1953: El Sudamericano de veteranos que se perdió en la historia y que reunió a una constelación de estrellas

Gol de Acosta frente a Argentina. Debut y goleada de la Celeste: 4-1.

Entre el 7 y el 26 de febrero de 1953, Brasil-por una iniciativa propia- organizó el primer Campeonato Sudamericano de veteranos de fútbol.

Aquel torneo, que parecía enterrado en la historia, se disputó íntegramente en San Pablo, en el estadio Pacaembú, y contó con la presencia del seleccionado local, Argentina, Chile y, por supuesto, el vigente campeón del mundo de mayores: Uruguay.

El combinado veterano de Perú también recibió el convite, pero decidió no intervenir.

Se trató de un formato de liga de todos contra todos, ida y vuelta, consagrándose campeón aquel seleccionado que más puntos acumulara.

Uruguay tenía tradición en el fútbol de veteranos tanto a nivel de combinados como de clubes ya que, desde 1937, Nacional y Peñarol habían conformado equipos con viejas glorias que disputaban amistosos en todo el país y el exterior con las atractivas y populares figuras de antaño.

Por lo tanto, no fue nada complicado confeccionar y enviar un seleccionado a Brasil ya que existían la organización y estructura necesaria como para hacerlo. Sin embargo, no hubo mucho tiempo para realizar una preparación física y futbolística adecuada antes del viaje.

PLANTEL. Enrique Castro, el histórico wing derecho o izquierdo de Nacional, River Plate, Boca Juniors de Argentina y la Celeste (campeón de América 1942), además de fundador de la Mutual Uruguaya, fue el líder de la avanzada: jugador, entrenador y jefe de la delegación.

Se barajaron muchos nombres para integrar el plantel definitivo de 20 futbolistas: sonaron, en primera instancia, los de glorias supremas como Héctor Scarone y Enrique Ballestrero así como de figuras de la talla de Juan Bautista Besuzzo, Agustín Prado, Héctor “Cabezón” Romero y Juan Pedro Riephoff, todos ya retirados.

Finalmente, no pudieron concurrir, pero la lista definitiva fue igualmente poderosa con los hombres seleccionados.

Arqueros

Paulo Altez

Ismael Montero

Backs

Alejandro Morales

Gerardo Trujillo

Mediocampistas (halves y centrohalfs)

Gumersindo Puentes

Eugenio Galvalisi

Lirio Fernández

Vicente Albanese

General Viana

Juan Carlos Martínez

Delanteros

Ricardo Pérez

Ruben Perdomo

Severino Varela

Juan Emilio Piríz

S. Acosta

Carlos Rodríguez

Roberto Porta

Adelaido Camaiti

Atilio García

Enrique Castro

Altez había sido arquero de Racing y Sud América y Montero, de Rampla Juniors.

Morales disfrutó de una gran trayectoria en Nacional, Defensor y Danubio; y Trujillo en Central.

Albanese, Fernández, Puentes y Viana también jugaron en Central, aunque los tres últimos defendieron, además, a Nacional, siendo Viana un hombre muy reconocido en una época dorada de los tricolores en la década del cuarenta. Este polifuncional player lució también los colores de Boca Juniors de Argentina. Lirio Fernández vistió, entre otras, la “papal” de Bella Vista.

Nacional también albergó en sus filas a tres de las máximas figuras de su historia: Galvalisi, Porta y Atilio García, que todavía se encontraba activo habiendo defendido a Liverpool en 1952 y a la Selección de Paysandú a fines de ese año y comienzos de 1953.

Rampla “aportó” a Martínez y Rodríguez; Central a su clásico wing “Cacharpa” Pérez; Defensor a Perdomo y a una gloria propia como Juan Emilio Píriz; Liverpool a Acosta y, finalmente, Peñarol fue representado por otra leyenda como Severino Varela (exRiver local y Boca de Argentina también) y el reconocido puntero Camaití.

De todos ellos, Puentes, Viana, Galvalisi, Porta, García, Varela, Píriz, Camaití y Castro jugaron por la Selección mayor, resultando campeones de América Galvalisi (1942), Porta (1942), Varela (1942), Píriz (1935) y Castro (1942).

TORNEO. El día 5 de febrero, la delegación charrúa arribó a San Pablo con todo su plantel menos Atilio García, quien se incorporaría días después.

“Tano” Porta y Varela-la “Boina fantasma”-fueron quienes más interés despertaron en la afición brasileña a la llegada, justificando la fama que les precedía.

El día 7 comenzó el certamen con la goleada de Brasil 4-0 ante Chile.

En filas del local jugaron, entre otros, nada menos que Domingos da Guia (exNacional, 1933-34) y Leónidas (exPeñarol, 1933), estrellas de su seleccionado en la Copa del Mundo de Francia 1938 siendo figuras consulares. Leónidas, por caso, fue goleador de dicho torneo (siete tantos).

El 8 fue el turno de la Celeste, que se estrenó nada menos que con una sensacional goleada 4-1 (3-0 en el primer tiempo) ante su clásico adversario, Argentina. El juez fue el norteño Joao Etzel.

Uruguay formó con Altez; Morales, Trujillo; Puentes, Galvalisi (Fernández), Albanese; Perdomo (Píriz), General Viana, Acosta (Rodríguez), Porta y Camaití.

Argentina presentó otra constelación de estrellas: Juan Estrada (Spada); José Salomón (Ricardo Vaghi), Colombo; García, Bruno Rodolfi (Manuel Giudice), Martínez; Larrechart, Francisco Fandiño (Valentín Saldomando), Lagrecca, Daniel Pícaro y Hugo D´Ambrosio.

Estrada fue un histórico arquero de Huracán, Boca Juniors, nuestro Defensor y el combinado albiceleste, dos veces campeón de América; el back Salomón un puntal de Racing y también bicampeón de América con su seleccionado, con un pasaje por nuestro Liverpool en 1947; el otro central, Vaghi, multicampeón con River Plate y que vistió la casaca de Defensor; el centro-half Giudice bastión de Huracán, River y Platense; el entreala Fandiño sirvió, entre otros, a Racing, y el entreala izquierdo Pícaro actuó en Lanús, Boca y Ferro Carril Oeste, además de un pasaje por nuestro fútbol.      

Acosta se despachó con un triplete, sumando Porta el restante tanto celeste. Saldomando descontó para los del otro lado del río.

Todo fue redondo para los charrúas ya que Altez le detuvo un penal al mismo scorer argentino Saldomando.

Altez salta y gana en el duelo rioplatense.

El 14 de febrero, una Argentina reforzada con el genial Antonio Sastre (exIndependiente y selección, que era el entrenador del cuadro de veteranos), se recuperó y batió 5-0 a Chile.

Ese mismo día, pero a segunda hora, la Celeste, en duelo de invictos, cayó de forma rotunda ante el dueño de casa 4-0. La noticia fue que Atilio García debutó en el certamen suplantando a Acosta.

Enrique Castro alineó a Altez; Morales, Trujillo; Puentes (L. Fernández), Galvalisi, Albanese; Perdomo (Rodríguez), General Viana, Acosta (Atilio García), Porta y Camaiti.

Brasil mandó a la cancha a Joãozinho; Caieira, Domingos (mundialista 1934 y 1938); Zezé Procópio (mundialista 1938), Dino, Argemiro (mundialista 1938); Mendes (Luisinho-mundialista 1934 y 1938-), Canhoto, Teleco, Perácio (mundialista 1938) (Paulo) y Hércules (mundialista 1938) (Pipi).

Mendes, Teleco, Trujillo (en contra) y Canhoto marcaron para el local.

Para seguir con vida en el torneo, la Celeste debía vencer a Chile en el último encuentro de los juegos de ida. Y así fue el día 19, con un 6-0 inapelable. Aquel día tuvo una estrella insuperable: Atilio García, quien se despachó nada menos que con cinco de los seis tantos anotados por los nuestros. El restante fue de “Tano” Porta.

Altez (Montero); Morales, Trujillo; General Viana, Galvalisi (Martínez), Acosta (L. Fernández); Píriz (Pérez), Severino Varela, Atilio García, Porta (Rodríguez) y Camaití los orientales.

A los trasandinos los lideraban los exseleccionados de mayores Roberto Cabrera, Desiderio Medina, Osvaldo Carvajal, Carlos Ataglich, Ascanio Cortés, Raúl Toro (que llegó a ser, en su momento, el máximo goleador histórico de su combinado), Francisco Hormazábal y José Pantene, varios de los cuales fueron terceros en las Copas América de 1941 y 1945.

Chile alineó, entonces, a Soto; Aller, Pastene; Medina, Ataglich (Carvajal), Cabrera; Avendaño (Cortés), Casanova, Toro (Hormazábal), Romo y Rojas.

A segunda hora, Brasil triunfó 3-1 ante Argentina y mantuvo el ritmo perfecto: tres juegos, tres victorias (seis puntos). La Celeste se ubicaba segunda con cuatro unidades.

Sin embargo, todo inició mal para los orientales en la rueda de revanchas, ya que los locales se impusieron muy ajustadamente 2-1 el 22 de febrero. Se perdía, así, la opción de igualar al líder, que ahora se iba a cuatro puntos en la tabla, haciendo casi imposible la chance del título.

Canhoto puso en ganancia a su combinado a los 10´ y Hércules duplicó a los 25´. En el segundo tiempo, que fue de pierna fuerte y ánimos caldeados, Atilio García descontó a los 77´. Uruguay se lanzó con todo en busca del empate, pero el mismo no llegó, resultando figura en la retaguardia local el back Domingos da Guia.

Uruguay: Altez, Morales, Trujillo (L. Fernández); Puentes, Galvalisi (Martínez), Albanese; Perdomo (Rodríguez), General Viana (Castro), Atilio García, Severino Varela y Camaiti.

Brasil: Joãozinho; Caieira, Domingos; Zezé Procópio, Dino, Argemiro; Mendes (Luisinho), Canhoto, Leônidas (Teleco), Perácio y Hércules.

Perácio y Leónidas atcan y exigen a Altez.

Argentina derrotó a segunda hora 2-0 a Chile y, la misma Argentina, aniquiló el 24 de febrero definitivamente el sueño celeste de campeón goleando a los nuestros 4-1, devolviendo el resultado de la primera rueda.

Uruguay casi no tuvo opción ya que a los 7´ iba 2-0 abajo (Pícaro y Larrechart los scorers) y, al final de la primera parte, caía 4-0 (anotaron Martínez y, nuevamente, Larrechart).

Atilio García descontó a los 49´, pero no alcanzó.

Uruguay: Altez (Montero); Morales, Albanese; Puentes, Martínez, Fernández; Castro (Porta), Camaití, Atilio García, Severino Varela (Perdomo) y Rodríguez.

Argentina: Spada; Vaghi, Colombo; Alessio, Giudice, García; Larrechart, Martínez (Coloccini), Rodolfi (Salomón), Pícaro (Lagrecca) y Saldomando (Wilson).

A segunda hora, Brasil se consagró campeón goleando 8-2 a los trasandinos.

El campeón, vistiendo una casaca particular. Abajo, al centro, Leónidas. Arriba, al extremo derecho, un consultor de lujo: Arthur Friedenreich.

Para cerrar con una sonrisa, la Celeste venció de forma apretada 1-0 a Chile (nuevo gol de Atilio) y, en definitiva, tras el éxito norteño ante la albiceleste 2-0, finalizó segundo igualado en puntos con Argentina (seis cada uno), pero con mejor saldo de goles: +2 versus -1.

Uruguay: Montero; Morales, Acosta (Fernández); Puentes, Martínez, Albanese; Castro, Perdomo, Atilio García, Severino Varela (General Viana) y Rodríguez (Porta).

Chile: Soto; Rodrigo, Klein; Cabrera, Ataglich (Hormazábal), Pastene (Romo); Sorel, Alcántara, Domínguez, Avendaño y Roja.

Al menos, quedó para la buena estadística celeste que Atilio García fue el máximo goleador del certamen con ocho goles en cinco juegos, superando a los brasileños Perácio y Luisinho, que sumaron siete y seis respectivamente.  

De esa forma se cerró el primer sudamericano de veteranos, que recién volvería a tener una nueva edición en 1987, pero, en aquel año también, comenzaron a disputarse los famosos mundiales de la categoría, denominados “Copa Pelé” en homenaje al astro brasileño, quien llegó a jugar un encuentro en aquel torneo realizado en su tierra.

Pero esa es otra historia… otra historia que también podés leer ACÁ.

AUTOR: PABLO VEROLI

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