La Unión Soviética se cansó de pasar la hoz, pero Uruguay tuvo el martillo

Víctor Espárrago cabecea y la empuja con la mirada. Anzor Kavasashvili (2) está vencido. Los zagueros soviéticos ya nada pueden hacer. Uruguay a semifinales en México 1970…

Entre 1924 y 1991, y casi durante todo el periodo de su existencia, la Unión Soviética, el primer estado de corte netamente socialista de la historia, tuvo su seleccionado de fútbol.

Dicho combinado se estrenó luciendo la malla roja el 16 de noviembre de 1924 ante Turquía en Moscú, venciendo 3-0.

Sin embargo, los difíciles años treinta y los tormentosos cuarenta hicieron lógicamente imposible una actividad oficial regular del combinado, que apenas si disputó de forma puntual algunos amistosos de carácter no oficial.

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Informe Mendívil parte 2: ¡Preparen, apunten, fuego! El capitán atiza a los jugadores, William responde y Leiva dispara munición gruesa

Juan Carlos Leiva ayuda a Chinezinho, caído. Pelé pide tranquilidad. Walter Davoine levanta los brazos. Luego llegaría el escándalo ante Brasil (1-3) en la Copa América de Argentina 1959. Y poco después, el otro escándalo, del que el arquero de Rampla sería protagonista.

Días atrás nos referíamos al informe que, en carácter de reservado, el preparador físico y jefe de la concentración del seleccionado uruguayo en la Copa América de Argentina 1959, capitán Humberto Mendívil, había elevado a la Asociación Uruguaya de Fútbol previo requerimiento.

El texto, que detallaba lo que había sido el entrenamiento, convivencia y la actuación del equipo en uno de los peores certámenes disputados en la historia hasta ese momento por los nuestros, generó mucho recelo una vez que fue filtrado a la prensa.

En la primera parte, se pudo observar cual fue el análisis del profesional en el primer gran momento de oscuridad que le tocó vivir a la Celeste en su ya de por sí riquísima trayectoria.

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Informe Mendívil: El preparador físico celeste analiza lo que fue la Copa América de Argentina 1959 y enciende la mecha que pronto iría a explotar

Los últimos años de la década del cincuenta del siglo XX fueron sintomáticos para el fútbol uruguayo y marcaron el primer gran bajón de la historia del seleccionado nacional.

La partida de los mejores jugadores al mercado internacional (Italia, Argentina, España, Colombia; ver galería más abajo), que hacía que fuera imposible de forma reglamentaria convocarlos al combinado ya que no existían todavía los “repatriados”; el retiro de excepcionales figuras a las que se hacía difícil suplir en su totalidad como Obdulio Varela o Roque Máspoli; ciertas disidencias internas a todo nivel y el crecimiento del deporte a nivel continental que sumaba mayor competencia, derivaron en años de alegrías y tristezas, culminando con la poco creíble eliminación de la Celeste de la Copa del Mundo de Suecia 1958.

En un grupo con Paraguay y Colombia, Uruguay quedó afuera antes de disputar su último cotejo tras caer vapuleado ante los guaraníes en Puerto Sajonia 5-0.

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Grandes cracks que merecieron mejor suerte con la Celeste

El fútbol uruguayo está plagado de figuras de primer nivel que lograron lucir sus mejores cualidades tanto a nivel de clubes como en la Selección.

Sin embargo, también están aquellos que, siendo brillantes jugadores, no pudieron mostrar como hubiesen deseado la mejor de sus facetas en el combinado nacional.

Las razones son de distinto tipo: falta de oportunidades, poca confianza de los entrenadores o seleccionadores, bajo rendimiento, futbolistas consagrados a los que se les hacía difícil desbancar de sus puestos, lesiones, circunstancias externas, etc.

El repaso, a continuación.

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Victorino + Morena: Una sociedad que comenzó bien, pero que terminó en frustración

Morena, a la izquierda, y Victorino, a su lado, rematan al arco. El gol, una obsesión.

Fernando Morena y Waldemar Victorino son dos grandes referentes de la historia del fútbol uruguayo.

Uno con Peñarol, el otro con Nacional.

Goleadores empedernidos, aunque con distinta forma de jugar, conquistaron los máximos trofeos con sus clubes: además de diversos títulos locales, la Copa Libertadores y la Intercontinental.

En el caso de “Nando”, también es el máximo goleador de la historia aurinegra, institución a la que defendió entre 1973 y 1979, 19181 y 1984 y 1986. Para más datos: su gol al Cobreloa de Chile le dio a los mirasoles la final continental en 1982.

Victorino jugó menos años en Nacional (1979-1982), pero fue igualmente decisivo ya que también logró ser campeón uruguayo (1980), goleador del certamen local (1979) y campeón de América y del mundo con los tantos de la victoria ante Inter de Porto Alegre de Brasil (1980) y Nottingham Forrest de Inglaterra (jugada en 1981), respectivamente.

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Cuando fue Celeste, la “Cortina metálica” tuvo fisuras

Gildeón Silva, Lorenzo Fernández y Álvaro Gestido.

Entre 1928 y 1931, Peñarol disfrutó de un mediocampo de ensueño que lo tenía todo: técnica, garra y calidad.

El mismo estaba conformado por el campeón de América y del mundo Lorenzo Fernández como centre-half, el campeón del mundo Álvaro Gestido como halve izquierdo, y el destacado halve derecho Gildeón Silva.

Por su actuación en Peñarol, que le reportó al club los títulos de campeón uruguayo de 1928 y 1929, el tridente fue denominado “Cortina metálica”, ese dispositivo de seguridad que se mantiene hasta hoy en día y que representa la imposibilidad de penetrar por sus férreos dominios.

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Las torres celestes

Hasta fines del siglo XX, Uruguay nunca se caracterizó por ser un seleccionado con hombres que superaran el 1.85 metro de estatura.

El paso de las décadas, las mejoras en la calidad de vida, el acceso a la salud, la alimentación y la ausencia de guerras, permitieron que los orientales no solo aumentaran su expectativa de vida sino que, además, ganaran en estatura, como sucedió en muchos otros países con similares condiciones.

Domingo Tejera, el histórico back de Wanderers que defendió al combinado entre 1922 y 1932 y que conquistó dos títulos mundiales (1928 y 1930) y dos sudamericanos (1920 y 1926), era considerado un gigante por aquellos años al medir 1.89 metro.

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