El primer partido de la historia de Uruguay en Eliminatorias

El once celeste posando antes de enfrentar a Colombia, en su estreno absoluto por Eliminatorias. El resultado final no terminaría convenciendo y menos aún lo que vendría. Parados (de izq. a der.): Edgardo González, Carlos Correa, William Martínez, Luis Miramontes, Néstor Gonçalves, Héctor Cocito (K) y Walter Taibo. Hincados (de izq. a der.): Carlos Abate (K), Norberto Campero, Rodolfo Pippo, Javier Ambrois, Héctor Rodríguez y Carlos Borges (Imagen: @eldoctorpelaez).

Después de haber logrado el cuarto puesto en el Mundial de Suiza en 1954, Uruguay se enfrentó por primera vez en 1957 a una serie de encuentros para poder acceder a la Copa del Mundo de 1958, a disputarse en Suecia: las Eliminatorias.

Si bien estas instancias de clasificación mundialista eran usuales desde el certamen de 1934 alrededor del planeta, los celestes eran novatos en estas lides por varias razones.

En primera instancia, porque en 1930 fueron locales (además, fue el único Mundial en el que no hubo Eliminatorias, así como tampoco las hubo para los torneos mundiales de 1924 y 1928 disputados en el marco de los Juegos Olímpicos). En segunda instancia, porque decidieron no intervenir en los torneos de 1934 y 1938. Luego, ingresaron directo a la Copa del Mundo de Brasil 1950 junto a Paraguay, al no presentarse las selecciones de Ecuador y Perú, con las cuales integraban el grupo clasificatorio (avanzaban dos). Finalmente, viajaron a Suiza en 1954 siendo campeones.

En teoría, el grupo de tres combinados que le tocó integrar a los charrúas en 1957 no aparecía temible: Paraguay y Colombia. De los tres, solo uno avanzaría a la máxima competición.

Los otros dos grupos los integraban Brasil y Perú (Venezuela se retiró); y Argentina, Bolivia y Chile. No intervino Ecuador.

Uruguay venía der ser tercero en la Copa América de 1957 disputada en Perú entre marzo y abril (campeón Argentina). El sistema fue de todos contra todos y, en seis encuentros, los orientales cosecharon cuatro victorias y dos derrotas, finalizando con las mismas unidades que Brasil y Perú (8, aunque con peor saldo de goles que Brasil y más goles anotados que Perú, a igualdad de saldo-+3- ).

Sin embargo, existió un detalle curioso: uno de los dos partidos perdidos por Uruguay fue ante Colombia (1-0; gol de Carlos Arango), lo que si bien no terminaba de significar un dolor de cabeza, fue un llamado de atención.

El colombiano Arango: azote oriental en 1957.

De todas formas, los celestes eran los vigentes semifinalistas del Mundial anterior y habían sido campeones de América en 1956, lo que alimentaba las esperanzas.

Eso sí: si bien contaban con una buena selección, ya no estaban los retirados Roque Máspoli y Obdulio Varela, ni los futbolistas que jugaban en el extranjero, cuando no se podían convocar jugadores que no actuaran en el país: José Santamaría (recientemente transferido al Real Madrid), Alcides Ghiggia (Roma), Julio César “Pardo” Abbadie (Genoa), Juan Alberto Schiaffino (Milan) y Walter Gómez (Palermo), entre otros. En estas Eliminatorias tampoco tuvieron presencia en cancha ni Juan Eduardo Hohberg ni Víctor Rodríguez Andrade (ambos aurinegros), este último, aunque integrando las delegaciones, a un paso del retiro.

Walter Taibo (Nacional), William Martínez (Peñarol), Oscar Míguez (Peñarol), Carlos Borges (Peñarol) y Javier Ambrois (Nacional) lideraban la avanzada oriental, bien acompañados por dos promisorios jóvenes: Néstor Gonçalves (Peñarol), quien debutó antes en el combinado que oficialmente con su club, y Héctor “Ciengramos” Rodríguez (Nacional).

No era el equipo de 1954, pero debía atravesar la instancia sin excesivos dramas.

El primer partido de toda la serie se fijó el 16 de junio en Bogotá ante Colombia. Ganar era la consigna, pero un empate también significaría el primer peldaño para ir a Suecia.

En Uruguay había optimismo, más allá de que se reconocía la valía de los “cafeteros” (destacaban el citado Arango, Efraín “Caimán” Sánchez, Marcos Coll y Francisco Zuluoaga, entre otros) y de que partidos anteriores por las copas Newton y Lipton ante Argentina habían sembrado alguna duda en cuanto al rendimiento colectivo, preocupando más que nada la delantera poco cohesionada. La defensa y el mediocampo conformaban a todos en líneas generales.

Ni la puntual ausencia de Míguez para el primer encuentro aparecía como decisiva.

El once colombiano: un hueso duro de roer (Imagen: Caracol).

Así, ante 60.000 espectadores en “El Campín”, los orientales, a cargo de Juan López, alinearon a Walter Taibo (Nacional); Carlos Correa (Danubio) y William Martínez (Peñarol); Edgardo González (Liverpool), Néstor Gonçalves (Peñarol), Luis Miramontes (Defensor); Norberto Campero (Liverpool), Rodolfo Pippo (Cerro), Javier Ambrois (Nacional), Héctor Rodríguez (Nacional) y Carlos Borges (Peñarol)*.

El juez fue el inglés Jack Husband.

Ni bien comenzado el encuentro, Jaime Gutiérrez adelantó a los locales, pero su gol fue anulado por mano, para respiro oriental.

Como para demostrar que lo de Lima no había sido casualidad, el “Maestro” Arango volvía a amargar a los celestes con un gol, en este caso al cuarto de hora.

Centro desde la izquierda de Gutiérrez, la pelota supera a Taibo y Arango la empuja de cabeza al gol. William Martínez sigue el desenlace más atrás (Imagen: capsulas.com.co).

Uruguay no pudo contrarrestar ese tanto en los primeros 45´. Colombia fue más, apelando al juego de toque que ya comenzaba a serle característico.

Los celestes necesitaban el empate lo más rápido posible y fue así que en una jugada típica de las de su sello, Ambrois empató a gambeta pura ni bien iniciado el complemento.

Ambrois, el goleador celeste.

¿Qué sucedió hasta el final? Los locales lograron aplacar la furia charrúa con el paso de los minutos y el cotejo se volvió parejo, con opciones para ambos lados y hasta con un enésimo intento de Arango que pudo haber sido el tanto de la victoria, pero la pelota pegó en el travesaño.

William Martínez: uno de los puntos altos de Uruguay en Colombia.

El punto pareció negocio, pero no para los uruguayos, que ya comenzaban a mostrar preocupación por lo que iba a venir.

El «Bien Público» del 17 de junio habló de “actuación muy discreta” y de que el equipo “fracasó”.

“La defensa demoró en afirmarse, mientras que el ataque careció en absoluto de orden, con jugadas imprecisas y con elementos que fracasaron rotundamente”, añadió.

“Este empate de ayer es un serio alerta, ha llegado el momento de mirar las cosas tal como son, a nosotros no nos sorprende mayormente este resultado, pues nunca nos terminó de convencer nuestro equipo. Pero sí debe ser un alerta para dirigentes, técnicos y jugadores, que deben despertar, pues ahora las cosas se tornan difíciles. Este empate de ayer, pudo haber sido una derrota, derrota que sería fatal y que en cualquier momento puede venir, ya que seguimos sin acertar en ningún momento. Muchos problemas habrían (sic) que solucionarse en el equipo, pero esos problemas existen desde el primer momento. Y si no tiene solución entonces debemos convencernos que nuestro fútbol, pierde día a día atributos, colocándolo en posiciones inferiores”, remató.

El editorial de «El Bien Público» pareció presagiar fuertes vientos en el camino. Uruguay se recuperaría dos semanas después en el Centenario venciendo a la misma Colombia de forma angustiosa con un tanto de Míguez, de penal y en la hora, pero lo verdaderamente grave estaría a punto de llegar…

* El resto del plantel estaba integrado por Roger Bernardico, Oscar Vilariño, Carlos Lescano, Víctor Rodríguez Andrade, Julio Acosta y Walter Roque. En la lista inicial y antes del corte, estaban también Julio Maceiras, Jesús Castro, Oscar Míguez, José Sasía y Oscar Leicht.

AUTOR: PABLO VEROLI

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