. Ingreso de familiares y allegados. Fotos. Selfies. Videos. Una réplica de la copa que pasa de mano en mano. Saludos de presidentes, jeques, autoridades de la FIFA, poderosos empresarios. Jugadores tratados como semi-dioses. Premiación. Medallas de oro. Más fotos. Fiesta en el vestuario. Banquetes en los hoteles y lugares de concentración. Festejos en salones o en discotecas. Mucho contenido propio y ajeno en las redes sociales. Vuelta al país y caravanas multitudinarias. Horas en los medios de comunicación. Y mil etcéteras más. Festejar un título mundial de selecciones en la actualidad, es más o menos así.
Sin embargo, hubo otra época y otro fútbol. Ni mejor ni peor. Distinto.
Prácticamente nada de lo antes mencionado existió cuando la Celeste obtuvo sus cuatro títulos mundiales en 1924, 1928, 1930 y 1950. Pero esto no significa que las conquistas hayan sido menores o que no hubiesen existido celebraciones. Todo lo contrario. Las hubo, pero distintas.
Y vamos a repasarlas.
Seguir leyendo…