Se destacó en una época en la que abundaban los buenos futbolistas. Integró esa legión dorada de jugadores extraordinarios que disfrutó Danubio en la década del cincuenta como “Guaito” Manghini, Oscar Melgarejo, la “Gata” Martínez, Alfonso Auscarriaga, Raúl Bentancor, el “Negro” Rolan o “Tito” Argenti, por citar algunos.
Luego de tener una destacada participación en las divisiones juveniles, debutó en el equipo principal en 1951, adueñándose del puesto de centro delantero por varios años.
De él se dice que, por sus movimientos y ubicación dentro del área, era un típico “9”. Su buen físico le brindaba una fortaleza que le permitía aguantar a los defensas sin problemas, para luego intentar definir o bajarle la pelota al compañero mejor ubicado.
Por casi diez años vistió la camisa (literal) de la franja, disputando alrededor de 150 partidos oficiales, consiguiendo grandes logros para la época.
Formó parte de aquel notable equipo que alcanzó el subcampeonato en el Campeonato Uruguayo de 1954 de Primera división, qué sin lugar a dudas, por aquel tiempo era realmente hazañoso. Al año siguiente, participó de la más extensa y recordada gira internacional de Danubio de la historia (18 partidos), que abarcó el norte de Sudamérica, Centroamérica y México. También dijo presente en la primera gran actuación franjeada en el Torneo Competencia de 1958, cuando consiguieron el vice campeonato.
En su último año de actuación en el club de la Curva de Maroñas, le brindó una nueva alegría a la parcialidad, al colaborar para la obtención del título de Campeón Uruguayo de la “B” de 1960 que posibilitó el retorno de Danubio al círculo de privilegio del fútbol uruguayo. Uno de los tantos partidos en que Rodriguez fue determinante y que el triunfo definitivamente encaminó al equipo para el logro del objetivo final, ocurrió frente a Uruguay Montevideo en la desaparecida cancha que tenían los “celestes” en Tomkinson y Simón Martínez… Danubio caía uno a cero, pero dos goles del “Pelo” dieron vuelta el resultado.
Lógicamente la selección uruguaya no le fue esquiva y en 1956 integró el plantel que ganó el Campeonato Sudamericano que se disputó en Montevideo.
Fernando Rodríguez era un gran definidor, de buen físico y correcta ubicación en la “zona quemante”, en fin, un “9” completo. Un grande en la gloriosa historia danubiana.
“Pelo” jamás se alejó de Danubio y hasta su muerte ocurrida en agosto de 2015, era común verlo en la tribuna principal del Estadio Jardines apoyando al equipo de su vida.
Gracias por el recordatotorio a un gran jugador ,gran hincha,arriba el danubio.
Por un tema de edad no lo pude ver jugar , pero Fernando es hermano de mi abuela y la iva a visitar siempre y comparti varias cenas con ellos , un tipo venial , humilde en esa epoca al que hacia goles en la jornada le daban un balde de 5 k de yerva y el lo traia siempre a su hermana , sensillo muy familiero un crak .