Cuatro meses después de la obtención del título mundial en París, el que dio a conocer el fútbol uruguayo al máximo nivel y el que lo cubrió de prestigios, el combinado oriental debió asumir otro desafío: nada menos que revalidar su condición de mejor de América en el Sudamericano que, por segunda ocasión consecutiva, iba a disputarse en Montevideo.
En rigor de la verdad, dicho certamen le correspondía celebrarlo a Paraguay. Sin embargo, por temas de infraestructura, los guaraníes se vieron obligados a organizar el torneo en otro suelo. Para ello, se presentaron las ofertas de Uruguay y Argentina, resultando más conveniente la oriental, por lo que la Copa América volvió a nuestro país. Así, la Liga Paraguaya de Football, presidida por el Dr. Esteban Semidei, puso manos a la obra y se encargó íntegramente de todo lo concerniente a la máxima competición continental.
El escenario de juego volvió a ser el Gran Parque Central.
El plantel oriental no sufrió demasiadas modificaciones respecto del que se consagrara campeón en Colombes, destacando los ingresos de Juan Carlos Alzugaray, Ramón Bucetta y Ángel Barlocco.
El formato del torneo continuaba siendo el mismo: única rueda, todos contra todos y un campeón que se definía por puntaje acumulado.
A Uruguay se le sumaron los combinados de Argentina, Paraguay y Chile.
El 12 de octubre, Argentina hizo su estreno y tropezó ante Paraguay, con quien igualó sin goles.
El día 19, la Celeste goleó 5-0 a Chile frente a 12.000 espectadores en el Gran Parque Central.
El seleccionado se presentó con un once “olímpico”, a no ser por la presencia de Bucetta en lugar de Andrade y de Pedro Zingone-suplente en París- en el sitio de José Vidal, enfermo. El team del debut fue el siguiente: Andrés Mazali; José Nasazzi y Pedro Arispe; Bucetta, Pedro Zingone y Alfredo Ghierra; Santos Urdinarán, Héctor Scarone, Pedro Petrone, Pedro Cea y Ángel Romano.
Los goles de Petrone (3), Zingone y Romano desataron la alegría de los hinchas, pero, lamentablemente, Scarone debió retirarse a falta de 10´ debido a una lesión muscular.
Igualmente, el celebrado entreala derecho dijo presente en el segundo encuentro de la Copa para los charrúas: el 3-1 ante Paraguay el 26 de octubre, un día después de que Argentina se impusiera a Chile 2-0.
En la primera mitad, la Celeste, que repitió el equipo a no ser por el ingreso de Alzugaray en lugar de Bucetta (lesionado en un tobillo), ya se imponía 2-0 merced a las conquistas de Petrone y Romano. En el complementó, aumentó Cea y descontó Urbita Sosa.
“Como síntesis de la actuación de nuestro team, pude afirmarse, en general, que ella fue buena, sobresaliendo, en particular los backs, Ghierra, Cea y Romano. Si se llega a corregir algunas deficiencias y se mantiene la moral del equipo, cosa fácil después del triunfo del domingo, los nuestros podrán conquistar una vez más y en buena ley, el título de campeones de América”, dijo el diario El Plata.
El partido final se disputó el 2 de noviembre ante Argentina. Con una victoria o un empate, Uruguay lograría el bicampeonato. Un triunfo les daría el título a los hermanos platenses.
Poco más de 30.000 espectadores colmaron el Gran Parque Central para ver en acción a los campeones de América y del mundo frente a su más enconado adversario, contando con la distinguida presencia del presidente de la República, Ing. José Serrato.
Dicho encuentro no era uno más debido a que apenas un mes y medio atrás, los rioplatenses dirimieron supremacía en sendos amistosos, que no terminaron de la mejor forma.
El 21 de septiembre, en el mismo Parque, se registró un empate sin goles. La revancha del 28 de septiembre en el field de Sportivo Barracas apenas duró 20´, debido a que el encuentro fue suspendido. La razón fue la siguiente: la reventa de entradas llevó a que la cantidad de hinchas superara la capacidad del recinto. Esto provocó la invasión del público, que apenas si tenía sitio para presenciar el juego, y Ricardo Vallarino, el árbitro, no tuvo más remedio que suspender el match.
Finalmente, el 2 de octubre, en el mismo estadio y ante un clima fervoroso y nada amigable para con los orientales, Argentina venció 2-1. Aquel día, para prevenir cualquier tipo de problema, la organización decidió colocar un alambrado perimetral alrededor del campo de juego. Ahí nació el “alambrado olímpico”. Sin embargo, el detalle más relevante de aquel duelo fue que se bautizó el gol de córner como “gol olímpico”. El wing izquierdo albiceleste, Cesáreo Onzari, marcó el primer tanto del juego de esa forma a los 12´. Así, y pese a que los goles de tiro de esquina no eran una novedad, quedó patentada de forma popular la denominación al serle convertido a los campeones olímpicos.
Aquellos dos partidos amistosos, debido al reciente y resonante éxito de los uruguayos, fueron vendidos por la prensa argentina como verdaderas finales del mundo, siendo celebrado el triunfo como un título.
Teniendo en cuenta este punto, el encuentro decisivo del 2 de noviembre cobró ribetes de emoción al querer los celestes demostrar quienes eran los verdaderos campeones de América y del mundo.
“Capitán, bravo capitán, decid a los vuestros que es necesario vencer. Explicadles que la voz de la fama, llevará de nuevo el nombre de Uruguay a todos los países del mundo, afirmando nuestra superioridad en estas magnificas jornadas del músculo”, pidió el periódico El Día a José Nasazzi.
Así, ante la expectativa generalizada, Uruguay, sin Scarone-con un desgarro confirmado-, un azote los albicelestes, ni Zingone-también sentido- formó con: Mazali; Nasazzi y Arispe; Alzugaray, Zibechi y Ghierra; Urdinarán, Barlocco, Petrone, Cea y Romano.
Argentina también presentó un once de gala: Américo Tesoriere; Ludovico Bidoglio y Florindo Bearzotti; Ángel Médici, Roberto Cochrane, Emilio Solari; Domingo Tarasconi, Juan Loyarte, Gabino Sosa, Manuel Seoane y Cesáreo Onzari.
El árbitro fue Carlos Fanta, de Chile.
A pesar de la citada ausencia por lesión de Scarone, el combinado charrúa fue netamente dominador, mereciendo ganar de forma clara.
Sin embargo, aquel fue el día que el arquero albiceleste Tesoriere fue sacado en andas de la cancha al finalizar el encuentro debido a su actuación consagratoria. Mantuvo durante 90´ una lucha sin cuartel con Petrone-el futbolista más aclamado aquella tarde por los aficionados-, quien lo “bombardeó” de forma incesante.
“Fue (…) una hermosísima exposición de juego y una amplia exposición de las capacidades demostradas en mil ocasiones por los footballers rioplatenses. (…) El once celeste debió haber vencido ayer. El quinteto celeste dio cuanto era dable esperar, y si no obtuvo conquistas positivas se debe pura y exclusivamente a la imponderable performance de Tesoriere, que sobre ser un gran guardavalla ayer estaba en su día”, analizó El Día.
A la par de Petrone, Nasazzi fue otra de las grandes figuras de los orientales aquella tarde.
El 0-0 final les dio el título a los uruguayos que, de esa forma, obtenían su quinto éxito en ocho presentaciones.
“Los prestigios del football fueron ratificados una vez más, pudiendo afirmarse que jamás se han realizado en nuestro país espectáculos que despertaran mayor entusiasmo, que congregaran mayor número de espectadores. (…) Voces de victoria, exclamaciones de alegría, brotan de miles de labios. Hurrah, campeones del mundo! Hurrah! Hurraaah!…La Asociación Uruguaya pues, ha conquistado para nuestro deporte un laurel más. Disputado con teams representativos de todos los países del orbe, no ha sido vencida una sola vez adjudicándose con toda justicia los mayores títulos. Sin discusión posee ella el conjunto Campeón del Mundo! Imposible aspirar a más. Jamás soñamos llegar a tanto. Digamos, pues, a los bravos campeones: Gracias muchachos… muchas, muchas gracias!”, añadió El Día.
Argentina finalizó en la segunda colocación con cuatro unidades; Paraguay, vencedor de los trasandinos, alcanzó los tres puntos, mientras Chile cerró el torneo sin unidades.
Por segunda ocasión consecutiva, Petrone (cuatro anotaciones) se coronó goleador del certamen y fue, además, reconocido como el mejor futbolista de la Copa por la prensa especializada.
El éxito del torneo fue rotundo a nivel organizativo y económico. Algunos meses después, ya en 1925, los guaraníes extendieron una invitación a los celestes para disputar tres encuentros amistosos en Asunción. Los mismos iban a desarrollarse en el Estadio de Sajonia, recinto que, gracias al producido económico de la Copa América, lograron remodelar y al que, con la presencia de ese combinado oriental, rebautizaron con el nombre Estadio Uruguay.
AUTOR: PABLO VEROLI