Gómez pacifica la asamblea e inicia las transformaciones
Veintiún días después de asumir la conducción de la Asociación Uruguaya de Football, el domingo 6 de octubre de 1907, se llevaba a cabo en Montevideo el enfrentamiento entre los rivales rioplatenses por la II Copa Newton. Primera ocasión en que Héctor Gómez, desde la presidencia de la Liga, debía encargarse de manejar el tema de la integración del combinado. Con anticipación y mucha habilidad, también con su gran capacidad para relacionarse en forma tolerante con los demás, Gómez logró algo que parecía difícil de conseguir.
El centenario club de La Unión celebra los 35 años de la obtención de su único título de la vieja Primera Divisional C. El equipo conducido por Miguel Piazza fue un animador constante del ascenso en la década de los años 80 y consiguió su segundo pasaje al fútbol profesional en la temporada de 1989 tras una actuación superlativa. Aquel triunfo deportivo fue sumamente justo y merecido y representó el acceso al período más glorioso de la institución. El club permaneció por un período de 20 años en el ámbito de la competición profesional y sigue siendo catalogado como una de las máximas revelaciones de nuestro fútbol cuando desembarcó en primera división. Eran tiempos felices aquellos en los que la gloria pasó por Camino Carrasco e hizo morada en los viejos campos de Basáñez.
Escribe: Federico Maritán
Transcurría la última página del calendario de setiembre y el ambiente primaveral había invadido la atmósfera capitalina. La campaña electoral calentaba los motores de cara a los comicios nacionales del último domingo de noviembre y los muros de la ciudad se pintaban de verde para promover el voto de apoyo a la derogación de la Ley de Caducidad. Días antes, la selección uruguaya clasificaba al mundial de Italia con la conducción técnica del maestro Tabárez y el liderazgo futbolístico de Ruben Sosa. “El Principito” había tenido una actuación épica ante Argentina en la semifinal de la Copa América de ese año y fue la máxima figura del triangular que condujo a la Celeste a la cita mundialista de 1990. La competencia local avanzaba a su ritmo en cada una de sus categorías y estaba atravesada por los problemas económicos emanados de la coyuntura deficitaria de nuestro fútbol. El negocio de la televisión para abonados aún no se había implementado por estas latitudes y algunos clubes comenzaban a manejar la idea de comercializar los goles de sus partidos a los canales privados. Un indicador contundente de que el profesionalismo requería de mayores recursos económicos y que ya no alcanzaba con manguear a los comerciantes del barrio, hacer rifas o esperar un auténtico milagro en la taquilla de cada fin de semana. En ese contexto fue que se disputó un nuevo campeonato de la C cuyas características pueden resultar muy disímiles al de la actual Primera División Amateur. Aquella competición estuvo compuesta por 11 instituciones que representaban en el campo de juego el palpitar por los colores de sus respectivas barriadas. Algo muy distante a la superposición de equipos del presente cuya existencia, en muchos casos, responden a intereses políticos del ámbito asociacionista y/o a intereses puramente económicos amparados jurídicamente en la figura de la Sociedad Anónima Deportiva (SAD). Es verdad que el mundo cambió y que la globalización también hizo su trabajo en el sentimiento de pertenencia al barrio. Los gurises están pendientes del fixture de la Champions y lucen las camisetas de los imperialistas clubes europeos o la blusa rosada del Inter de Miami por la presencia de Messi y Suárez en la franquicia que juega al soccer en Estados Unidos. Este fenómeno ha sido determinante para que los hinchas de antaño ,que ya no se encuentran por razones biológicas, no fueran sustituidos por las nuevas generaciones en las grisáceas gradas prefabricadas de las canchas del ascenso. Pero más allá de las diferencias y semejanzas que se pueden establecer a 35 años de aquel campeonato, el mismo sigue vivo en el alma de la afición rojinegra de las otroras tierras de Don Tomás Basáñez.
EN BUSCA DEL “PUCHERO”
Albion, Alto Perú, Basáñez, Huracán, Juventud, La luz, Oriental, Platense, Salus, Uruguay Montevideo y Villa Teresa fueron los clubes que pugnaron por el ascenso a la Primera Divisional B en 1989. La edición de últimas Noticias del sábado 13 de mayo destinó una página completa a la difusión de la competición que daba inicio ese fin de semana y fue categórico cuando hizo referencia al club rojinegro en el análisis previo. “El equipo ´grande´ de la divisional, el que impone el mayor respeto. Este año, comentan que puede ser el suyo. Basáñez fue fundado el 1 de abril de 1920. Su reducto prácticamente inexpugnable es llamado ´La Bombonera´ (…) Casualmente nunca fue campeón de la ´C´ y tampoco militó en la primera división”. Las dos deudas pendientes señaladas por el periodista fueron resarcidas en poco tiempo con la conquista del título de la C en esa misma temporada y el arribo a la máxima categoría de nuestro fútbol en el año 1994. Basáñez había sido un animador constante de la divisional en la década de los años 80 y por diversas razones no había conseguido subir a la B. Las sucesivas frustraciones en la concreción de este objetivo deportivo no erosionaron las esperanzas y el club siguió apostando a la conquista del anhelado sueño. Julio Rodríguez era el presidente de la institución y Sergio “Oreja” González ocupaba la vicepresidencia. Ambos directivos lideraron aquella comisión que trabajó de gran forma para fortalecer el patrimonio del club y presentar un equipo competitivo en cancha. La primera decisión que tomó Rodríguez consistió en ir a buscar a Miguel Piazza para que se hiciera cargo de la conducción técnica. “El Puchero” había realizado una gran campaña con Racing en la B en la temporada anterior a partir de la conformación de un muy buen plantel cuando “La Escuelita” de Sayago no tenía un peso. Rodríguez lo siguió hasta en el tablado que frecuentaba en carnaval y el prestigioso técnico culminó aceptando la oferta de dirigir al plantel superior rojinegro. “Hicimos prácticas de fútbol para conocer a los muchachos, como eran técnicamente, como estaban dotados, si tenían velocidad, dinámica, como cabeceaban. En fin, ver todos esos secretos del fútbol” comenzó declarando Piazza en una entrevista celebrada por Atilio Garrido a los pocos días de coronarse campeón de la divisional. Y continuó diciendo que “después comenzamos a traer gente para que se probara. Llegaron de todos lados, algunos que yo traje porque los conocía, como Cordero de Sud América, Richard Machado de Bella Vista; Amacoria y Laffera que Danubio había dejado libre (…) Vino Perreng de Cerro; Píriz de Cerrito pero iniciado en Danubio, Herrera también de Cerrito; Arrúa y Cabrera del interior. También libres de Danubio estaban Bueno, Silva y Argimón. Y del club quedaron Cardozo, Hernández, Dos Santos, San Martín y Castro. Otro que vino fue Padula, un zaguero de grandes condiciones de Central”. Así fue como “Puchero” ensambló un gran equipo cuyo único objetivo consistía en salir campeón. El grupo conformado estaba convencido de la meta trazada y llevó adelante una intensa pretemporada de 40 días para llegar de la mejor forma al inicio del torneo. ¡Querían hacer historia!
EL CAMPEONATO Y EL SUEÑO EN MARCHA.
El torneo comenzó el domingo 14 de mayo y los clubes fueron divididos en dos series bajo el formato de todos contra todos, a dos ruedas y en régimen de local y visitante. Los primeros 3 de cada serie pasaban a la ronda final mientras que el resto daría por finalizada su actividad en la temporada. El precio general de las entradas fue fijado en N$ 500 y los menores de 14 años tenían libre acceso a los escenarios deportivos. Basáñez integró el grupo B junto a Alto Perú, Oriental, Platense y Salus y el ansiado debut se produjo en Nuevo París con un ajustado triunfo a domicilio. La segunda fecha resultó libre y el cuadro rojinegro retomó la actividad el 28 de mayo con un agónico empate del “Loco” Dos Santos en la hora en el Parque Oriental. La cuarta fecha indicó el primer encuentro de la temporada en La Bombonera frente a Alto Perú y culminó con una goleada por 6 a 1. A la semana siguiente, el futuro campeón también oficio de local ante Platense y se impuso a uno de sus clásicos adversarios del barrio Puerto Rico por 3 a 1. Las revanchas de la fase de grupo contaron con el empate 1 a 1 versus Salus, la victoria por 4 a 0 frente a Oriental, un segundo triunfo ante a Alto Perú por 3 a 0 y una rotunda goleada a Platense por 5 a 0. Basáñez culminó primero en la serie B con 14 puntos y un saldo favorable de 20 goles. La condición de favorito señalada por últimas Noticias en el inicio del torneo había sido ratificada en la primera parte del campeonato pero faltaba confirmarla en la etapa definitoria de la competición.
Basáñez, Oriental y Salus fueron los clasificados de la serie B mientras que La Luz, Villa Teresa y Huracán habían ocupado los tres primeros puestos en la serie A. El comienzo de la fase final se dio el 30 de julio y los de Camino Carrasco consiguieron un duro triunfo frente a La Luz en la desaparecida cancha ubicada a orillas del Miguelete. Este resultado fue considerado como un mojón muy importante porque el cuadro merengue había sido el ganador de su llave y era otro férreo candidato al título. Sin embargo, la algarabía por los buenos resultados se vio interrumpida a la semana siguiente cuando Salus se impuso por 1 a 0 en La Bombonera y le sacó el invicto al dueño de casa. Este resultado adverso fue un duro golpe pero el equipo retomó de forma rápida la senda de la victoria con un sólido 2 a 0 frente a Huracán en Paso de la Arena. La campaña continuó de forma exitosa con un 2 a 1 ante Villa Teresa, 1 a 0 versus Oriental, empate 1 a 1 contra La Luz (estos tres partidos consecutivos de local en Malvín Norte), una nueva victoria en Nuevo París por 3 a 2 y un contundente 5 a 0 frente Huracán en La Bombonera. En este partido, se produjo la curiosidad de que solo se jugó el primer tiempo porque los visitantes no salieron a disputar la segunda parte del encuentro. Basáñez se consolidaba como líder y el objetivo del ascenso estaba cada vez más cerca. El fixture y los resultados indicaban que con una victoria frente Villa Teresa se conquistaba el anhelado ascenso. Restaban tan solo 90 minutos para la gloria.
VOLVIERON MAREADOS POR LA VUELTA EN EL CAPURRO
Los camiones partieron en caravana desde Camino Carrasco rumbo al Parque Capurro. El histórico escenario de Fénix fue la cancha fijada por los rojiblancos de la calle Islas Canarias para albergar el match. Era un encuentro decisivo y Últimas Noticias envío a un periodista y a un fotógrafo para realizar la cobertura mientras que CX 46 transmitió el partido en directo. La bulliciosa parcialidad de Basáñez arribó “por la ruta nueva” y se ubicó en la tribuna que le da la espalda a la bahía. La fiesta comenzaba temprano porque la cuarta división rojinegra también tenía serias posibilidades de coronarse como la mejor de su categoría. Los gurises no defraudaron y ganaron el preliminar y el campeonato. Los planteles del partido de fondo cruzaron al parque de enfrente para efectuar la entrada en calor y el ambiente se puso tenso desde los primeros movimientos. Algo que se vio reflejado en el primer minuto de juego cuando el local tuvo su primera tarjeta roja por un fuerte patadón. Villa Teresa estaba tercero en la tabla de posiciones pero ya no contaba con posibilidades de ascender. Los rojiblancos salieron a defender la causa del club pero propusieron un juego brusco que los condujo a terminar con 7 jugadores en el campo de juego. Basáñez tenía bien en claro cuál era su único propósito ese día y mantuvo la calma en todo momento. Administró las acciones del juego controlando a su rival y ejecutando algunos ataques hacia la valla contraria. El partido fue áspero, aburrido y sin mayor destaque técnico. El único componente emotivo oscilaba entre la conversión del ansiado gol visitante para emprender la vuelta olímpica o la capacidad del anfitrión para arruinarle la fiesta al líder de la tabla. Una cuestión que se dirimió a los 68´ de juego cuando Carlos Cardozo mandó a guardar la pelota en el arco de Villa Teresa. El grito de gol resonó bien fuerte desde Capurro hasta La Unión e hizo temblar a los cimientos de los edificios vecinos de la cacha de Fénix. La euforia contenida en los hinchas rojinegros por conseguir el pasaje al fútbol profesional se expandió como una onda sísmica y sacudió la parsimonia de la tarde montevideana. Faltaban veinte minutos y tan solo tenía que pasar el reloj. Villa Teresa siguió acumulando rojas y su capacidad de respuesta se vio tan disminuida como la cantidad de jugadores en cancha. El juez Moreira dio el pitazo final y la tribuna explotó. Los tres integrantes del cuerpo arbitral se retiraron del campo de juego bajo una catarata de insultos de los hinchas locales y una zapatilla vieja lanzada desde las gradas se convirtió en un misil que casi impactó en uno de los hombres vestidos de negro. Los jugadores y los dirigentes se mezclaron con los hinchas y entre todos conformaron un grupo homogéneo teñido por los colores de coraje y rebelión. Tan solo dos futbolistas debieron apartarse del emotivo festejo para ir hasta el vestuario a cumplir con el control antidoping. (si, aunque usted no lo crea hubo antidoping ese día). La caravana abandonó el Capurro para retornar a la Unión y continuar allí con los festejos. Basáñez se convertía en profesional.
“¿CUÁNTO TE PAGÓ PACO?”
Este era un grito habitual de los hinchas de los clubes adversarios de Basáñez hacia los jeuces de turno porque existían fuertes rumores de que Paco Casal ayudaba económicamente al club. El reconocido representante de futbolistas y empresario televisivo estaba en pleno auge de su actividad profesional a través de la gestión de notables fichajes de futbolistas uruguayos en el mercado europeo cuando tan solo podían enrolarse dos extranjeros en los equipos del viejo continente. Atilio Garrido le preguntó al presidente Rodríguez sobre este mito futbolístico y Julio no titubeó en la respuesta. “Me miró y me dijo, ´mirá Julio, vos subí a Basáñez a la B que a la A lo subo yo´. Yo cumplí, ahora le toca cumplir al Paco y como sé que es su meta y que lo que promete lo cumple, no tengo dudas de que de la mano del Paco y con la ayuda nosotros, Basáñez va a estar en primera división”. Aquel título de Basáñez representó el punto inicial del período más glorioso del club. El equipo se sostuvo por 20 años consecutivos en el fútbol profesional y logró jugar durante dos temporadas en la A. Su de0sembarco en el círculo de privilegio se dio en 1994 cuando se produjo el cambio de formato de la competición local y culminó siendo la revelación del primer Torneo Apertura. La Bombonera se vio rebozada de hinchas y vecinos en cada partido de primera y las filas rojinegras fueron defendidas por virtuosos futbolistas que nutrieron a los planteles de Nacional y Peñarol. Todo esto puede ser considerado algo muy lejano en el tiempo y que poco tiene que ver con el presente de la institución. Pero recordar estas epopeyas deportivas en la vida de un club pueden inspirar a construir un nuevo 1989 en el futuro próximo.
LA CAMPAÑA DE 1989
Primera fase.
14/5 Salus 1 BASÁÑEZ 2. Parque Salus. 28/5 Oriental 2 BASÁÑEZ 2. Parque Oriental. 4/6 BASÁÑEZ 6 Alto Perú 1 La Bombonera. 11/6 BASÁÑEZ 3 Platense 1. La Bombonera. 18/6 BASÁÑEZ 1 Salus 1. La Bombonera. 2/7 BASÁÑEZ 4 Oriental 0. La Bombonera 9/7 BASÁÑEZ 3 Alto Perú 0 La Bombonera. 16/7 BASÁÑEZ 5 Platense 0. La Bombonera.
Segunda fase
30/7 La Luz 1 BASÁÑEZ 2. Parque Rivero. 6/8 BASÁÑEZ 0 Salus 1. La Bombonera. 13/8 Huracán 0 BASÁÑEZ 3. Parque Bossio. 27/8 BASÁÑEZ 2 Villa Teresa 1. La Bombonera. 3/9 BASÁÑEZ 1 Oriental 0. La Bombonera. 10/9 BASÁÑEZ 1 La Luz 1. La Bombonera. 17/9 Salus 2 BASÁÑEZ 3. Parque Salus. 24/9 BASÁÑEZ 5 Huracán 0. La Bombonera. 30/9 Villa Teresa 0 BASÁÑEZ 1. Parque Capurro. 8/10 BASÁÑEZ 1 Oriental 1. La Bombonera.
El presente artículo se elaboró en base a la cobertura periodística llevada a cabo por últimas Noticias entre el 13 de mayo y el 10 de octubre de 1989. La autoría de la foto de portada corresponde a Antonio García.
Héctor Rivadavia Gómez era hijo del coronel José Luis Gómez, quien con 14 años integró el ejército de Venancio Flores en la guerra de la Triple Alianza (1864-1870). Después participó en la milicia que defendió al gobierno del Gral. Lorenzo Batlle en la inmediata Revolución de las Lanzas (1870-1872) liderada por Timoteo Aparicio. Se radicó en el pueblo de Dolores, en la margen izquierda del Río San Salvador, donde desarrolló un exitoso emprendimiento saladeril de exportación. Casado con Guillermina Sanguinetti, el 13 de julio de 1880 nació el primer hijo que llevó por nombres Héctor Rivadavia. El segundo de ellos fue un tributo de su padre a Bernardino Rivadavia, figura militar y política de Argentina a la que admiraba. Primer Jefe de Estado de las Provincias Unidas del Río de la Plata, luego fue uno de los secretarios del primer triunvirato al iniciarse la revolución de mayo.
En el primer año del segundo lustro del siglo XX, el fútbol rioplatense exhibía un desarrollo muy superior al quietismo que experimentaba el de Europa. Los fuertes dirigentes ingleses de la Football Association (FA), el presidente Arthur Kinnair y el poderoso secretario Frederick Wall, se opusieron en 1904 a la fundación de FIFA impulsada por el francés Robert Guerin y el holandés Karl Hirschman. El organismo asumía en sus estatutos la organización a partir de 1906 de la “competencia internacional” en Europa, con un proyectado campeonato a desarrollarse en Suiza. La oposición de los británicos a ese alumbramiento, se basaba porque la Football Association entendía que a ella le correspondía la conducción del fútbol mundial. Una prueba de ese pensamiento que también era realidad, fue la aprobación del comienzo del contacto futbolístico del Reino Unido con el Río de la Plata, a través de la autorización otorgada a los clubes ingleses que se presentaron en Buenos Aires y Montvideo. Ese dominio se materializó en 1906 cuando la Football Association pasó a incluir bajo su tutela a la FIFA, después de las gestiones que llevó a cabo ante los ingleses el barón Edouard de Laveleye, dirigente del fútbol de Bélgica. El barón logró que la Football Association se incorporara a la FIFA. Los ingleses aceptaron con la condición que tomaban el control del organismo, colocaban el presidente, la sede pasaba a radicarse en Londres, y los ingleses adoptarían la decisión de dejar al organismo en estado de lactancia. Inexistente. Se limitaron a realizar como única actividad, la convocatoria anual de un congreso inoperante.
En el primer año del segundo lustro del siglo XX, el fútbol rioplatense exhibía un desarrollo muy superior al quietismo que experimentaba el de Europa. Los fuertes dirigentes ingleses de la Football Association (FA), el presidente Arthur Kinnair y el poderoso secretario Frederick Wall, se opusieron en 1904 a la fundación de FIFA impulsada por el francés Robert Guerin y el holandés Karl Hirschman. El organismo asumía en sus estatutos la organización de la “competencia internacional” en Europa. La oposición de los británicos a ese alumbramiento, en los hechos se basaba porque la FA asumió la conducción del fútbol mundial, al aprobar la iniciación del contacto futbolístico del Reino Unido, con el Río de la Plata a través del envío de clubes ingleses. Y ese dominio se materializó en 1906 cuando la FA también pasó a incluir bajo su tutela a la FIFA, después de las gestiones que llevó a cabo ante los ingleses el barón Edouard de Laveleye, dirigente del fútbol de Bélgica.
Designaron presidente de FIFA al funcionario de la Football Association, Daniel Burley Woolfal. Llevaron la sede a Londres y adoptaron la decisión de mantener al organismo en estado de lactancia, sin actividad. A partir de ese momento la FIFA se limitó a realizar un congreso anual donde los temas considerados eran menores. No se habló más de organizar la “competencia internacional” en Europa.
La visión de Frank Chevallier Boutell al poner en marcha la disputa de la Cup Tie Competition, generó el efecto buscado. Oficializó anualmente la competencia internacional. A través de ese mecanismo la disputa de los partidos mejoró el nivel del juego. Pero, principalmente aumentó en gran forma el interés de los aficionados a través de un reglamento que, al establecer la eliminación del club derrotado, aumentaba en los jugadores la necesidad de “ganar”. Surgió así en el Río de la Plata un biotipo de futbolística convencido de que lo único que valía la pena, era ganar…
En la tercera nota de esta serie recorrimos la disputa montevideana de la primera edición de 1900 que contó con dos inscriptos. Albion FC derrotó 1:0 al CURCC de la Villa Peñarol con gol registrado a los 118 minutos de juego, culminando el partido una vez convertido el tanto por el ya veterano William Leslie Poole. No se exagera un ápice si se cataloga a ésta victoria de Albion FC como el inicio del camino que en pocos años lo llevará a su desaparición, bajando los brazos el gran dirigente que fue Henry Lichtenberger. Los ganadores de camiseta roja y azul por mitades, cayeron 1:0 en el siguiente compromiso frente a los argentinos del Belgrano AC quedando eliminados en la instancia semifinal.[1]
Transcurridos exactamente 120 años de la visita del primer club de fútbol que llegó desde Europa a todo el continente americano, la presencia del Southampton FC inglés, no sólo adquirió enorme repercusión por el significado y la apertura de las puertas del futuro para el fútbol rioplatense. También, ese recuerdo hoy mueve a la reflexión inevitable sobre los tiempos que corren. ¡Es imposible desde hace varias décadas y lo seguirá siendo por los siglos de los siglos amén, que un equipo de primer nivel de Europa se presente en Montevideo a disputar un encuentro de carácter amistoso! Este dato de la realidad agiganta aún más la figura de Frank Chevallier Boutell, ideólogo y gestor de la afiliación del fútbol argentino y sus “escuelas”, Rosario y Buenos Aires, a la Football Association inglesa surgida en octubre de 1863. El día 26 de ese mes y año, con la finalidad de disminuir las graves lesiones que provocaba el football rugby, decidieron escribir nuevas reglas dando vida a otro juego. El football association nombre que desde entonces identifica a la asociación encargada de regir el fútbol en Inglaterra, considerándose la dueña del mismo. De los 211 países afiliados a FIFA, la única asociación que no lleva el nombre de su nación es la inglesa citada.
La lectura de las tres notas precedentes, a juicio del autor de las mismas, dejan traslucir una realidad que desde la noche de los tiempos se mantiene hasta nuestros días en los diversos aspectos en que se manifiestan las sociedades. El mayor tamaño territorial de la urbe porteña, la superior cantidad de población de los bonaerenses que surgió en la época de la colonia y se fue multiplicando con el paso de los años, generó una realidad que a los montevideanos nos cuesta reconocer. Hasta los días presentes Buenos Aires marca el rumbo de nuestra sociedad. En la materia futbolística que nos ocupa, el lector habrá advertido en las crónicas anteriores, que los bonaerenses han sido nuestros maestros, con el inglés Frank Chevallier Boutell como abanderado e impulsor de los avances en los aspectos organizativos del football association en Montevideo. En ese sentido los uruguayos nos constituimos en los alumnos muy avanzados, con una gran virtud. Merced a la aparición de dirigentes de alta talla intelectual –con Héctor R. Gómez como primer gran abanderado-, logramos superar a los maestros porteños, acumulando conquistas a nivel de América y del mundo, que a los argentinos les llevó muchas décadas obtenerlas.
Fue una de las transferencias más importantes que recibió el fútbol uruguayo en el año 2006. Se trataba de un delantero colombiano de categoría, que había jugado en la Premier League y que había defendido a su selección en Copa América, Eliminatorias y el Mundial Francia 1998.
La expectativa generada por su llegada, motivó que la presentación en la sede danubiana, fuera cubierta por gran cantidad de periodistas.
El hombre nacido en Quibdó y surgido en Deportivo Cali, llegó al club de la Curva de Maroñas, a pedido del entrenador de aquel momento, Gustavo Matosas. Cargaba sobre sus espaldas con una vasta trayectoria que incluía equipos de Colombia, Inglaterra, España, Bulgaria, Japón, Ecuador, etc., pero, además, y lo más importante, en todos los casos con buen suceso.
Por ejemplo, en el fútbol inglés disputó 115 partidos y marcó 56 goles entre 1997 y 2001. En tanto, con la Selección Colombia jugó 27 partidos y convirtió 5 goles, repartidos entre Copa América 1997 y 1999, Eliminatorias 1998 y 2002 y Mundial 1998.
Ricard, una vez adaptado al fútbol uruguayo, fue progresivamente mejorando sus producciones y aumentando la cantidad de goles en su haber, resultando factótum para la obtención del conjunto franjeado del Apertura 2006, Clausura 2007 y Campeonato Uruguayo 2006/07. En total convirtió 12 tantos.
Luego de finalizar el mencionado “Uruguayo”, partió al fútbol chino para jugar en el Shanghái Shenhua, donde también se destacó y en 2009 retornó a Danubio. En esta nueva etapa, no alcanzó a brillar, como la primera vez, pero hay que tener en cuenta, que el plantel ya no tenía la calidad de aquel que conducía Matosas. Igualmente jugó una decena de partidos y anotó 3 goles.
En sus dos etapas con la franja negra al pecho, logró tres títulos de campeón, jugó la Copa Libertadores y convirtió 15 goles en 38 partidos. Para muchos parciales danubianos es uno de los mejores extranjeros que pasaron por el club.
En el año 2010 se fue a Chile y tras jugar un año en Deportes Concepción, regresó a Colombia para jugar en Deportes Quindío y cerrar su carrera en el Cortuluá Fútbol Club.
Además de lo conseguido con Danubio, a su palmarés hay que agregarle los títulos de campeón de Colombia con Deportivo Cali y de Chipre con el club Apoel.
Tras veinte años de carrera profesional disputó en total, entre clubes y la selección cafetera, 573 partidos y anotó 217 goles dejando una gran imagen en el fútbol internacional.
Actualmente trabaja como entrenador de delanteros.
La geografía del estuario del Río de la Plata favoreció el desarrollo deportivo internacional entre Argentina y Uruguay. El hecho de subirse por la noche al Vapor de la Carrera[1] en una de las ciudades, viajar y arribar a la mañana siguiente a la otra margen, llevar a cabo en la tarde el enfrentamiento deportivo y retornar desandando el camino concluyendo la excursión ni bien saliera el sol el día posterior, favoreció la competencia internacional, que aumentaría exponencialmente en las próximas décadas, a un extremo como no ocurrió en ningún otro lugar del mundo.
Chevallier Boutell presidente del fútbol argentino
La sagacidad de este británico que llegó a Montevideo en 18973 y que contrajo matrimonio con la uruguaya Rosa Granero, radicado en Buenos Aires donde nacieron sus hijos, sumaba a su creciente prestigio personal, la eficacia de los excelentes resultados futbolísticos que exhibía desde la presidencia de Lomas Athletic Club. Conduciendo personalmente la actividad del fútbol en esa institución, posibilitó que el 30 de marzo de 1900 lograra el objetivo. Asumió la presidencia de la Argentina Association Football League acompañado en la vice por James Oswald Anderson, importante jugador y organizador de actividades en Lomas AC; el secretario Horace William Botting, destacado jugador de Belgrano AC, luego principal juez conocedor meticuloso de las reglas y las decisiones del fútbol inglés, y el tesorero Barrington Blomfield Syer. A excepción de este último los otros tres conductores del fútbol argentino tendrán gran influencia en la concreción de los primeros partidos de la selección de Uruguay frente Argentina, el mejoramiento arbitral en Montevideo y el éxito de la competencia internacional con la denominada, oficialmente, Cup Tie Competition, popularmente conocida como Copa Competencia y, en Montevideo, también llamada Copa Argentina.