A través de su larga y exitosa trayectoria, Peñarol nunca abandonó los colores amarillo y negro en su casquilla oficial. Con escudo, sin escudo, con números blancos, con números negros, con más o menos bastones, con bastones más o menos gruesos, con colores de manga totalmente negros, con vivos o detalles particulares, pero nunca se apartó de sus clásicos distintivos.
La camiseta alternativa varió más: con diferentes detalles, pero íntegramente amarilla, negra o gris fueron sus diseños, aunque también los hubo dorados y hasta flúor entre 2019 y 2021.
Las camisetas especiales o las terceras equipaciones, más allá de nuevas mezclas de diseño, no aportaron más que el agregado del color verde con vivos amarillos y negros (1971 y 2020), naranja (1975) y hasta el curioso rosado (2019). Hasta ahí, nada raro, todo dentro de la lógica o la necesidad momentánea en condiciones extraordinarias y, más acá en el tiempo, de las imposiciones de las marcas proveedoras.
Sin embargo, hubo dos ocasiones muy particulares en la historia de Peñarol en las que utilizó como camiseta para los partidos un modelo íntegramente rojo y otro azul, dos colores asociados netamente a su rival de toda la vida, el Club Nacional de Football.
Claro, aquello se produjo en épocas en las que el delirio futbolero de los hinchas obviaba situaciones puntuales como estas, que pueden sonar hasta naif, y no se encerraban en discusiones estériles para quejarse por un determinado color. En definitiva, los aurinegros nunca se pusieron una camiseta blanca, lo cual sí hubiese sonado extremo.
La camiseta roja apareció por primera y única vez el 8 de marzo de 1960 en un amistoso ante Atlanta de Argentina, en lo que constituyó el debut de uno de los grandes ídolos peñarolenses de toda la historia: Alberto Pedro Spencer.
Por similitud de colores aquella tarde en el Centenario (en realidad, las franjas de los argentinos son azules y amarillas), Peñarol vistió casaquilla roja, short y medias negras.
Mal no le fue: ante 15.000 espectadores, goleó 6-2 con tres tantos de “Mr. Gol” y uno de Luis Cubilla, Juan Eduardo Hohberg y Carlos Abel Linazza. La delantera mirasol invitaba a la ilusión: Cubilla, Linazza, Hohberg, Spencer y Carlos “Lucho” Borges.
A pesar de la victoria, nunca más se utilizó esa camiseta que, según dicen, tuvo su origen en una especie de homenaje al club en donde jugaba Spencer en Ecuador: el Everest.
La camiseta azul se utilizó 10 años después, el 19 de abril de 1970 en un partido por Copa Libertadores ante Guaraní en el estadio de Puerto Sajonia, Asunción. El cambio era lógico y necesario ya que el equipo paraguayo lleva los mismos colores y el mismo diseño que Peñarol. A los uruguayos no les fue bien (perdieron 2-0), pero, igualmente, terminarían alcanzando las finales del máximo certamen, en las que caerían ante Estudiantes de La Plata.
En definitiva: demostrando que no había nada grave en utilizar esos dos colores particulares, aunque solo por una ocasión excepcional, Peñarol llegó a vestirse de rojo y azul sin mayores problemas.
Hoy sería impensado y las “bombas” de los hinchas caerían por doquier.