Fue un adelantado y, por ende, un incomprendido.
Un incomprendido porque su fútbol a nivel sudamericano estaba táctica y técnicamente adelantado.
Porque, por entonces, recién estaban despuntando los “8” o “10”, es decir, volantes derecho e izquierdo, como carrileros, como externos, como dinámicos pistones que no solo marcaban sino que, dotados técnicamente, generaban, acompañaban la jugada y llegaban a definir.
Porque Víctor Espárrago también fue un adelantado e incomprendido cuando en su juventud pasó de ser un puntero a un “puntero ventilador”, es decir: más retrasado en cancha, pero cumpliendo funciones de desdoble constante en base a un incesante trabajo físico.
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