El “negro” fue pionero en transformar el puesto de marcador de punta a «lateral volante”, rompió todos los esquemas tácticos, sin dudas, un adelantado para su época. Los hinchas danubianos y los rojos de Avellaneda lo llevan en el corazón por su incuestionable calidad y entrega.
Nació en Rocha, el 13 de enero de 1936, pero siendo niño junto a su familia se mudó para Montevideo donde comenzaría su carrera deportiva.
Proveniente de Campbell, un club de barrio, llegó a las formativas de la franja en 1951 y tan solo un año después conseguía sus primeros dos títulos de campeón. Integró el histórico equipo de 4ª división de 1952, que lograse para Danubio el primer Bi-Campeonato (Torneo Preparación y Campeonato Uruguayo) por parte de una categoría juvenil.
Aquel notable conjunto estaba integrado también, por jugadores de la talla de Enrique Carlos Cruz, Eustaquio Claro y Ramón Cruz, quienes poco después, lograrían con la selección uruguaya consagrarse campeones sudamericanos juveniles en 1954.
De físico robusto, el «negro» que comenzó jugando de entreala o centro-delantero, fue acertadamente ubicado como marcador de punta, puesto que le cayó como anillo al dedo. Subía y bajaba por el andarivel derecho con llamativa dinámica, a la que le adosaba un fortísimo remate que lo llevó a ser infalible en los tiros penales.
Su modestia jamás le permitió elogiarse y siempre manifestó que llegó a triunfar por su dedicación y amor propio. No olvidaba que el dirigente Arnoldo Camarano, fue quien le enseñó a cabecear con ambos parietales y también a pegarle de zurda, ya que era derecho cerrado. También, siempre expresaba que Urbano Rivera le había inculcado “el comportamiento en la vida”.
Juan Carlos «Nino» Corazzo lo hizo debutar en 1955, pero se afirmó un tiempo después. Estuvo en el equipo danubiano que el 25 de agosto de 1957 inauguró el Estadio Jardines del Hipódromo. Integró excepcionales equipos de Danubio, con jugadores fenomenales como «Cumba» Burgueño, Julio Maceiras, el incomparable “Romerito”, «Tito» Argenti y el polifuncional «Vasco» Auscarriaga.
En el año 1958 fue subcampeón del Torneo Competencia, obteniendo en aquel momento, el segundo logro danubiano de importancia en la Primera división de nuestro fútbol.
Rolan se autodefinía como un amante del fútbol bien jugado y al que no le importaba el estado de la cancha estando bien físicamente.
Participó en el seleccionado “celeste” que disputó las Eliminatorias para el Mundial de Suecia 1958.
Sus destacadas actuaciones con la blusa danubiana, despertaron el interés en la vecina orilla y en 1960 fue adquirido por Independiente de Avellaneda, equipo al que defendió por varios años y conquistó, entre otros logros, la Copa Libertadores de América en dos oportunidades (1964 y 1965).
Falleció el 9 de enero de 2014 y se transformó en leyenda.
Tomás Rolan, notable e inolvidable futbolista y además… precursor de los laterales volantes de hoy.