Un caso único

Roberto Roo ha estado en prácticamente todos los “puestos futbolísticos” de Danubio.

Fue jugador de formativas y de Primera División, director técnico de Cuarta y Quinta División, gerente deportivo y entrenador del plantel principal y finalmente, asesor deportivo de la Comisión Directiva tanto en Primera División como en Divisiones Juveniles.

Luego de finalizar por edad su carrera en el club Zapicán de Baby Fútbol, asistió a un llamado de aspirantes que realizó el club de la Curva de Maroñas en el Parque Hugo Forno, a pocos pasos de casa paterna. En esa instancia, conoció a dos futuros compañeros que también dejarían su huella en el club franjeado: Luis Malvárez y Nelson Alaguich.

Poco después con sólo 15 años, bajo la conducción del “chino” Salvá y el profesor Esteban Gesto, pasó a integrar el plantel de Quinta división que permitía futbolistas hasta con 18 años cumplidos. Al año siguiente, estuvo unos meses en Cuarta y fue ascendido al plantel principal por don Raúl Bentancor por entonces entrenador y que luego se transformaría en su “mentor”.

En Primera división debutó en 1976 con 17 años. Con la franja negra al pecho obtuvo la histórica clasificación a la Copa Libertadores de 1978 y tras disputarla, fue a probar suerte a la Madre Patria. Roo, de ascendencia española, al no ocupar cupo de extranjero, se probó en tres equipos: Hércules, Barcelona y Castellón. Pero por desavenencias económicas entre los clubes españoles y Danubio, no se concretó ninguna transferencia y debió regresar.

Apenas tocó tierra uruguaya, aparece nuevamente en su vida, Raúl Bentancor quien lo citó para la selección juvenil que se preparaba para disputar el Campeonato Sudamericano a disputarse aquí en Uruguay, torneo que finalmente obtuvo la “celeste” y en el que Roo tuvo una actuación muy destacada. Lamentablemente una lesión (rotura de ligamentos y menisco) en la pierna izquierda, le impidió participar del Mundial de la categoría que se realizó en Japón y nuestro seleccionado obtuvo el 3er. puesto.

Se desempeñaba como un volante “todo terreno”, muy bueno en la marca y cobertura de espacios, pero de la mano de Bentancor, sumó técnica y mejoró el remate.

Estuvo en Danubio hasta 1981 y luego defendió los colores de Wanderers, Progreso, Rampla, Huracán Buceo y Sportivo Italiano. Dejó de jugar muy temprano, a los 27 años por culpa de aquella rodilla dañada.

Tras finalizar su carrera como futbolista, comenzó la de entrenador, desempeñándose en varias instituciones, tanto en Primera división como en categorías formativas, así como coordinador de divisiones juveniles.

En el club de los Lazaroff dirigió los equipos de 4ª y 5ª en 1995. Dos años después en 1997, asumió en el cargo de gerente deportivo permaneciendo hasta 2003, cuando fue designado para hacerse responsable técnico del equipo de Primera división.

Finalmente, tras varios años vuelve a Danubio en 2017 como asesor deportivo de la Comisión Directiva tanto en Primera División como en Divisiones Juveniles, permaneciendo dos años.

Haciendo un repaso de su historia en el fútbol, el “gallego” tiene un especial reconocimiento y ponderación para Raúl Bentancor y Luis Cubilla a los que considera… “verdaderos maestros”.

Roberto Roo, defendió durante muchos años los colores danubianos como futbolista, entrenador (Divisiones Juveniles y Primera), gerente y asesor deportivo … es un caso único.

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