De 1988 a 1997, los clubes campeones de América tuvieron la posibilidad de luchar por un nuevo título continental que reconocía sus anteriores logros: la Supercopa Sudamericana, aunque su nombre oficial era Supercopa João Havelange.
Su formato era el de eliminación directa en partidos de ida y vuelta y, en su primera edición, obtenida por Racing Club de Avellaneda, contó con la participación de 13 clubes. Con los años, iría sumando equipos a medida que los mismos iban conquistando América: Atlético Nacional de Medellín (1989), Colo Colo de Chile (1991), San Pablo de Brasil (1992), Vélez Sarsfield de Argentina (1994, pero recién ingresó en 1995) y Vasco da Gama de Brasil (1997).
Nacional fue el único uruguayo que logró alcanzar una final de este certamen, en 1990, pero cayó ante Olimpia de Paraguay (0-3 y 3-3).
Sin embargo, los orientales pueden jactarse de haber eliminado a diversos rivales de gran envergadura en el transcurso de aquellas diez ediciones. A saber: los tricolores apearon a Flamengo de Brasil (1988), Independiente de Avellaneda (1990), Estudiantes de la Plata (1990 y 1995), Boca Juniors (1991), Racing de Avellaneda (1993) y Cruzeiro (1993).
En tanto, los aurinegros dejaron por el camino al Santos de Brasil en dos ocasiones (1990 y 1991), Boca Juniors (1990) y Racing Club de Avellaneda (1991), además de obtener triunfos en 1997 ante Atlético Nacional de Medellín y Gremio de Porto Alegre, aunque en esta ocasión en una edición con formato de grupos.
Sin embargo, en el correr de aquellos diez torneos, los grandes de nuestro país tuvieron la oportunidad de enfrentarse mano a mano en una sola ocasión (1992) y otra en una edición preliminar que buscaba, junto a Vasco da Gama, dos clubes que avanzaran a la siguiente instancia (1997).
Los duelos más emocionantes, y los que concitaron la mayor atención e interés, fueron los que se disputaron en 1992.
Por los octavos de final de aquel certamen, albos y mirasoles se midieron en primera instancia el 30 de setiembre en el Centenario ante 30 mil espectadores y bajo el arbitraje del paraguayo Carlos Maciel.
Nacional llegaba liderando el Campeonato Uruguayo, mientras que Peñarol todavía buscaba su mejor rendimiento.
Igualmente, en el juego de ida, fueron los aurinegros los que se adelantaron hasta ponerse 2-0 en el marcador con goles de Adrián Paz (47´) y de un extricolor como Pedro Catalino Pedrucci (49´), de penal. De esa forma, Peñarol destrababa un encuentro complicado, en el que Oscar Ferro había sido la figura absoluta del primer tiempo con atajadas sensacionales.
Sin embargo, los tricolores trajeron el partido hasta igualarlo con anotaciones de Julio César Dely Valdés (66´), a centro de Gustavo Méndez, y César Silvera, en contra, en un esfuerzo íntegro de José “Pepe” García (78´).
William Castro fue expulsado en tiendas mirasoles a los 71´ tras falta a Antonio Vidal González.
Roberto Fleitas alineó aquel día a Jorge Seré; Gustavo Méndez, Ruben Silva, Hugo de León, Carlos Soca; Yubert Lemos, Enrique Peña (José García), Álvaro Gutiérrez (Fabián O´Neill); Edison Suárez; Antonio Vidal González y Julio Dely Valdés.
Por su parte, Roque Máspoli colocó a Oscar Ferro; Fernando Rosa, Marcelo Asteggiano, Euler Correa, William Castro; Carlos Sánchez, Diego Dorta, Roy Meyers (Andrés Martínez); Pedro Pedrucci (César Silvera); Adrián Paz y Diego Aguirre.
Una semana después, el Centenario volvió a vestirse de gala para recibir a los grandes, que ahora sí definían un pasaje a cuartos de final.
El chileno Enrique Marín fue el árbitro. Nuevamente, 30.000 espectadores en la tribuna.
Nacional formó con Jorge Seré; Gustavo Méndez, Ricardo Canals, Hugo de León, Carlos Soca; Yubert Lemos, Enrique Peña (José García), Álvaro Gutiérrez; Gerardo Miranda (Edison Suárez); Antonio Vidal González y Julio Dely Valdés.
Peñarol alineó a Oscar Ferro; Fernando Rosa, Marcelo Asteggiano, Carlos Sánchez, Gonzalo Díaz; César Silvera (Ramón Castro), Diego Dorta (Euler Correa), Andrés Martínez; Pedro Pedrucci; Adrián Paz y Diego Aguirre.
En un encuentro que asomaba parejo, los aurinegros comenzaron a hipotecar su chance cuando Sánchez primero (41´) y Rosa después (57´) se fueron expulsados y dejaron a su equipo con nueve hombres.
Los parquenses no desaprovecharon la ocasión y apenas un minuto después de su ingreso (59´), Edison Suárez, con un notable cabezazo bombeado, marcó el único gol de la noche que le dio el pasaje a los albos.
El buen equipo de Nacional, que contaba con posibilidades de alcanzar la instancia final, terminó allí su actuación, ya que la huelga de futbolistas que se instaló en nuestro país le impidió enfrentar a Racing de Avellaneda.
Cinco años después volvieron a verse las caras aunque, como fuera dicho, en una instancia de grupo, el que compartían con Vasco da Gama.
El primer duelo fue el 15 de junio, en un Centenario sin una gran concurrencia y con otro chileno arbitrando: Mario Sánchez.
El resultado de un partido intenso y de pierna fuerte fue 2-2, con goles de Silvio Fernández (17´) y Washington Rodríguez (38´) para los tricolores y de Juan Carlos de Lima (18´) y José Enrique de los Santos (45´) para los aurinegros. Aquel clásico dejó el recuerdo de una desafortunada tarde de los arqueros Carlos Nicola y Fernando Alvez y del debut en Primera División de un jovencísimo Martín Ligüera en Nacional (17 años).
Los parquenses, sin Tony Gómez, Nelson Abeijón y Álvaro Recoba, afectados a la selección uruguaya que disputaba la Copa América en Bolivia, jugaron con Nicola; Oscar Suárez, Leonardo Jara, Fernando Kanapkis, Dardo Pereira (Gustavo Badell); Mario Barilko, Diego Tito, Rodrigo Lemos (Ligüera); Washington Rodríguez, Juan Ravera (Silvio Fernández) y Juan González. DT: Miguel Puppo.
Peñarol, sin Gonzalo de los Santos, Luis Romero y Marcelo Romero por la misma razón del seleccionado (la que, de por sí, trajo polémica por la no participación de Pablo Bengoechea), salió a la cancha con Alvez; Serafín García (Martín García), Oscar Aguirregaray, José Enrique de los Santos, Robert Lima; Marcelo de Souza (Ignacio Borjas), Nicolás Rotundo, Washington Tais; Carlos Aguilera; Antonio Pacheco (José Cancela) y Juan Carlos de Lima. DT: Gregorio Pérez.
El 6 de julio llegó la revancha. Y fue una petit eliminatoria ya que, tras la igualdad inicial, ambos habían perdido ante Vasco en Brasil: 3-1 los mirasoles y 1-0 los albos.
Y ese partido fue de los aurinegros por 2-1, ahora sí con todos los jugadores que habían estado afectados al combinado, aunque Nacional sin Recoba, ya vendido al Inter de Milán.
El “Vasco” Aguirregaray anotó la apertura a los 9´, Washington Rodríguez-que en apenas un año le marcó tres tantos a los mirasoles en lides clásicas-, igualó a los 58´, y el salteño Gonzalo de los Santos desniveló finalmente a los 77´ con un cabezazo tras un corner, marcando su segunda conquista clásica tras la de la Liguilla 1995.
Fueron expulsados Tito, Kanapkis (Nacional) y Aguirregaray (Peñarol).
Alineaciones:
Nacional: Carlos Nicola; Tony Gómez (Miguel Sanabria), Gustavo Badell, Fernando Kanapkis, Leonardo Jara; Mario Barilko, Diego Tito, Gianni Guigou; Washington Rodríguez (Martín Ligüera), Silvio Fernández y Juan González. DT: Miguel Puppo.
Peñarol: Claudio Flores (Fernando Alvez); Washington Tais, Oscar Aguirregaray, José Enrique de los Santos, Robert Lima; Marcelo Romero, Gonzalo de los Santos; Pablo Bengoechea, Carlos Aguilera (Juan Carlos de Lima); Antonio Pacheco (Jorge Gonçalves) y Luis Romero. DT: Gregorio Pérez.
Así, con la citada victoria, los aurinegros allanaron su camino y aseguraron la clasificación con el 1-1 ante los brasileños.
Posteriormente, ingresaron al Grupo 4 junto a Atlético Nacional, Estudiantes de La Plata y Gremio, finalizando segundos por detrás de los colombianos.
De esa forma, se cerraba la actuación uruguaya en la Supercopa, la que no pudo darle ninguna alegría continental a nuestro fútbol.
Los grandes se midieron en cuatro ocasiones, con un triunfo para cada lado y dos empates.
Un año después, la Conmebol, atenta a que el formato estaba agotado y decidida a integrar más equipos y generar mayores ingresos, discontinuó la competencia en favor primero de las copas Mercosur y Merconorte y, posteriormente, de la Copa Sudamericana, la que nos acompaña hasta hoy en día y en la que, lamentablemente, los orientales tampoco logramos figuraciones destacadas a no ser por las semifinales alcanzadas por Nacional en 2002 y Peñarol en 2021.