El clásico del shot gol

El único tanto en la historia del shot gol en Uruguay: Pablo Bengoechea. ¿Se demoró?

En 1996 Estados Unidos inauguró una nueva-y ahora definitiva- liga profesional de fútbol, la Major League Soccer, tras la experiencia tristemente sepultada de la NASL (North American Soccer League), la que entre 1968 y 1985 llegó a reunir a las mayores luminarias del planeta fútbol en una competencia de nivel nacional.

Seguir leyendo…

Fernando “Pelo” Rodríguez

Se destacó en una época en la que abundaban los buenos futbolistas. Integró esa legión dorada de jugadores extraordinarios que disfrutó Danubio en la década del cincuenta como “Guaito” Manghini, Oscar Melgarejo, la “Gata” Martínez, Alfonso Auscarriaga, Raúl Bentancor, el “Negro” Rolan o “Tito” Argenti, por citar algunos.

Luego de tener una destacada participación en las divisiones juveniles, debutó en el equipo principal en 1951, adueñándose del puesto de centro delantero por varios años.

De él se dice que, por sus movimientos y ubicación dentro del área, era un típico “9”. Su buen físico le brindaba una fortaleza que le permitía aguantar a los defensas sin problemas, para luego intentar definir o bajarle la pelota al compañero mejor ubicado.

Por casi diez años vistió la camisa (literal) de la franja, disputando alrededor de 150 partidos oficiales, consiguiendo grandes logros para la época.

Formó parte de aquel notable equipo que alcanzó el subcampeonato en el Campeonato Uruguayo de 1954 de Primera división, qué sin lugar a dudas, por aquel tiempo era realmente hazañoso. Al año siguiente, participó de la más extensa y recordada gira internacional de Danubio de la historia (18 partidos), que abarcó el norte de Sudamérica, Centroamérica y México. También dijo presente en la primera gran actuación franjeada en el Torneo Competencia de 1958, cuando consiguieron el vice campeonato.

En su último año de actuación en el club de la Curva de Maroñas, le brindó una nueva alegría a la parcialidad, al colaborar para la obtención del título de Campeón Uruguayo de la “B” de 1960 que posibilitó el retorno de Danubio al círculo de privilegio del fútbol uruguayo. Uno de los tantos partidos en que Rodriguez fue determinante y que el triunfo definitivamente encaminó al equipo para el logro del objetivo final, ocurrió frente a Uruguay Montevideo en la desaparecida cancha que tenían los “celestes” en Tomkinson y Simón Martínez… Danubio caía uno a cero, pero dos goles del “Pelo” dieron vuelta el resultado.

Lógicamente la selección uruguaya no le fue esquiva y en 1956 integró el plantel que ganó el Campeonato Sudamericano que se disputó en Montevideo.

Fernando Rodríguez era un gran definidor, de buen físico y correcta ubicación en la “zona quemante”, en fin, un “9” completo. Un grande en la gloriosa historia danubiana.

“Pelo” jamás se alejó de Danubio y hasta su muerte ocurrida en agosto de 2015, era común verlo en la tribuna principal del Estadio Jardines apoyando al equipo de su vida.

Por las calles del fútbol IV. José Piendibene: “Usted es un maestro, muchacho”

Esas fueron las palabras del zaguero argentino  Jorge Brown cuando Piendibene marcó su segundo gol a la selección albiceleste. Ese día, el 29 de octubre de 1911, Uruguay venció por un contundente 3 a 0 al clásico rival rioplatense por la Copa Premio de Honor. El match se disputó en el Parque Central y la multitudinaria afición fue testigo de la actuación superlativa del delantero oriental. El apodo dispuesto por Brown en el campo de juego quedó inmortalizado en la jerga futbolera  y fue denominado así por el resto de su vida.

La calle que honra su memoria nace en el viejo camino Cuchilla Grande a los fondos del bosque que posee el Hipódromo de Maroñas sobre el lado de la recta opuesta. Muchos vecinos del Barrio Piria o Jardines del Hipódromo que peinan canas le siguen diciendo Ferrara porque así se denominaba antes en toda su extensión. Un decreto del gobierno departamental de Montevideo de los años 70 dispuso que el tramo comprendido entre Avenida José Belloni y Avenida Acrópolis llevara el nombre del gran goleador de las primeras épocas de nuestro balompié. Precisamente, este notable jugador no fue oriundo de esa zona de la ciudad pero cualquier calle del país podría llevar su nombre porque su fama inclusive, traspasó las fronteras.

La canchita de la plaza del Centro Cultural El Hornero da sobre la calle José Piendibene. Muchos gurises y gurisas sueñan con anotar tantos goles como el mítico goleador oriental.

José Antonio Piendibene Ferrari nació en Pocitos el 5 de junio de 1890 y fue el menor de 8 hermanos. Se crió en ese barrio montevideano cuando su paisaje estaba decorado por casas bajas y amplios baldíos en los alrededores de la estación del tranvía. En esos campitos manufactureros de cracks se forjó quien  sigue siendo considerado como el mejor futbolista de la romántica era amateur. Las crónicas de las ilustres plumas de la época lo definieron como un completo player dotado de las más amplias virtudes técnicas. Comenzó jugando en el Buenos Aires en 1906, pasó al Intrépido y rápidamente, fue alistado en el equipo de football vinculado a la empresa del Ferrocarril Central. La joven promesa debutó en el CURCC el 26 de abril de 1908 con dos anotaciones frente al desaparecido French.  La parcialidad carbonera retornó deslumbrada a sus hogares debido al virtuoso juego desplegado por ese gurisito que se había estrenado como puntero derecho. Aquella tarde dominical, José se vistió la casaca aurinegra y nunca más se la sacó. Defendió a Peñarol durante 20 años y sigue siendo el jugador que más tiempo sirvió a la causa mirasol. Fue campeón uruguayo en 1911, 1918, 1921, 1924 (campeonato de la FUF), 1926 (torneo de transición del cisma) y 1928. Disputó 506 partidos, convirtió 253 goles y es uno de los principales goleadores clásicos aurinegro tras flanquear en 21 oportunidades la resistencia de la meta tricolor. No hubo arquero que exonerara el accionar de su magistral clase y hasta el propio “Divino” Zamora fue pupilo de la didáctica futbolística de “El maestro”. El legendario golero del Espanyol de Barcelona se presentó en el Parque Central en el marco de la gira americana emprendida por el club catalán. El extenso período de tiempo que poseía el afamado portero sin recibir goles en contra se esfumó por completo cuando el centrodelantero le marcó un exquisito tanto el 18 de julio de 1926. La noticia generó un gran impacto tanto aquí como en España mientras que el eterno goleador demostraba que seguía vigente a sus treinta y picos de años de edad. La carrera de Piendibene fue apoteósica colaborando significativamente para hacer grande al club de sus amores. En 1924 fue declarado socio honorario de Peñarol y en 1941 fue elegido como abanderado para el desfile correspondiente al festejo del cincuentenario aurinegro. Pero su juego moderno y de características técnicas revolucionarias no solo estuvo al servicio d esu club. “El Maestro” fue un jugador determinante para que el concepto de la gloria se comenzara a teñir de color celeste.

Selección uruguaya 1916 que contaba entre sus filas a “El Maestro” y que obtuvo el primer Torneo Sudamericano.

Hacerle un gol a Argentina. Su lección favorita

Fue convocado de forma temprana para representar al cuadro de la league y marcó su primer gol como jugador de Uruguay frente a Chile el 29 de mayo de 1910 por la Copa Centenario de Mayo. Los trasandinos lo sufrieron como adversario pero quienes más lo padecieron fueron los porteños. Argentina fue su rival preferido  y ostenta hasta nuestros días el título de máximo artillero del mítico clásico del Río de la Plata con  18 anotaciones. Una suma que nadie pudo igualar hasta el presente desde que marcó su último gol a los argentinos el 22 de enero de 1922 en un partido amistoso disputado en Buenos Aires. Esta cifra que no pudo alcanzar ningún otro jugador rioplatense adquiere mayores dimensiones si se analiza que Piendibene marcó un total de 22 goles con la casaca celeste. Su participación con el combinado nacional fue fundamental en la concreción de los primeras grandes gestas que consolidaron la hegemonía futbolística oriental. José estuvo presente en Belvedere cuando se adoptó de forma definitiva el color celeste para nuestro seleccionado tras la obtención de la Copa Lipton el 15 de agosto de 1910. Marcó el primer gol en la historia de los torneos sudamericanos cuando Uruguay se impuso por 4 a 0 a Chile el 2 de julio de 1916 en Buenos Aires y se coronó como campeón de América en 1916, 1917 y 1920. Disputó 43 partidos con la gloriosa celeste siendo uno d elos primeros jugadores en marcar una época. Sin embargo, no pudo consagrar su majestuosa trayectoria con un título mundial. Las grandes desavenencias provocadas por el movimiento separatista imperante en la política del fútbol americano produjeron un profundo quiebre en la interna de la  AUF. Peñarol encabezó la creación de la Federación Uruguaya de Fútbol (FUF) y fue acompañado por varios clubes como Central y Wanderers.  Nacional defendió la causa asociacionista y permaneció en el órgano rector creado en 1900. El cisma sucedido en 1922 determinó la existencia simultánea de dos organizaciones futbolísticas paralelas por un período de 3 temporadas. La selección de la AUF ganó un nuevo torneo oficial sudamericano en 1923 y el visionario Atilio Narancio cumplió su promesa de llevar a los campeones a la cita olímpica de 1924. Rumbo a Colombes solo podían embarcarse jugadores pertenecientes a cuadros de la AUF y Piendibene no fue considerado por estar registrado en la FUF. El equipo uruguayo maravilló a Europa en base a la sublime calidad del juego desplegado y aquellos compatriotas colgaron las preseas doradas en su pecho. Los entendidos en la materia afirmaron que el refinado estilo criollo se basó en el valioso aporte técnico realizado por el delantero aurinegro a lo largo de su carrera. Pero el principal responsable del juego bonito celeste había quedado excluido de la nómina por las rencillas políticas de los dirigentes locales. La contienda de Ámsterdam en 1928 lo encontró escribiendo las últimas hojas de su epílogo deportivo. Los laureles olímpicos le fueron ajenos y su nombre no quedó grabado  en las epopeyas de las primeras dos estrellas de nuestro fútbol. Igualmente, sigue siendo reconocido como el mejor futbolista de las primeras décadas del SXX..

Piendibene falleció el 12 de noviembre de 1969 y ese tramo de la calle Ferrara lleva su nombre en las cercanías del Hipódromo y de la cancha de Danubio. El nomenclátor de Montevideo no es muy generoso con los jugadores de fútbol y tan solo algunos campeones de la trilogía exitosa de los años 1924, 1928 y 1930 tienen adjudicada una vía de tránsito como forma de homenaje. Una situación que adquiere mayor gravedad con respecto a la memoria de los héroes de Maracaná. Piendibene no fue campeón del mundo pero si tiene su calle propia. Por lo tanto, se puede afirmar que “El maestro” fue un genio de verdad.

Los números de “El Maestro”

506 partidos con Peñarol

253 goles con la casaca aurinegra.

43 partidos con Uruguay

22 goles convertidos de los cuales 18 fueron convertidos a Argentina.

Referencias bibliográficas.

AUF Sitio Web Oficial. José Piendibene. En:www.auf.org.uy/jose-piendibene/

BDFA. Jugadores del Club Atlético Peñarol. En:www.bdfa.com.ar/lista_jugadores.asp?codigo=306&orden=pj&cat=1

PyD. El sitio del pueblo. José Antonio “El Maestro” Piendibene. En: http://www.padreydecano.com/cms/idolos/jose-antonio-el-maestro-piendibene/

Las inexactitudes oficiales de Peñarol pretendiendo atribuir al CURCC un “origen obrero y popular”

Muy poco afortunada resultó la errónea puesta en escena de la consigna que la nueva conducción de Peñarol busca imponer como estereotipo del club.

La consigna que en una franja de cincuenta metros de largo pintó el Consejo Directivo de Peñarol en la tribuna cabecera del estadio de su propiedad, donde concurre la parcialidad más combativa del club, no responde a la documentada verdad histórica.

Seguir leyendo…

La llama celeste: el segundo match

Un solo encuentro bastó para que el mundo entero advirtiera, en los albores del siglo XX, el nacimiento de la mayor expresión futbolística fuera de las islas británicas. El football comenzó a arraigarse en el Río de la Plata con tanta determinación que los players ansiaron constantemente encontrar nuevos rivales, nuevos horizontes donde competir. Cruzar el gran río se convirtió en un nuevo escalón deportivo. No solo para nuestros teams, que buscaron rivales de fuste y mostraron su clase en fields porteños, sino para el embrión de nuestras selecciones, la uruguaya y la argentina, que, con elevens aún en proceso de formación, lograron cautivar a propios y extraños. Esa primera vez, entre “orientales y porteños”, que llenó de orgullo a unos y a otros, ya era solo un recuerdo, por lo cual un nuevo enfrentamiento se estaba gestando, el cual se sucedió en el año 1902 y tuvo un desenlace ciertamente inesperado.

Seguir leyendo…

El primer estadio del Uruguay

El sol otoñal atraviesa con dificultad la espesa fronda de los eucaliptos por la avenida 19 de Abril. Hace 120 años, esos árboles eran apenas retoños entre muchos otros que poblaban una zona de quintas, bordeadas por un arroyito de nombre peculiar, el Quita Calzones. El sosiego de aquellos días se mantiene en el presente, aunque durante pocos años conoció el bullicio de un estadio de fútbol. El primero que hubo en este país.

Seguir leyendo…

Entre 1910 y 1950 no existía la “garra charrúa”

Elegir el impactante Uruguay 5 Francia 1, título de la columna con la cuál estrené mi contacto con los cibernautas en el sitio de los historiadores del fútbol uruguayo, llevaba el propósito de despertar en los visitantes la curiosidad que los animara al “click” para satisfacer su sorpresa por un tanteador que hoy –y desde hace muchas décadas-, es imposible que materialice un equipo uruguayo. Frente a Francia y, también, ante cualquier otro seleccionado por más débil que sea.

Seguir leyendo…

River Plate Football Club: herencia Darsenera

La Liga “inglesa”

Cuando se fundó la “The Uruguay Association Football League”, allá por 1900, lo hicieron cuatro clubes: quien tuvo la iniciativa, Albion, que representaba de alguna manera a la comunidad inglesa; el CURCC, de la zona de Peñarol, que fue por muchos años el club de una empresa ferroviaria; el Deutscher Fussball Klub, con algunos integrantes y descendientes de la comunidad alemana, y el Uruguay Athletic, compuesto por hijos dilectos de familias de buena posición. Era una continuidad de las tradiciones inglesas, que comenzaron a resquebrajarse con la inclusión de Nacional (club criollo y en su mayoría estudiantes universitarios) al año siguiente. No tenía ni pretendía las dimensiones que hoy se le conocen, obviamente en un contexto histórico totalmente diferente, donde la máxima autoridad que se podría (en condicional) llegar a tomar en cuenta era la Liga Inglesa, ya que la FIFA se fundaría en mayo de 1904.

Seguir leyendo…