Los días avanzaban a paso rápido hacia el Primer Campeonato de Mundo, y los celestes estaban concentrados en su “Campamento” en el Prado montevideano. El Diario de la noche da cuenta de un episodio que traspasó los tiempos: Carlos Gardel estuvo junto al plantel uruguayo, les cantó y compartió la cena con los futbolistas.
La crónica de la época primero versa sobre el conocimiento futbolero del “Mago”. “Queda en el Río de la Plata, opinó sin reservas. De eso no me cabe la menor duda”, respondió Gardel, cuándo fue consultado por cuál sería el vencedor en la Copa de 1930. Y agregó, para elaborar la respuesta con fundamentos: “Los argentinos vienen bien. A los uruguayos ya los conocemos. Cuando no ganan, empatan. Y si pierden , la diferencia es de media cabeza (además de futbolero, burrero, Leguisamo sólo nomá !!!).”
Gardel confesó su deseo de conocer y “charlar” con “los olímpicos”. Y se concretó la cita. Hace 90 años.
La hora fijada eran las seis de la tarde. Pero Gardel llegó media hora tarde, por un error del chofer.
Lorenzo Fernández , cuanta la crónica de El Diario, lamentó la situación, porque “a las siete es la hora del morfi , y nos quedará poco tiempo para escucharlo”
Nótese el detalle. La cena estaba fijada para las siete de la tarde. Es cierto, pleno julio y noche cerrada ya, pero igualmente un horario temprano. Costumbres de 1930.
Llegaron entonces los guitarristas al “Campamento Celeste” y más atrás Gardel, cuenta El Diario de la Noche. Los jugadores se acomodaron en sus camas para disfrutar el espectáculo.
Entre los guitarristas , se destacaba la presencia de Guillermo Barbieri, quien además era compositor. Su destino quedó unido para siempre al de Carlos Gardel, porque fue uno de los que fallecieron en Medellín junto al “Mago” en el trágico accidente del 24 de junio de 1935.
“Muchachos- ordeno a sus guitarristas – a desenfundar la viola “, y los futbolistas en un “gran silencio”. En la reseña se cuenta que Gardel cantó “Enfundá la Mandolina” y “Palomita Blanca”. De “yapa”, le pidieron que entonara “Cruz de Palo”, justamente de autoría de Barbieri, y la “ejecución fue impecable”.
“Esto es ser Campeón del Mundo sin jugar”, dijo Peregrin Anselmo, y acto seguido, Gestido agregó : “Carlitos es como los vinos”.
“Se queda a cenar con nosotros? “, lo consultaron, y la respuesta era casi obvia. Gardel complacido contestó afirmativamente, y junto guitarristas, jugadores, entrenador, compartieron el resto de la velada. Desde los dormitorios, en dónde habia cantado, fueron hasta el comedor.
Cuentan que Supicci confesó que “ estoy en football poque no quisieron los mios que fuera boxeador”. La conversación era muy animada, y Gardel contribuía con “términos típicos del arrabal”.
“Y pasadas las nueve, después de tres horas en el campamento, Carlitos y sus compañeros se marcharon.
Al pasar por el corredor dónde está instalada una hermosa vitrola, se oyó un disco cantado por el Mago. Original homenaje al crack.
Al ocupar su auto, Gardel fue sostenidamente aplaudido. Minutos más tarde, los muchachos se acomodaban en sus “sobres blancos”.
Era el epílogo de una jornada que ni ellos ni Gardel, olvidarían.