
“Periodista, literato, político y jurisconsulto, ejerció la abogacía, tras doctorarse en Jurisprudencia (1857) fue diputado y senador. Varias veces auto exiliado en Buenos Aires, estuvo entre los ciudadanos desterrados en la célebre barca “Puig”. Su pluma de periodista político corrió apasionada y ágil en la prensa diaria, al servicio de posiciones legalistas o levantamientos destinados a recuperar las libertades. Desempeñó papel relevante en la salida de la dictadura de Máximo Santos, lo que le reportó prestigio, y también negoció la paz de 1897”.[1]
En 1882 con su retorno al rectorado, se marcó un punto de vuelta al pasado, llevado adelante en medio de una gran agitación.
“Con él se instaló el espiritualismo filosófico en los primeros planos universitarios, para ofrecer fuerte oposición al gobierno nacional, dispuesto por otra parte a recortar la autonomía. En 1884, a poco de su reelección para un nuevo período, hizo crisis el enfrentamiento con el poder político, y se le destituyó junto con varios catedráticos, mientras otros dimitían”.[2]
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