Desde antes de la Guerra Grande, estaba afincada en Piccioli y Avellaneda la pulpería de Juan Maroñas, que si bien rivalizaba comercialmente con otras, se vio evidentemente favorecida por la espléndida belleza de sus tres hijas. Pues, las tres hermosas jóvenes deslumbraban a los recién llegados y a los lugareños. No había por aquel entonces, quien no se diera una vuelta hasta lo de “las Maroñas”…. aseguran que así quedó románticamente bautizada la zona.
Maroñas, tuvo gran crecimiento demográfico, debido a la inmigración de “canarios” que eran llevados en carretas de bueyes desde el puerto del Buceo, donde desembarcaban, hecho éste propiciado por un empresario llamado Juan María Pérez.
Finalizada la Guerra Grande, poco a poco comienzan a surgir los emprendimientos industriales y fue así que en pocos años el barrio y sus alrededores se constituyeron en la mayor concentración industrial del país, poblándose densamente.
Así, se establecieron en la zona entre otros comercios e industrias, la fábrica de velas esterinas y de jabón del ciudadano francés Eugenio Villemur en 1853; la jabonería y velería de Harembure en 1868; frente a la plaza 20 de Febrero, la curtiembre de Sarasola en 1890 y diez años después la de Joaquín Cea. La cochería de Pierre Salhón en 1900, cercana a la “Estación Unión” de tranvías, que un par de años después haría una carrera diaria de seis pasajeros desde la Unión al Puente de Manga; luego se instalan varias fábricas de tejidos como “Tuplán” de Bozzolo, “La Popular” de Campomar-Soulas, así como también las de Forno y Piana.
Pero igualmente a comienzos de la década de 1930, la “Curva de Maroñas” era aún una zona semi-rural aledaña a Montevideo, con escasas calles pavimentadas de hormigón y grandes baldíos que propiciaban la práctica del fútbol, en pleno apogeo, ya era en nuestro país el principal deporte, lógicamente impulsado por los títulos olímpicos de 1924 y 1928 y el Mundial de 1930.
Primer intento.
Varios equipos que militaban en la Asociación Uruguaya de Fútbol -ya desaparecidos- como el “Maroñas”, “San Carlos”, “Wilson”, “Bella Italia” se disputaban las preferencias de los maroñenses. El “Charrúa”, tal vez el más prestigioso y fiel representante del barrio, casi había desaparecido, sólo quedaba su vieja cancha ubicada en la calle Alférez Real. En ese marco, un grupo de niños que concurría a la Escuela Pública “República de Nicaragua”, la única que había en la zona por aquellos años, quisieron tener su propio equipo de fútbol. Los grandes impulsores de la idea fueron Miguel Lazaroff y los hermanos Olivera, Alvaro y Armando.
Por testimonio de varios de los asistentes a las reuniones iniciales, se sabe que además de los ya mencionados estaban: Juan Lazaroff, Luis Charlo, Enrique Anicetti, Domingo Alegre, Alfredo Luzardo, Hebert Benítez, Julio Leal, Antonio Giúdice, Juan Saravia, Alberto López, Oscar Olivera, Israel Medina, Carlos L. Rodríguez, Juan José Soria y Juan Espinosa.
Comenzaron así las prácticas en los baldíos de la zona, con la clásica pelota de trapo y las reuniones realizadas en la calle Chayos y Marcos Sastre, domicilio de Doña María Mincheff de Lazaroff madre de Miguel y Juan. El asesor técnico de los pibes fue Jorge Mincheff, hermano de doña María, quien había sido futbolista en su tierra natal, Bulgaria. Conformado el equipo, y al surgir la posibilidad de realizar un partido “en serio” ante la calificada oncena que representaba a la Plaza de Deportes de la Unión, se resuelve adoptar el nombre de “Tigre”. Sin posibilidad de tener la indumentaria adecuada, cada jugador se procuró una camisa blanca, a la cual doña María le cosió un detalle negro a la altura del corazón. Fue ese el primer indicio del blanco y negro actual.
El debut resultó amargo para la muchachada, cayeron por uno a cero, pero no se amedrentaron y comenzaron a planear la revancha. Pero como el verano acechaba, hubo que suspender momentáneamente la actividad y esperar el otoño para reivindicarse.
El Nacimiento de Danubio.
Al reiniciarse el año escolar, en aquel simbólico 1° de Marzo de 1932, que quedó para siempre como fecha de fundación, se dieron cuenta que no podían ir a disputar la revancha en las mismas condiciones, había que conseguir camisetas y bautizar nuevamente al equipo. Las soluciones aparecieron rápidamente: para financiar las camisetas realizaron una rifa y los colores fueron a proposición de Alcides Olivera, hermano mayor de Alvaro y Armando, quien adquirió 10 números de aquella rifa con la única condición que las casacas fueran a rayas verticales blancas y negras. Mientras que el nombre fue finalmente sugerido por la madre de los Lazaroff, quien de origen búlgaro, quiso homenajear al río que baña su patria natal.
De esta manera, se iniciaba, para unos niños de la Curva de Maroñas, un sueño como tantos y una historia tal vez como ninguna.
Así fue, que durante los primeros años, los pibes fundadores continuaron jugando partidos de campito con equipos de menores de su misma edad, que oscilaba entre los 12 y 15 años. En 1933, se tomaron la ansiada revancha, y ahora bajo el nombre de Danubio y con nueva casaquilla, derrotaron al poderoso equipo de la Plaza de Deportes de la Unión, por dos goles a cero.
El primer campeonato.
Recién en 1934, intervienen por primera vez en un campeonato organizado, participando en el Torneo de 2ª. categoría de menores en la Plaza de Deportes N° 5. El debut no pudo ser mejor, consagrándose campeones invictos, jugaron y ganaron 5 partidos con 9 goles a favor y solo 1 en contra.
Durante los siguientes dos años, continuaron la actividad en los “campitos”, pero lo más importante es que comenzaba a forjarse el futuro. Se incorpora al club, don Raúl Mancebo, merecedor sin dudas, de un lugar preferencial entre los propulsores danubianos de esas épocas.
Aparece “la franja”.
Además de los partidos amistosos, en 1936, Danubio tomó parte del campeonato de la Liga Parque Rodó, y es aquí donde casi por casualidad aparece la clásica camiseta danubiana con “la franja”. Debido a que otro participante tenía camiseta a rayas verticales verdes y blancas, obligaron a los danubianos a cambiarla, surgiendo así la idea de hacerla con una banda transversal manteniendo los colores blanco y negro. Aunque, finalizado este torneo, se volvió a usar la camiseta blanquinegra a rayas verticales, la cual se utilizó hasta antes de comenzar la Rueda Final del Campeonato Uruguayo de la Extra de 1942, cuando se adoptó definitivamente la actual casaca.
Durante varios años, se alternó la actividad deportiva entre partidos amistosos y torneos de ligas barriales. Hasta que luego de siete años de peregrinar por todos los barrios, el ámbito comenzó a quedar chico, la experiencia recogida y el constante crecimiento de la parcialidad conducían a intentar dar el ¡gran salto!
Danubio en la AUF
El 8 de Marzo de 1941, la Comisión Directiva resuelve inscribir al club en la División Extra de la Asociación Uruguaya de Fútbol, así a influjo de estos formidables visionarios, comenzaba la inimitable trayectoria danubiana en el fútbol oficial uruguayo.
Al siguiente año, previo al comienzo de actividades, asumió como presidente quien sería luego, una leyenda danubiana, Hugo Forno. Aquella directiva se propuso como meta el ascenso a Intermedia, por ello, reforzaron al plantel convenientemente formándose un equipo que no paró de ganar y … campeones invictos y con un solo punto en contra.
La obtención del Uruguayo de la “Extra” nunca fue el objetivo final de la dirigencia, acaso el primer peldaño de una escalera que llevaría a Danubio nada menos que hasta la Primera División Profesional.
Con la misma base y algunas incorporaciones se conformó el plantel para afrontar la nueva divisional. La campaña no pudo ser mejor, la “franja”, ganó los tres torneos que se disputaron en la temporada, “Preparación” “Campeonato Uruguayo” y “Copa de Honor”. El pasaje franjeado por la “Intermedia” fue fugaz y espectacular, obteniendo invicto el Campeonato Uruguayo.
Con sólo tres temporadas jugadas en la órbita de la A.U.F., la franja lograba llegar a la Divisional “B” debutando el 4 de Junio de 1944, por el Torneo Preparación “Copa Brasil”, ante Fénix en cancha de Bella Vista.
Continuó jugando en la divisional de ascenso hasta 1947, año en que
alcanza la anhelada meta de llegar a la divisional “A”. Ese año además del Campeonato Uruguayo también obtuvo el “Preparación”. En su triunfal carrera ascendente, Danubio se encontró virtualmente en menos de un lustro en la Primera División Profesional.
Gran debut en el círculo de privilegio
El debut oficial en la “A”, ocurrido el 25 de Abril de 1948, por el Torneo Competencia, ya significó una nota de sensación puesto que derrotó al club Peñarol. Aquella hazaña tuvo luego su confirmación en ese mismo campeonato, ya que se ubicó en tercer lugar detrás de Peñarol y Nacional.
Las inmediatas temporadas lo tuvieron como protagonista destacado, para culminar brillantemente en 1954, con sólo siete temporadas en el círculo máximo, como subcampeón del Campeonato Uruguayo.
Es más se puede afirmar que históricamente, la “franja” ha tenido casi en forma permanente buenas actuaciones y solo en dos ocasiones se vio obligado a descender a Primera “B”; regresando en ambas oportunidades a la siguiente temporada. Desde aquel último ascenso en 1970, Danubio ha permanecido hasta el presente año en Primera División “A”. Es más, en estas casi cinco décadas, ha venido obteniendo logros cada vez más importantes.
En 1975, consigue el Subcampeonato en la Liguilla, hecho que repetiría en la edición de 1977, agregándole en esta oportunidad, la clasificación – por primera vez- a la Copa Libertadores. Cuatro años después, repite un vicecampeonato, esta vez en el “Torneo República”, campeonato de carácter nacional, ya que intervinieron selecciones del interior del país.
Llegan las primeras grandes conquistas
En la década del ochenta, comenzó el definitivo despegue deportivo, tanto en divisiones formativas como en Primera División, conquistando títulos nunca antes alcanzados. En 1982, Danubio consigue ubicarse en el segundo lugar en el Torneo Copa de Oro. Mientras que en la temporada correspondiente a 1983 obtiene el subcampeonato uruguayo y gana la Liguilla pre-Libertadores -en calidad de invicto-. En 1988, obtiene primero el Torneo Competencia y luego brillantemente su primer Campeonato Uruguayo.
Tres “Uruguayos” en siglo XXI
Pero es en este nuevo siglo donde Danubio termina por afirmarse y comienza a ganar reiteradamente. En 2001 se queda con el Torneo Apertura; en 2002, gana el primer Torneo Clausura; mientras que en 2004 obtiene varios campeonatos, en primera instancia y en forma invicta el Clasificatorio, luego su segundo Clausura y finales mediante, también se queda con el Campeonato Uruguayo.
En la temporada 2006/2007, en formidable campaña y en uno de los mejores años de su historia, conquista los tres campeonatos en disputa: Apertura, Clausura y Uruguayo, hecho éste que sólo ha ocurrido en otra oportunidad.
Finalmente, en 2013 gana el Torneo Apertura y tras vencer en las finales a Wanderers, gana el Campeonato Uruguayo 2013/14, el cuarto de su historia.
Se puede afirmar que, Danubio es el club récord de nuestro fútbol puesto que es el Campeón único del fútbol uruguayo, nadie jamás, ganó en todas las categorías y torneos a través de la historia desde la fundación en 1900 de la Asociación Uruguaya de Fútbol.
Desde su ingreso en 1941 a la divisional Extra, por entonces la última categoría, ha obtenido los siguientes campeonatos: Campeón (invicto) uruguayo Extra 1942, Campeón (invicto) uruguayo Intermedia 1943, Campeón uruguayo “B” 1947,1960 y 1970, Campeón (invicto) Liguilla 1983, Campeón Competencia 1988, Campeón uruguayo 1988, 2004, 2006/07 y 2013/14, Campeón (invicto) Clasificatorio 2004, Campeón Apertura 2001, 2006 y 2013 y Campeón Clausura 2002, 2004 y 2007.
Actividad internacional
Desde su creación, Danubio intentó trascender también fuera de fronteras. Es así que, a pocos años de fundado, y siendo apenas un pequeño club de barrio, comienza a enfrentarse con rivales extranjeros.
Debe precisarse que, en las décadas del treinta al sesenta, la actividad internacional posible podía darse únicamente en partidos amistosos, pues, aún no existían oficialmente torneos internacionales y luego cuando éstos aparecieron, caso la Copa Libertadores de América, estaban destinados exclusivamente para los clubes más poderosos de cada país.
La excepción la marcó la Copa Sudamericana del Atlántico, torneo que tuvo solo dos ediciones y muy separadas por el tiempo, se disputó en los años 1947 y 1956 por clubes de Argentina, Brasil y Uruguay, en paralelo a la Copa del Atlántico disputada por las selecciones de dichos países, dejando su organización a las federaciones de estos países.
La “franja” clasificó para jugar en la segunda edición, por ser 3° en el Campeonato Uruguayo de 1955. Le tocó en suerte enfrentar a Corinthians en Pacaembú con el que empató a un gol, pero quedó eliminado por penales.
Pero a fines de los años 70, los de Maroñas comienzan a participar en campeonatos internacionales organizados por la Confederación Sudamericana de Fútbol. Y es hoy uno de los clubes uruguayos más experientes en tal sentido, habiendo jugado hasta el momento la Copa Libertadores de 1978, 1984, 1989, 2005, 2007, 2008, 2015 y 2019; el Torneo Conmebol de los años: 1992, 1993, 1994 y 1997 y la Copa Sudamericana de 2002, 2003, 2004, 2005, 2007, 2012, 2014, 2015, 2017 y 2018.
En setiembre de 2009 la Federación Internacional de Historia y Estadísticas del Fútbol (IFFHS) realizó un ranking de clubes sudamericanos según las actuaciones continentales del siglo XX. En el mismo, Danubio fue ubicado como el tercer mejor equipo uruguayo y en el puesto 46° de América del Sur del pasado siglo.
Divisiones Formativas
En cuanto al fútbol juvenil, desde mediados de la década del ochenta, los danubianos son uno de los pilares del medio uruguayo, habiendo logrado hasta el momento 140 títulos. Estos logros, han permitido a Danubio convertirse en uno de los principales abastecedores de las diferentes selecciones juveniles uruguayas, basta con recordar que en la Selección Sub-20, que obtuviese el título de subcampeón mundial en Malasia ’97, estaba integrada nada menos que con nueve futbolistas provenientes de nuestras divisiones formativas.
Sin dudas, más allá de su permanente protagonismo a nivel local, Danubio ha logrado a través de los años continuar con la sana costumbre de jugar bien al fútbol, lo que le ha valido la denominación popular de “Universidad del Fútbol”.
El característico buen trato del balón que practican los danubianos, es desde siempre una marca en el orillo. Desde la primera hasta la última división tiene como preocupación principal el intento de ensayar un fútbol de jerarquía, lujoso, moderno y generoso para con el espectáculo. Afortunadamente esta premisa les ha dado sus frutos, acompañándolos con infinidad de campeonatos en todas las categorías.