Por las calles del fútbol IV. José Piendibene: “Usted es un maestro, muchacho”

Esas fueron las palabras del zaguero argentino  Jorge Brown cuando Piendibene marcó su segundo gol a la selección albiceleste. Ese día, el 29 de octubre de 1911, Uruguay venció por un contundente 3 a 0 al clásico rival rioplatense por la Copa Premio de Honor. El match se disputó en el Parque Central y la multitudinaria afición fue testigo de la actuación superlativa del delantero oriental. El apodo dispuesto por Brown en el campo de juego quedó inmortalizado en la jerga futbolera  y fue denominado así por el resto de su vida.

La calle que honra su memoria nace en el viejo camino Cuchilla Grande a los fondos del bosque que posee el Hipódromo de Maroñas sobre el lado de la recta opuesta. Muchos vecinos del Barrio Piria o Jardines del Hipódromo que peinan canas le siguen diciendo Ferrara porque así se denominaba antes en toda su extensión. Un decreto del gobierno departamental de Montevideo de los años 70 dispuso que el tramo comprendido entre Avenida José Belloni y Avenida Acrópolis llevara el nombre del gran goleador de las primeras épocas de nuestro balompié. Precisamente, este notable jugador no fue oriundo de esa zona de la ciudad pero cualquier calle del país podría llevar su nombre porque su fama inclusive, traspasó las fronteras.

La canchita de la plaza del Centro Cultural El Hornero da sobre la calle José Piendibene. Muchos gurises y gurisas sueñan con anotar tantos goles como el mítico goleador oriental.

José Antonio Piendibene Ferrari nació en Pocitos el 5 de junio de 1890 y fue el menor de 8 hermanos. Se crió en ese barrio montevideano cuando su paisaje estaba decorado por casas bajas y amplios baldíos en los alrededores de la estación del tranvía. En esos campitos manufactureros de cracks se forjó quien  sigue siendo considerado como el mejor futbolista de la romántica era amateur. Las crónicas de las ilustres plumas de la época lo definieron como un completo player dotado de las más amplias virtudes técnicas. Comenzó jugando en el Buenos Aires en 1906, pasó al Intrépido y rápidamente, fue alistado en el equipo de football vinculado a la empresa del Ferrocarril Central. La joven promesa debutó en el CURCC el 26 de abril de 1908 con dos anotaciones frente al desaparecido French.  La parcialidad carbonera retornó deslumbrada a sus hogares debido al virtuoso juego desplegado por ese gurisito que se había estrenado como puntero derecho. Aquella tarde dominical, José se vistió la casaca aurinegra y nunca más se la sacó. Defendió a Peñarol durante 20 años y sigue siendo el jugador que más tiempo sirvió a la causa mirasol. Fue campeón uruguayo en 1911, 1918, 1921, 1924 (campeonato de la FUF), 1926 (torneo de transición del cisma) y 1928. Disputó 506 partidos, convirtió 253 goles y es uno de los principales goleadores clásicos aurinegro tras flanquear en 21 oportunidades la resistencia de la meta tricolor. No hubo arquero que exonerara el accionar de su magistral clase y hasta el propio “Divino” Zamora fue pupilo de la didáctica futbolística de “El maestro”. El legendario golero del Espanyol de Barcelona se presentó en el Parque Central en el marco de la gira americana emprendida por el club catalán. El extenso período de tiempo que poseía el afamado portero sin recibir goles en contra se esfumó por completo cuando el centrodelantero le marcó un exquisito tanto el 18 de julio de 1926. La noticia generó un gran impacto tanto aquí como en España mientras que el eterno goleador demostraba que seguía vigente a sus treinta y picos de años de edad. La carrera de Piendibene fue apoteósica colaborando significativamente para hacer grande al club de sus amores. En 1924 fue declarado socio honorario de Peñarol y en 1941 fue elegido como abanderado para el desfile correspondiente al festejo del cincuentenario aurinegro. Pero su juego moderno y de características técnicas revolucionarias no solo estuvo al servicio d esu club. «El Maestro» fue un jugador determinante para que el concepto de la gloria se comenzara a teñir de color celeste.

Selección uruguaya 1916 que contaba entre sus filas a «El Maestro» y que obtuvo el primer Torneo Sudamericano.

Hacerle un gol a Argentina. Su lección favorita

Fue convocado de forma temprana para representar al cuadro de la league y marcó su primer gol como jugador de Uruguay frente a Chile el 29 de mayo de 1910 por la Copa Centenario de Mayo. Los trasandinos lo sufrieron como adversario pero quienes más lo padecieron fueron los porteños. Argentina fue su rival preferido  y ostenta hasta nuestros días el título de máximo artillero del mítico clásico del Río de la Plata con  18 anotaciones. Una suma que nadie pudo igualar hasta el presente desde que marcó su último gol a los argentinos el 22 de enero de 1922 en un partido amistoso disputado en Buenos Aires. Esta cifra que no pudo alcanzar ningún otro jugador rioplatense adquiere mayores dimensiones si se analiza que Piendibene marcó un total de 22 goles con la casaca celeste. Su participación con el combinado nacional fue fundamental en la concreción de los primeras grandes gestas que consolidaron la hegemonía futbolística oriental. José estuvo presente en Belvedere cuando se adoptó de forma definitiva el color celeste para nuestro seleccionado tras la obtención de la Copa Lipton el 15 de agosto de 1910. Marcó el primer gol en la historia de los torneos sudamericanos cuando Uruguay se impuso por 4 a 0 a Chile el 2 de julio de 1916 en Buenos Aires y se coronó como campeón de América en 1916, 1917 y 1920. Disputó 43 partidos con la gloriosa celeste siendo uno d elos primeros jugadores en marcar una época. Sin embargo, no pudo consagrar su majestuosa trayectoria con un título mundial. Las grandes desavenencias provocadas por el movimiento separatista imperante en la política del fútbol americano produjeron un profundo quiebre en la interna de la  AUF. Peñarol encabezó la creación de la Federación Uruguaya de Fútbol (FUF) y fue acompañado por varios clubes como Central y Wanderers.  Nacional defendió la causa asociacionista y permaneció en el órgano rector creado en 1900. El cisma sucedido en 1922 determinó la existencia simultánea de dos organizaciones futbolísticas paralelas por un período de 3 temporadas. La selección de la AUF ganó un nuevo torneo oficial sudamericano en 1923 y el visionario Atilio Narancio cumplió su promesa de llevar a los campeones a la cita olímpica de 1924. Rumbo a Colombes solo podían embarcarse jugadores pertenecientes a cuadros de la AUF y Piendibene no fue considerado por estar registrado en la FUF. El equipo uruguayo maravilló a Europa en base a la sublime calidad del juego desplegado y aquellos compatriotas colgaron las preseas doradas en su pecho. Los entendidos en la materia afirmaron que el refinado estilo criollo se basó en el valioso aporte técnico realizado por el delantero aurinegro a lo largo de su carrera. Pero el principal responsable del juego bonito celeste había quedado excluido de la nómina por las rencillas políticas de los dirigentes locales. La contienda de Ámsterdam en 1928 lo encontró escribiendo las últimas hojas de su epílogo deportivo. Los laureles olímpicos le fueron ajenos y su nombre no quedó grabado  en las epopeyas de las primeras dos estrellas de nuestro fútbol. Igualmente, sigue siendo reconocido como el mejor futbolista de las primeras décadas del SXX..

Piendibene falleció el 12 de noviembre de 1969 y ese tramo de la calle Ferrara lleva su nombre en las cercanías del Hipódromo y de la cancha de Danubio. El nomenclátor de Montevideo no es muy generoso con los jugadores de fútbol y tan solo algunos campeones de la trilogía exitosa de los años 1924, 1928 y 1930 tienen adjudicada una vía de tránsito como forma de homenaje. Una situación que adquiere mayor gravedad con respecto a la memoria de los héroes de Maracaná. Piendibene no fue campeón del mundo pero si tiene su calle propia. Por lo tanto, se puede afirmar que “El maestro” fue un genio de verdad.

Los números de «El Maestro»

506 partidos con Peñarol

253 goles con la casaca aurinegra.

43 partidos con Uruguay

22 goles convertidos de los cuales 18 fueron convertidos a Argentina.

Referencias bibliográficas.

AUF Sitio Web Oficial. José Piendibene. En:www.auf.org.uy/jose-piendibene/

BDFA. Jugadores del Club Atlético Peñarol. En:www.bdfa.com.ar/lista_jugadores.asp?codigo=306&orden=pj&cat=1

PyD. El sitio del pueblo. José Antonio «El Maestro» Piendibene. En: http://www.padreydecano.com/cms/idolos/jose-antonio-el-maestro-piendibene/

Por las calles del fútbol III. “El capitán más grande de la historia”.

Así títuló la prestigiosa pluma de Diego Lucero al ejemplar N° 25  de Estrellas Deportivas que produjo en memoria de José Nasazzi a los diez años de su desaparición física en 1978. Una definición exacta de lo que representó uno de los principales responsables de convertir al balompié oriental en uno de los más prestigiosos del mundo. Ningún otro futbolista que asumió el honor de capitanear a la selección de su país conquistó 3 campeonatos del mundo de forma consecutiva y en tan solo 6 años. Un palmarés sobresaliente que completó con 4 Campeonatos Sudamericanos junto a los torneos obtneidos en el ámbito de la competición local. Pero sus éxitos no solo se tradujeron en trofeos y medallas porque su legado sigue plenamente vigente. Nasazzi definió el modo de ser del jugador uruguayo y estableció el orden de requisitos que debe tener cualquier futbolista que aspire a sucederlo en el porte del brazalete celeste. Un  deportista que integró la elite mundial en su tiempo pero que se mantuvo fiel a las raíces  del barrio que lo recuerda cada día con una de sus calles.

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Leyenda ovalada. “Estás a un minuto del mundial”

Esa fue la respuesta del referee irlandés Alan Lewis cuando Diego Ormaechea le preguntó cuánto faltaba para que finalizara el partido en Casablanca. El capitán no lo dudo y pidió lanzamiento a los palos para sellar el pasaporte al Mundial de Gales de 1999. Sciarra ejecutó el penal y sumó los últimos 3 puntos que determinaron el resultado final de la llave. Los Teros se impusieron por un marcador global de 36 a 24 para clasificar por primera vez a la gran cita global de este deporte. Un verdadero “Maracanazo” ovalado que catapultó al rugby uruguayo amateur al máximo nivel de competencia profesional. Un ejemplo contundente de que la rica gloria celeste también se forjó en base a los éxitos obtenidos jugando con otra pelota.

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Los Rentistas que trabajan por la gloria

Los 88 años encontraron a los Bichos Colorados en su mejor momento deportivo. El plantel superior masculino pateó el tablero de la lógica de nuestra competencia local al coronarse campeón del Torneo Apertura el 14 de octubre de 2020.  El desempeño de la segunda parte de la temporada no se correspondió con lo hecho al principio  pero el rojo volvió a dar la nota al vencer al virtuoso Liverpool en la semifinal del Campeonato Uruguayo. Los 3 penales atajados por Rossi le dieron el pase a la gran final y su primera clasificación a la mítica Copa Libertadores de América.  Rentistas, al igual que en sus albores, quiere seguir creciendo a través de la conquista de nuevos territorios inexplorados. En los años 40, la aventura consistió en dejar la liga barrial para afiliarse a la AUF. En pocos días, comenzará  su expedición por el mayor torneo continental.

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Por las calles del fútbol II. Entrañable “Negro Jefe”: su ubicación no se encuentra.

Es imposible no hacer referencia cada mes de julio a lo sucedido aquel día 16 de 1950. Rememorar el “Maracanazo” no es vivir del recuerdo ni mucho menos. Es una causa de estricta justicia con aquellos aguerridos deportistas que le demostraron al mundo que el fútbol es el más ilógico de los juegos y que las principales limitaciones son las que nos imponemos nosotros mismos.  Así lo dejaron en claro este grupo de heroicos uruguayos bajo el liderazgo futbolístico y emocional de Obdulio Varela en una de las mayores hazañas en la historia del deporte moderno. El heredero del brazalete de José Nasazzi fue un actor preponderante en la conducción anímica del equipo para obtener el cuarto título mundial en un período de 26 años. Una hazaña que nadie ha igualado hasta el presente.

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Cerrito: un cuadro con alma de barrio

El equipo surgido en la esquina de León Pérez y Juan Acosta festeja sus 91 años y todos los vecinos lo celebran con orgullo. Nueve décadas repletas  de esfuerzos y sacrificios para que el cuadro salga a la cancha cada fin de semana y haga latir a los corazones bombeados por sangre verde y amarilla. Una historia fantástica en la que la pasión por el fútbol y el amor por el barrio se conjugan en una misma palabra.

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Luis “Bicho” Silveira: “Me enamoré de la Selección en el Cilindro”

Un niño del Prado llegó de la mano de su madre a Stockolmo para comenzar a practicar básquetbol. Ella promovía diversas actividades complementarias a los estudios formales como forma de abatir el ocio y desarrollar diferentes inteligencias en sus pichones.

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Invierno del 95. Temporada alta de triunfos celestes

El invierno de 1995 fue uno de los momentos de mayor éxito en la historia del deporte uruguayo. Por primera vez, las selecciones de fútbol y de básquetbol se consagran como las mejores de América del Sur en el mismo año y jugando como locales. Otro fenómeno criollo que dificulta el entendimiento foráneo sobre cómo esta nación pequeña puede acumular tantos triunfos deportivos.

El calendario deportivo nacional estuvo conmovido por aquel entonces.  El año 1995 tenía dispuesto dos grandes citas sumamente esperadas por toda la afición deportiva. Luego de muchos años, la Copa América de fútbol y el Campeonato Sudamericano de básquetbol volvían a oficiarse en nuestro país y con muy pocos días de diferencia entre sí. El Estadio Centenario y el extinto Cilindro Municipal se vistieron de gala para albergar los principales partidos de las tradicionales gestas continentales. Los integrantes de ambos combinados nacionales salieron a escena con la responsabilidad que conlleva lucir las gloriosas casacas celestes en ambos deportes y bajo la premisa histórica de que “las copas se quedan en casa”. Una obligación que aquellos protagonistas contrajeron con gran compromiso para que el grito de “¡Uruguay campeón!” resonara bien fuerte en tan pocos días.

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Julio es el mes oficial de la gloria celeste

Uruguay es la nación con más gloria per cápita del mundo en términos futbolísticos. Un fenómeno difícil de entender para el resto del mundo en lo que concierne a que se puedan recordar tantos triunfos y en tan pocos días como sucede en el mes de julio.

“¡Uruguayos campeones de América y del Mundo!”. Expresión bien nuestra que despierta  en la memoria la letra escrita por Omar Odriozola y popularizada por los Patos Cabreros en el carnaval de 1927. Todavía restaban muchos triunfos deportivos por  venir y el fútbol ya se había consolidado como un hacedor fundamental en el proceso de construcción de la identidad nacional. Para la mayoría de los uruguayos este deporte es una cosa mucho más seria que un simple juego para divertirse o un promotor de la actividad física. Es un auténtica usina de pautas culturales que ocupa un lugar de privilegio en el imaginario colectivo y que puede llegar a condicionar el estado de humor nacional en función de un resultado. Campeonatos de América, preseas doradas olímpicas y copas mundiales fueron obtenidos en más de una oportunidad por diferentes compatriotas que vistieron la gloriosa casaca  en el momento histórico que les correspondió. Lleno está el calendario de efemérides triunfales y muchas de ellas coinciden en el mes de julio. Una hoja del almanaque que fue teñida de celeste por el extenso palmarés de la camiseta color cielo.

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