Los Pibes de Walt Disney

En 1988, Danubio llegaba por primera vez a la cumbre del fútbol uruguayo con un equipo que por la calidad de sus integrantes y el juego desplegado, para muchos, ha quedado entre los mejores de la historia.

Aquel notable plantel de futbolistas motivó infinidad de comentarios, definiciones y apodos pero el más original e identificable, sin dudas fue el de Atilio Garrido con el que titulamos esta nota.

Hace 31 años, un fantástico grupo integrado en su mayoría por “gurises” formados en la cantera propia ganaron el Torneo Competencia, Campeonato Uruguayo y al año siguiente alcanzaron las semifinales de la Copa Libertadores de América.

El característico buen juego danubiano, para algunos -folklóricamente- comenzó con los pibes fundadores del año 1932  que “cuidaban” muy bien la pelota, acaso obligados por ser la única. Otros afirman que el cultor del “respeto” por el balón fue “El Pibe de Oro” Ernesto Lazzatti, un caballeresco jugador argentino que dictara cátedra a fines de los años cuarenta.

Danubio, identificado  -vaya a saber desde cuándo- con el fútbol químicamente puro, en 1988 se encontró simultáneamente con jugadores que interpretaban en su máxima expresión ese tradicional exquisito sentir futbolístico, alcanzando como era previsible grandes éxitos.

El destino quiso que prácticamente todos los futbolistas recalaran en las formativas danubianas. Es de suponer que en distintos momentos habrán llegado a probar suerte al Parque Hugo Forno y es posible que, una vez aceptados, hayan corrido para sus casas a contar su ilusión, tal vez sin pensar que en pocos años pasarían a la historia del fútbol uruguayo.

A LO DANUBIO….

Desde la fundación por aquel puñado de pibes de la Curva de Maroñas, los danubianos intentaron tener un club diferente e independiente, gracias a ello, todo lo conseguido ha sido exclusivamente fruto del trabajo y al incansable esfuerzo de sus extraordinarios partidarios. Así creció Danubio, deportiva e institucionalmente hasta convertirse en uno de los clubes más importantes y “semilleros” de nuestro fútbol.

A través de los años, el Club ha tenido como virtud contar en sus filas directrices con destacados hombres que lograron desarrollarlo en todos los planos. La década del ochenta, una de las más gloriosas en cuanto a logros deportivos, no podía ser la excepción, se contaba con dirigentes muy capaces, que además, estaban brillantemente guiados por un extraordinario visionario como el  Ingeniero Héctor Del Campo.

Del Campo, de extensa actividad directriz, que desde 1968 había ocupado diversos cargos en la institución, llegó a comienzos de 1981 por primera vez a  la presidencia. Su actuación fue tan destacada que su nombre estará por siempre grabado en la historia franjeada. Desde su asunción, el club comenzó en todos los órdenes una etapa de franco desarrollo. Por ejemplo en el plano deportivo, durante sus mandatos, además de los dos títulos que rememora esta nota, consiguió entre otros logros, un subcampeonato uruguayo y clasificar en dos oportunidades a la Copa Libertadores.

Para la conformación del plantel de 1988, la Comisión Directiva tuvo el acierto de respetar una convicción fuertemente arraigada en los danubianos desde los orígenes, prioridad para los futbolistas surgidos en el club y reforzar únicamente los puestos necesarios.

Por su parte, aquel legendario grupo de jugadores continuó con una tradición, que también comenzara en los torneos barriales y continuara luego en las diferentes categorías de la A.U.F.,  la de imponer su característico fútbol con suma profesionalidad, pero sin perder el espíritu de jugar por amor a la camiseta.

COMIENZA LA HISTORIA….

En los primeros meses de 1985, nuestro país se encontraba en plena transformación por el inminente retorno a la democracia. A su vez, el ambiente del fútbol terminaba de sufrir una nueva frustración por la pobre actuación del seleccionado juvenil en el sudamericano jugado en Paraguay y comenzaban a preocupar las eliminatorias para el Mundial de México del próximo año.

Danubio contaba en sus filas, con Ruben Sosa, indiscutido mejor jugador del medio, pero se presumía tenía las horas contadas en el país, por la infinidad de importantes interesados que había en su ficha. Además, si bien la situación económica del Club no era angustiante, comenzaba a preocupar y casi la única solución era la venta del querido y talentoso “Peter”.

En la faz deportiva el presente y futuro de la franja era alentador. Hasta ese momento el equipo principal era considerado por el periodismo especializado como la “sensación” de la temporada, comparándolo incluso por la calidad de su juego con la selección francesa, último campeón europeo y olímpico. Por si fuera poco, las divisiones juveniles contaban con jugadores que para los entendidos prometían y mucho. Se había logrado en el último año el Campeonato Uruguayo de 6ª división, con una campaña realmente importante, por ello, todo hacía suponer una buena temporada en los todos los torneos.

En parte, tiempo le dio la razón a las presunciones y el desempeño de los jóvenes danubianos fue por demás reconfortante, se obtuvieron los subcampeonatos en 4ª y 6ª , el título en 5ª, sumándose la muy buena campaña de la 3ª, se consiguió también el premio a la actuación conjunta de todas las categorías.

Sin desmedro de las otras categorías, evidentemente las actuaciones más destacadas pertenecieron a la 5ª división. Mientras la 4ª división, defendida entre otros por Fernando Baleato, “Nano” Goñez, Alberto Bombacci,  Fernando Rosa y el “canario” Cabrera, realizaba un juego en el que prevalecía la fuerza, el equipo de 5ª, desplegaba un fútbol esencialmente técnico que reflejaba la enorme riqueza de fundamentos de la mayoría de sus componentes. Aquellos virtuosos eran: Eber Moas, Luis “gallina” Da Luz, Ruben Pereira, Horacio Laffera, Edgar “pompa” Borges, Ruben “polillita” Da Silva, Richard Rodríguez, “Teco” Cabral, etc.

Ambos planteles eran supervisados técnicamente por el experimentado Segundo González  que era asistido por  Roberto Repetto y Alberto Cardaccio, continuando de esta manera con la política de colocar al frente de los planteles a quienes antes, como jugadores, hubieran demostrado verdadero empeño y sacrificio al servicio de la causa danubiana.

Llamados por las notables actuaciones de éstos jóvenes, los hinchas comenzaron a acompañar, aumentado de número al paso de las fechas. A tal punto llegó el apoyo popular, que en ocasión de los encuentros frente a Miramar Misiones (el rival directo por la lucha del campeonato de 5ª) en el Parque Forno, se armaron dos cantinas y además se instaló una red de altoparlantes mediante la cual se brindó informaciones.

Sin dudas el show de la “Quinta” enamoraba al más indiferente. Tacos, chilenas, rabonas…. en fin, fútbol de “campito” dentro del fútbol oficial. La campaña de esta categoría fue realmente espectacular…. como muestra basta un botón… convirtió 95 goles y recibió solamente 21, sen-sa-cio-nal !!!

El formidable juego de los Borges, Pereira, Da Silva y compañía también logró la atención de los medios de prensa en una época en que el fútbol juvenil era prácticamente ignorado, consiguiendo incluso que hasta las cámaras de televisión llegaran al Parque “Hugo Forno”.

Sobre fin de año, llegó a nuestro país, con alrededor de 60 chicos,  la “Escuela de Pelé”, academia fútbolística que funcionaba en Estados Unidos y era dirigida por el Prof. Julio Mazzei. Se midieron entre otros equipos con la 5ª de Danubio, los jóvenes danubianos fueron quienes más impresionaron al técnico brasileño, quien manifestó…..“desde la época de Pelé y Coitinho, que no veía paredes como las que hacen los chicos de DANUBIO.”

Por su parte, el plantel principal no correspondió a las actuaciones de los juveniles, y  tras un comienzo en que, como dijimos, era considerado, por críticos y público en general, como la “sensación de la temporada”, tras la venta de Sosa al fútbol español, el equipo comenzó un pronunciado decaimiento del que lamentablemente no pudo salir, finalizando en el undécimo lugar del Campeonato Uruguayo y eliminado de la Liguilla Pre-Libertadores.

1986, LOS PIBES COMIENZAN A FOGUEARSE…

En tanto se esperaba con gran expectativa la actuación del seleccionado uruguayo en el Mundial de México, tras dos torneos de ausencia, Danubio ahora con una envidiada situación económica, que le permitía encarar la nueva temporada con suma tranquilidad, y mayores posibilidades, comenzaba a realizar un profundo análisis para que el fracaso de la temporada anterior resultara fugaz. Se entendió así que, muchos jugadores del plantel superior, la mayoría de los cuales pertenecían al club desde temprana edad, habían llegado a su “techo futbolístico” no significando ya para la institución, ni un futuro económico, ni deportivo, decidiéndose entonces, dejarlos en libertad de acción y salir al mercado a cubrir las vacantes producidas. La excelente situación económica danubiana, evidentemente motivaba a los clubes vendedores a elevar en forma considerable la cotización de sus jugadores, imposibilitando así, su adquisición. De esta manera, no hubo otra posibilidad que completar el plantel con jugadores libres, que no fueron la solución, la campaña en el Campeonato Uruguayo, no fue mucho mejor que la del año anterior, ubicándose finalmente en el noveno lugar. A mediados de año y para intentar cambiar el rumbo del equipo, se había suplantado al cuerpo técnico, contratándose al prestigioso Luis Cubilla, de anterior pasaje por la Institución y que había logrado nada menos que la primera clasificación a la Copa Libertadores de América.

Lo mejor del año y tal vez sin ser apreciado en aquel momento en su justa medida, fueron los debuts en primera división de Juan Goñez, Ruben Pereira, Edgar Borges, Ruben Da Silva, Nelson Cabrera y Fernando Kanapkis.

Párrafo aparte para las Divisiones Juveniles que le dieron a la parcialidad danubiana grandes alegrías…. la 3ª, 4ª y la recientemente creada 7ª división alcanzaron el título en el Campeonato Uruguayo, consiguiendo de esta manera y por primera vez, tres títulos en la misma temporada. Con las aceptables campañas también de la 5ª y 6ª, se logró además, el mayor puntaje sumadas todas las divisionales. Pero más importante aún que los títulos conseguidos era que evidentemente Danubio contaba al borde de su Primera división con los mejores planteles del país.

AFINANDO EL EQUIPO

Aquel 1987 fue la temporada de afinamiento del equipo, indudablemente una de las etapas más importantes del proceso, podría afirmarse que en este año el equipo adquirió confianza y madurez. La afirmación está basada en que este conjunto fue prácticamente el mismo que al año siguiente ganó todo, con la excepción del arquero, ingresando Javier Zeoli por el transferido Jorge Seré.  Como era presumible la actuación fue bastante irregular, debido a la falta de maduración y experiencia de algunos muchachos; las que adquirirían precisamente en esta temporada. La continuación de Luis Cubilla y su equipo técnico, al frente del plantel principal fue -a nuestro entender-  factor fundamental en el proceso, el sanducero, un “viejo zorro” del fútbol dotaría al equipo -entre otras cosas- de una personalidad ganadora muy difícil de conseguir. El “negro” acostumbrado al éxito en DANUBIO, en esta oportunidad iba a dejar un equipo física, psíquica y técnicamente muy bien preparado.

De la temporada anterior no quedaba un grato recuerdo, aquel conjunto formado casi en su totalidad por jugadores libres había tenido un pobre desempeño, por ello se entendió conveniente dejar en libertad a la totalidad de los jugadores no pertenecientes a la Institución.

Mientras era elegido el conspicuo dirigente danubiano, Dr. Donato Grieco,  como nuevo Presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol, Danubio comenzaba a diagramar su actividad anual.

La temporada deportiva comenzó en el mes de abril con el Torneo Competencia, en el cual sin alcanzar puestos de relevancia dejó una grata imagen. Como iba  a suceder durante todo el año se alternaron actuaciones muy similares a las que vendrían un año después, con otras que desconcertaban. Incluso en algunos cotejos el juego difería notoriamente entre el primer y segundo período, tras un primer tiempo brillante, en el segundo se perdía la identidad, pero los muchachos comenzaban a adquirir experiencia.

Tras la consagración de Uruguay en la Copa América disputada en Argentina, comenzó el “Uruguayo”, el conjunto franjeado arrancó con actuaciones muy convincentes, ubicándose en los primeros lugares de la tabla de posiciones. Pero, evidentemente fruto de la inexperiencia, sobre el final de la primera rueda el rendimiento de los jugadores descendió y comenzaron a darse las variaciones antes comentadas. Para la segunda parte del torneo, las oscilaciones  en el juego se mantuvieron, aunque no fueron motivo de alarma, ya que se entendió que era un año de transición y además se estaba ganando en experiencia.

1988…. COMIENZA EL AÑO DEPORTIVO

El Torneo Competencia un añejo campeonato pero que a lo largo de la historia no fue disputado regularmente, sabía de buenas actuaciones danubianas, basta con recordar, por ejemplo, el lejano 1958 que con jugadores de la talla de Romerito, Rolan, Lezcano, “Coco” Delgado, “Pelo” Rodríguez, etc. Danubio obtuvo el subcampeonato.

En esta oportunidad, el equipo de Maneiro comenzaba con una ajustada victoria frente a Liverpool por dos goles a uno, que de ninguna manera avizoraba el buen nivel que desarrollaría el equipo durante el resto del campeonato. El grupo traía el fogueo de la temporada pasada, el único cambio era en la titularidad del arco, donde ingresaba Javier Zeoli, quien luego, se transformaría en uno de los pilares del plantel.

El torneo fue encarado por todos los equipos con total seriedad, seguramente porque premiaba al Campeón y puestos subsiguientes con la clasificación a la Liguilla y puntaje para la tabla anual respectivamente.

Desde las primeras fechas se podía apreciar que los franjeados estarían definiendo el campeonato.

Tras algunas fechas disputadas la prensa comentaba…. “Gana, puntea y da espectáculo…. Danubio sigue ganando, dando espectáculo y comparte ahora el liderazgo con Peñarol, tras derrotar por 3 – 1 a Central Español….”

El paso de los partidos confirmaron la pretensión de campeonato de los de Maroñas. El equipo se mostraba sólido en defensa y consistente en ataque, con la técnica tradicional de sus jugadores y con la clase para definir serenamente trámites parejos o adversos, manteniendo la punta del Competencia a una fecha del final.

¡LOS PIBES DE WALT DISNEY SON CAMPEONES! 

Llegó el gran día, si bien los resultados del sábado ya habían asegurado el título, los danubianos igualmente abarrotaron el “Mendez Piana”, como tal vez jamás había estado. La gente quiso retribuir a los muchachos por tanta alegría recibida y testimoniarles de esta manera su agradecimiento, además con seguridad, no querían perderse la vuelta olímpica. La fiesta había comenzado temprano con una ajustada victoria por 2 a 1 de la 3ª que le permitía dirimir el título con Wanderers.

Casi 5 mil personas vibraron cuando los jugadores danubianos salieron al campo de juego acompañados de una gran bandera albinegra. Varios fotógrafos perpetuaron el memorable momento en que los muchachos  saludaron al público recibiendo un estruendoso apoyo. Curiosamente tres años atrás varios de estos muchachos en este mismo escenario se habían consagrado campeones del “Uruguayo” de 5ª división. El calor popular minimizó la baja  temperatura, los colores blanco y negro de los gorritos y las banderas dominaron al gris del paisaje invernal.

El primer tiempo sin goles y…… seguramente para desafiar aquello de que segundas partes nunca fueron buenas, cuatro “golazos”, el Eddy con pelota quieta, una peinada del “Caballo” Kanapkis, una genial estocada de “Polillita” Da Silva, y sobre la línea Pereira, marcaron la diferencia entre uno y otro conjunto.

Con el pitazo final la emoción se apoderó de jóvenes y viejos franjeados, las lágrimas brotaron….. los pibes eran CAMPEONES !!

La prensa reflejó la notable consagración de esta manera: “Domingo de fiesta. Un sol regalón, especial, como hecho a medida y por encargo para pobres y poetas, brillaba allá arriba sobre un cielo celeste y puro que le ponía escenografía perfecta a la gran fiesta”.

“Los pibes lograron mantenerse fieles a su juego que contiene todos los recursos de un fútbol histórico, que responde también, a la tradición del club del barrio Maroñas donde el respeto por la pelota es un lema al que no se puede renunciar. Fueron pasando los partidos, se fueron acumulando los triunfos…..”

Otro de los medios escritos opinaba: “Esto de Danubio es para el elogio. No sólo por el título, sino por la forma de llegar a él. Jugando bien, manteniendo inalterablemente una línea de fútbol, lucida, ambiciosa, muy bien fundamentada y trabajada posición por posición, dentro de la cancha. Este cuadro de la franja aúna las ganas de la juventud, con la facilidad para manejar la pelota de todos sus integrantes, más los evidentes progresos tácticos de esta temporada, con una idea muy concreta de moverse agrupados, sin “solitarios”, y con un sentido real de equipo.”

El periodista Atilio Garrido se refirió casi poéticamente al acontecimiento…”Los mil abrazos, la desordenada vuelta olímpica, los pibes de Walt Disney son  ¡Campeones! y se van en andas de la multitud. La caravana del triunfo se va para Maroñas, barrio laburante, de gente que repite sus días iguales y sencillos. De pibes llenos de ilusiones que juegan en championes gastados y arman el picado en las veredas, sin baldosas, cubiertas de yuyos y bordeadas por zanjas… Pibes que sueñan con el “Polillita”, el “Pompa”, el “Brujo”, el “Gallina”, el “Rata”……”

Dicen que Luis Cubilla antes de partir hacia tierras guaraníes les había confiado a los dirigentes que si podían “aguantar” el equipo, en dos años sería casi imbatible, sólo les faltaba adquirir experiencia. Con la consagración en el Competencia se llegaba a la cumbre  o   ¿faltaba algo más?

La excelente campaña quedó reflejada con estos números: 12 partidos jugados, 9 victorias, 2 empates y 1 derrota. Anotó 24 goles y le convirtieron 8. Sumó 20 puntos y el más cercano perseguidor quedó a 4 puntos.

Ruben Da Silva con 12 anotaciones fue el goleador del torneo y Javier Zeoli fue el arquero menos vencido con 8 goles recibidos.

Los campeones: Javier Zeoli, Daniel Sánchez, Fernando Kanapkis, Luis Da Luz, Ruben Pereira, Nelson Cabrera, Adrián Viera, Edison Suárez, Ruben Da Silva, Edgar Borges, Gustavo Dalto, Juan Goñez, Alberto Bombacci,  Eber Moas,  Richard Rodríguez y Leonel Bozzano.

¡FALTABA LO MEJOR!

Se había logrado algo muy importante, pero ¿morían las aspiraciones?

La historia del club demostraba lo contrario. Los pibes fundadores no se contentaron con jugar en los barrios, por eso inscribieron al club en la AUF.  Si aquellos danubianos de las primeras luchas en la Extra, se hubieran dado por cumplidos, no se habría llegado a la “A”. Afortunadamente, luego de obtener el Torneo Competencia, nadie se dio por satisfecho y esto, sin dudas, ayudó para alcanzar también el Campeonato Uruguayo.

RUMBO AL “URUGUAYO”

Solo una semana después de la merecida consagración, daba comienzo el “Uruguayo”, el campeonato más importante de nuestro país. Un 12 de junio, Danubio comenzaba a escribir, lo que en definitiva sería una de las páginas más gloriosas de su inigualada historia. Ganaría el Campeonato Uruguayo de punta a punta, consiguiendo desde su debut en 1948, hasta ese momento la mayor cantidad de puntos, el mayor número de victorias, el menor de derrotas y la mayor cantidad de goles a favor.

En la 7ª fecha Danubio ya entraba en la historia del fútbol uruguayo, pues al ganarle a Bella Vista  -el rival de turno-  conseguía, sumando también el “Competencia”, ONCE victorias consecutivas, TRECE sin perder, algo pocas veces alcanzado y nunca por un equipo no perteneciente a los denominados grandes.

En “el día del niño”, los pibes danubianos derrotaban en forma categórica a Wanderers y la prensa lo reflejaba así: “En un “Parque Viera” con alrededor de 7 mil testigos, Danubio desplegó todo su potencial justamente frente al equipo que le debe los colores y consiguió la mayor diferencia entre ambos”. ¡DANUBIO! puntero a todo gol.” “En el día del niño los pibes de Walt Disney se divirtieron”.

Partido a partido todo el ambiente del fútbol se deshacía en frases elogiosas como: “Todo Danubio tendría que ir a la selección.” “Danubio es una máquina”.”  “Un canto al fútbol.” Danubio sin duda es la nota futbolística del año, ese fútbol técnico, atrevido, ingenioso, como lo quiere el hincha, como lo disfruta la tribuna.” “Con su fútbol que tiene el brillo de lo simple y la emoción permanente del gol, Danubio regala a manos llenas la alegría que reclamamos”. Al campañón de Danubio (Campeón del Competencia y 1º en el Uruguayo)  pueden encontrársele varios orígenes….. Si Ud. va para atrás se acordará del “Cumba” Burgueño, de Romerito, del “Pelo” Rodríguez, de Ernesto Lazzatti, y de mil nombres más polifuncionales como el “Vasco” Auscarriaga, de pierna fuerte como el Hugo Bagnulo, o el “Carcajada” Correa, en una cita con la historia que está muy lejos de pretender ser rigurosa y que no existe irreverencia en posibles olvidos. En esa gente hay antecedentes claros de este fútbol que junto a los lujos, a las galas que arrancan aplausos de la tribuna, tiene claro el concepto que hay que saber defender tan bien como atacar….por eso solo han soportado 4 caídas.

Otro origen parece obvio. El de la conducción dirigente. Hubo gente que tuvo grandes sueños y la audacia grande de promoverlos con su acción decidida para que se hicieran realidad. Hombres que confiaron en los pibes, igualito que en el origen en el 32, cuando el Danubio de doña María, el que recibió el nombre en el hogar de la calle Chayos, era un cuadro de niños. Los mismos que crecieron y jugaron entre los grandes; los mismos que crecieron, lo dirigieron y lo presidieron. En esta conducción política del club, en ese convencimiento de que el cuadro podía andar confiando en los chiquilines, hay que subrayar un nombre, quien sabe vender a los jugadores por el precio justo, porque domina el pequeño quehacer de la sede tanto como las grandes decisiones: Héctor Del Campo.

Otra de las fuentes está en un propulsor casi anónimo. Con una importante experiencia aquí y en Europa, todo lo incorporó para una formación integral que aplica en la dirección técnica. Ildo Maneiro, el que suelta a sus dirigidos, el que siente el fútbol de la libertad creativa.

El otro origen, sus gestores. Los muchachos de la franja. Los pibes de las mil gambetas. Esos que resuelven con facilidad, porque son habilidosos, tienen imaginación y quieren la pelota. Edison Suárez, de tan buen desempeño en Colombia; el lateral Nelson Cabrera, marcador al viejo estilo y a la vez con una proyección avancista supermoderna; el “Pollita”  Da Silva y esos 11 goles que en su caso son , invariablemente, golazos; el “Pompa” Borges de los quiebres de cintura, de la hamacadas; de Dalto, el de Pando ¡qué jugador! y los “fortachones” que no reniegan de ese fútbol que cultivan entre todos, Sánchez, Kanapkis, Moas….Ruben Pereira, talentoso bien dotado técnicamente; Da Luz cierra el costado derecho y Zeoli el arco. No quiero regalarles nada ni tampoco “inflarlos”. Pero estos pibes tienen regularidad; el de DANUBIO no es un globo ni se pincha. Entonces, mal favor les haría si por esperar más de lo mucho que ya han obsequiado, no me apresurara a hacerles justicia.”

Con el transcurso de los partidos el público y no sólo el danubiano comenzó a seguir la magnífica campaña franjeada, colmando los distintos escenarios.

La prensa se hacía eco de la magnífica campaña danubiana en estos términos…. “Danubio es una fiesta” “Ganó Danubio, triunfó el fútbol.”  “Con las tribunas colmadas como tal vez nunca estuvo el escenario darsenero, con más entradas vendidas que  Nacional – Defensor, Danubio derrotó en ardoroso encuentro a River Plate por 3 a 2”.  “Este equipo juvenil lleva la alegría del fútbol en sus piernas y en su mente.”

Este partido como otros que luego vendrían, demostraba que el equipo además de un exquisito fútbol, pletórico de creación, poseía una gran fortaleza anímica, imprescindible para conseguir grandes logros.

Por la penúltima fecha de la primera rueda se enfrentaban el puntero y el escolta del campeonato. Danubio y Peñarol acaparaban la expectativa del ambiente del fútbol, por ello, fueron el récord de entradas vendidas de la temporada con 49.220. El Estadio Centenario lucía rebosante de público calculado en 65.000. La fiesta danubiana comenzó temprano, ya que la 3ª goleó a su similar de Peñarol por 3 a 0 y continuó en el cotejo de fondo, con un triunfo por 1 a 0. Con este resultado Danubio se clasificaba Campeón de la primera rueda, lo que hoy sería el “Apertura”.

El último partido de la primera rueda no incidía en las posiciones ya que los de Maneiro habían sacado una ventaja apreciable por lo que la punta no peligraba, pero un buen resultado los afirmaría definitivamente al tope.

Como la semana anterior, el Centenario se vistió de fiesta, para el cotejo entre Danubio y Nacional. Y también como en la semana anterior, la fiesta comenzó con victoria danubiana en 3ª división, esta vez por 2 a 1.

En el encuentro de fondo y que cerraba la primera rueda del torneo, ante 45.000 almas, Danubio venció a Nacional también por un gol a cero.

LA SEGUNDA RUEDA

En la segunda rueda, curiosamente se convertirían 26 de goles,  la misma cantidad que en la primera,  así como también, se caería en un solo cotejo, casualmente ante el mismo rival, se empatarían los únicos 4 partidos de la campaña y lógicamente como sucediera en el primer tramo del torneo, se regarían de fútbol los distintos campos de juego del fútbol uruguayo.

Un arranque espectacular en esta parte del campeonato, convirtiendo ocho goles entre los dos primeros cotejos, podría decirse que definitivamente encaminaron a los de la Curva de Maroñas a la conquista del Campeonato Uruguayo.

Concomitantemente con la disputa del torneo, varios jugadores danubianos eran llamados para defender al seleccionado uruguayo en un torneo internacional amistoso en Paraguay. “Selección irá con Danubio “reforzado”, titulaba la prensa…. Daniel Sánchez y Eber Moas se sumaban por primera vez a sus compañeros: Zeoli, Cabrera, Suárez, Pereira, Borges, Da Silva y Dalto para ponerse la “celeste”…. 9 de los 18 convocados eran danubianos.

Los nueve danubianos “celestes” lograron una victoria sobre Ecuador por 2 a 1, con un gol del “Rata” Dalto.

Una tarde de persistente lluvia iba ser el marco del mejor gol del campeonato  – ¡y por suerte a Liverpool! – reflexionaría un veterano, seguramente acordándose de lo sucedido en 1959. Fue el cuarto de Danubio y a cargo de Ruben Da Silva (quien si no), comentado de esta manera:   “el cuarto… el poema del gol. El fútbol. Su esencia. Todo. Simple. Notable. Impresionante. Moas quitó la pelota en la media cancha, se la dio a “Polillita”, el cual tocó para Richard Rodríguez. Este se la llevó por izquierda, dejo por el camino a un par de rivales, levantó la cabeza y cuando “Polillita” pisaba el área por el centro, le extendió la pelota, como diciendo… tomá hacelo….. “Polillita se enfrentó cara a cara con el arquero. Paró la pelota. Miró. El arquero solo atinó a cerrar, a quitar ángulo. “Polillita” amagó. Hizo que el arquero se tirara en búsqueda del balón y entonces, calmo, sereno, consciente de su capacidad cuchareó la pelota por encima del cuerpo tendido del cuidavallas. La pelota entró lenta, calma…. aquello fue el delirio y para colmo, el juez pitó ahí el final del partido. Fue la locura de la hinchada local…”

Nueve mil personas se hicieron presentes en el escenario violeta para presenciar el clásico ante Defensor, que finalizó cero a cero, pero el destino ya estaba echado.

“Danubio sigue “expreso” con un solo destino: la Copa.” “El “Polilla” dirige y se apronta el festejo.” “Danubio: el título cada vez más cerca”, eran los ecos de la prensa luego de la victoria danubiana por dos a cero frente a Bella Vista.

La fecha 22 marcaba el enfrentamiento entre franjeados y wanderistas que podía determinar, de darse algunos resultados y a falta de cuatro partidos, la obtención del merecido campeonato. Los de Maneiro triunfaron pero Hurácan Buceo  -el único que podía darle alcance-  doblegó a Nacional  y  aplazó el festejo. Igualmente quedaron en las puertas de la conquista del campeonato con tan solo un punto más que consiguieran, lograban el título.

En la semana previa al encuentro con Progreso y ante la inminente consagración danubiana la prensa informaba… “El plantel principal de Danubio recibirá un premio de N$ 6:800.000 si el domingo se clasifica Campeón uruguayo en forma anticipada ante Progreso. El premio será repartido entre los jugadores que han actuado y entre los que estuvieron el banco de suplentes aunque no hayan ingresado. Un premio de N$ 6 millones fue estipulado a comienzos de temporada para el caso de ser campeones. Posteriormente se agregó un premio especial si de cada 10 pts (5 partidos) se obtenían 8. Al conquistar 7, los futbolistas hablaron con los dirigentes quienes accedieron, vista la excelente campaña. Se estableció entonces que si eran campeones anticipados ante Wanderers (no se dio) recibirían N$1 millón. Luego de cada encuentro que se postergara la “vuelta” N$ 200 mil menos. De ahí que si salen campeones ante los gauchos percibirán N$ 800 mil además de los 6 millones originales.

27 DE NOVIEMBRE DE 1988

Algunos la noche anterior no habían dormido bien, otros madrugaron como nunca en domingo, para otros el almuerzo no pasó de ser un simple bocado pues los nervios habían “cerrado” el estómago. Aquella tarde como tantas, el camino para llegarse hasta “Jardines” debió ser el de siempre, el de toda la vida, pero no lo fue, porque cada uno de los danubianos tenía una sensación, tal vez, nunca antes experimentada. Estaban invadidos por la emoción, el nerviosismo, la ansiedad y una inmensa alegría, porque marchaban al estadio en busca de……

No era una tarde cualquiera, no era un partido más. Se estaba a punto de alcanzar, el momento esperado durante tantos años y por tanta gente.  Era la tarde del 27 de noviembre de 1988, en la que Danubio inscribiría  -para siempre-  su nombre en la Copa Uruguaya. Se ingresaba en la historia grande del fútbol uruguayo. Sencillamente por eso, no fue una tarde de fútbol más, pues, tras el pitazo final llegó…. la gloria.

Si para cualquier danubiano aquello fue maravilloso…….. ¿Que habrán sentido Juan Lazaroff y  Armando Olivera? ¿Qué se habrán acordado Ismael García, Coco Delgado o el “Magnate”?  ¿Cómo habrá festejado Urbano Rivera o Artigas Messera? ¿y Tito Argenti?

Aquella tarde, que coronaba un año espectacular, ineludiblemente trae el recuerdo de las anteriores generaciones de danubianos que hicieron también posible la consagración… porque sin la insistencia de Miguel Lazaroff en “armar” un cuadrito o si Alcides Olivera no hubiera comprado varios números de la rifa para comprar las primeras camisetas o tal vez si Hugo Forno no hubiera regalado otra “globa” cuando se rompió la del pibe Leal…..

Jamás se habría concretado el sueño sin la lucha pujante de Raúl Mancebo, Juan Carlos Sueiro y Angel Nicolazzi.

La consagración en 1988 no fue solamente el fruto del trabajo de uno o dos años, sino del esfuerzo de todas las generaciones de danubianos.

LA FIESTA

Danubio, vivió su gran fiesta en Jardines. A 31 años de su inauguración,  -el 25 de agosto de 1957- el estadio se vio desbordado de público (a los 20′  de iniciado el partido se abrieron todas las puertas), de júbilo e imágenes que permanecen en el recuerdo, de quienes fueron testigos de este jalón histórico del juvenil equipo de la franja.

El clima previo trasuntaba que no era un día cualquiera. En la boca del túnel un cortejo de decenas de niños de equipos de Baby de la zona, esperaba a otros más creciditos, pero con el mismo sentimiento por el fútbol, por el “potrero”. Las cuatro tribunas vestidas completamente con los colores blanco y negro, gorros, banderas, camisetas, igual que el domingo anterior pero mucho más. Las pulsaciones elevadas esperando la salida de los futuros campeones, que saltaron al campo de juego en medio de un marco espectacular, papel picado, serpentinas, tamboriles, cohetes y el flamear de las 5.000 banderitas obsequiadas en la puerta, sencillamente……es-pec-ta-cu-lar.

Poco antes del pitazo final del árbitro, una avioneta comenzó a sobrevolar Jardines, trayendo un cartel enganchado a la cola, que decía “DANUBIO Campeón ’88”.

Aumentaron los cánticos de la hinchada….”Dale Campeoooon”, “Y ya lo ve somos Campeones otra vez”.

Los tres silbatazos marcaron el fin del encuentro y el comienzo de un festejo extraordinario. El “Pompa” Borges le pidió la pelota al árbitro Nieves y se la llevó al vestuario. Una esperada e impresionante invasión de parciales desbordó la cancha, todos querían tocar y abrazar a los ídolos, y así todos juntos -hasta el muñeco del indio Patoruzú- dar la vuelta olímpica.

Los jugadores prácticamente sepultados entre niños, hombres y mujeres  de todas las edades, no podían ocultar su inmensa emoción. Fernando Kanapkis y Edison Suárez dedicaron el triunfo a sus respectivos padres, fallecidos durante el año. Javier Zeoli, mientras se desprendía de algunos hinchas, apenas podía decir: “Solo lágrimas, solo lágrimas, esto es algo increíble.”. El “Pecho”, con voz entrecortada, se acordaba de su señora, sus hermanos y la familia, norma que se fue dando en casi todos los futbolistas. El “Rata” Dalto hablaba de los merecimientos, mientras el “Canario” Cabrera, le dedicaba el momento a Emplame Olmos y a la gente danubiana. El Profe Soulivellas e Ildo se abrazaban largamente en un festejo emocionante e íntimo. El “Polilla”, sin camiseta y con un sombrero de Cowboy paseaba en andas de la gente, el “Pompa” con una gran sonrisa hacía flamear una bandera de la franja.

En las tribunas, hombres entrados en canas dejaban escapar alguna que otra lágrima, los jóvenes cantaban, mientras en el Palco Oficial, las autoridades y dirigentes danubianos de varias épocas se confundían en apretados abrazos.

El Ing. Del Campo era felicitado por todos, seguramente por ser el “ideólogo” de todo aquello, el Arq. Manta Santoro, viejo dirigente danubiano era presa de la emoción. Carpentier Salhon, Vicepresidente en aquella época, expresaba: “Pocas veces me hice a la idea de vivir este momento siendo yo dirigente…”

Por su parte los hinchas también hacían oir su voz….. “Este día empezaron a ganar los pobres.” “Danubio es el resumen del viejo fútbol uruguayo.” “Danubio es puro fútbol, desde el golero hasta el puntero izquierdo.” “Danubio viejo y peludo no más!!!”, clamaba un danubiano de la vieja guardia.

El vestuario del Campeón era un hervidero de gente, los jugadores entonaban los cánticos tradicionales de las hinchadas, mientras sacudían botellas de agua mineral tal si fueran de champagne mojando todo lo que allí estaba.

Una impresionante caravana de autos, motos y buses, rememorando el ascenso del 47, recorrió todos los barrios de influencia para terminar festejando en la sede social, como en las épocas del gran Hugo Forno y cía. Avenida 8 de Octubre quedó cortada por la algarabía de la gente, se bailó, se cantó y también se lloró hasta altas horas de la noche, fue un festejo de locura.

Al día siguiente, una nota en un diario intentaba reflejar lo que había significado la jornada consagratoria para Ildo Maneiro…..” “Hoy puede ser un gran día….” Tal la letra de una de las canciones que el catalán Joan Manuel Serrat ha universalizado”. Un día especial para el mercedario, porque era el cumpleaños de una de sus hijas y porque factiblemente en la tarde se consagraría Campeón Uruguayo como director técnico. Mientras el público y los jugadores comenzaban la vuelta olímpica, Maneiro dejando que los pibes se tutearan con la gloria, se deslizó imperceptiblemente hacia su hogar a festejar un gran día…”

EL ÚLTIMO TRAMO

Como era esperable, las últimas tres fechas, perdieron interés, pero debe destacarse que los franjeados lograron buenos resultados. Con gran mayoría de suplentes, derrotaron a River Plate, luego empataron con Peñarol y finalmente, en una noche de lluvia torrencial, golearon categóricamente a Nacional por 5 a 1, en hasta el momento, la mayor diferencia a favor de los danubianos ante los tricolores.

Conseguido el título, la prensa oral, escrita y televisiva dedicaron grandes espacios a los dirigidos por Maneiro…

“Danubio…. El mejor, el de juego rutilante… ¡Un torrente de fútbol Campeón! El título llegó, el festejo es una realidad y los hacedores del gran fútbol de la temporada festejan junto a su gente que da rienda suelta a su alegría. Con un juego de gran calidad “la franja” llevó por primera vez en la historia de nuestro fútbol profesional, el título de campeón uruguayo a una barriada humilde y trabajadora con la de Maroñas”.

“El ejemplo de Danubio….Una cachetada a: el conformismo, la chatura, el aburrimiento, la violencia, el autoritarismo. Una apuesta a: la alegría, el talento, la inteligencia, la responsabilidad, la libertad. Un desmentido a: Aquí  no se puede hacer nada. Por lo que te pagan…. de punta y para arriba…. matalo, sacala, largala”.

“Lo de Danubio termina con la resignada caricatura que muestra al jugador uruguayo pesadote, haragán, cansino, fierrero, individualista, calentón. Lo de Danubio es un desafío para el medio. DANUBIO ha rescatado el buen fútbol, abierto, entusiasta, alegre, creativo, para ganar.”

AQUEL FÚTBOL

El exquisito fútbol desplegado por los jóvenes danubianos ameritó elogiosos comentarios por parte del periodismo, a continuación les brindamos una nota aparecida en un matutino de la época que acertadamente se proyectaba al futuro.

“Fútbol era el que jugaba el DANUBIO del 88…” “DANUBIO Campeón. Ya los fríos números confirmaron una realidad tangible a simple vista, porque no había más que ver tres o cuatro veces a los botijas de Ildo para darse cuenta de que los de la franja, tarde o temprano, iban a repetir la vuelta olímpica que habían iniciado en el Competencia. Estamos ante un hecho sin parangón en los últimos lustros de nuestro fútbol, no solo porque es la primera vez que el equipo de Maroñas se alza con el máximo título de la AUF, sino por el hecho sobresaliente de haberlo logrado con un estilo futbolístico que muchos jóvenes creíamos utópico para nuestro país, luego de años y años de entronizamiento de sistemas opacos y carentes de audacia, en los que casi siempre prevalecían las ideas defensivas por sobre la habilidad de unos pocos creativos. Hoy Danubio de una forma casi imperceptible -como se producen las grandes variantes- ha impuesto el cambio. Su fútbol, el de toque sutil y simple a la vez, el de la cabeza levantada, mirando con un ojo al arco contrario y con el otro al compañero mejor ubicado sin dejar de poner la piernita fuerte como lo marca la historia de nuestro balompié, se quiere extender a más  de una cancha y ha logrado como caja de resonancia nada más, ni nada menos que la selección nacional, donde el maestro Tabárez ha apostado al fútbol de la botijada de La Curva. Esa, a nuestro entender, es la gran victoria de Danubio, que sin lugar a dudas quedará marcada en la historia como la de la revolución del buen fútbol. Entonces, con el paso de los años se recordará míticamente agigantado el toque de los botijas de Ildo y yo podré decir: esto no es fútbol, fútbol era el que jugaba el DANUBIO del 88.”

LOS MEJORES DE 1988 SEGÚN

Como es habitual, los diferentes medios de prensa eligen a los  protagonistas más destacados de la temporada. Lógicamente varios danubianos ocuparon los primeros lugares: Uno de los más tradicionales matutinos de la época, realizó una selección del Uruguayo “teniendo en cuenta el puntaje-promedio y la opinión de nuestros periodistas….” en dicha selección figuraron como titulares: Nelson Cabrera como “6”, en forma completa el medio campo, Eber Moas, Ruben Pereira y Eddy Suárez, mientras que Ruben Da Silva figuró como el mejor centrodelantero. Como suplentes integraron el seleccionado: “Tortuga” Zeoli, Daniel Sánchez y Gustavo Dalto. Asimismo, nominó a Ruben Pereira como el mejor futbolista del año, con el puntaje más alto, dentro del mismo “ranking”, Zeoli, ocupó el tercer lugar, Da Silva el 5º, Suárez el 6º y Moas y Sánchez empataron el 8º puesto. “Polillita” logró además el Balón de Oro al máximo goleador.

Otro de los medios escritos destacó: como el “mejor cinco” del año a Ruben Pereira, a Nelson Cabrera como la “revelación”, como el “mejor diez” a Edison Suárez, el número 9 de la gloria a “Polilla” Da Silva, la “dupla técnica del año” Maneiro y “Cacho” Blanco, el Ingeniero Del Campo fue galardonado como “el presidente de club del año” y finalmente DANUBIO fue “el mejor equipo a nivel local.”

Por su parte la AUF, con el auspicio de un canal de televisión y el programa “Estadio Uno” entregaron premios a las figuras del fútbol más destacadas de acuerdo a la votación del periodismo. Ruben Pereira fue doblemente premiado como el mejor jugador y como la revelación. Javier Zeoli, fue distinguido por ser el arquero menos vencido en el Uruguayo, Ruben Da Silva como goleador, mientras que DANUBIO recibió un premio por ser considerado el mejor equipo.

 LOS CAMPEONES…..

Aquí están, estos son los Campeones Uruguayos de 1988:

Eber Moas (24), Daniel Sánchez (24), Fernando Kanapkis, Ruben Da Silva

(23), Nelson Cabrera (23), Gustavo Dalto (23), Ruben Pereira (21), Javier Zeoli (20), Edison Suárez (20), Juan Goñez (18), Edgar Borges (17), Luis Da Luz (16), Adrián Viera (16), Richard Rodríguez (16) Fernando Baleato (4), Hugo Baldenegro (4), Carlos Rodríguez (2), Alberto Bombacci (2), Daniel Pérez (2), Leonel Bozzano (1), Sergio Cabral (1), Oscar Corrales (1) y Angel Vidal (1).  *Entre paréntesis figura la cantidad de partidos jugados por cada jugador.

Director Técnico: Ildo Maneiro. Preparador Físico: Prof. Rodolfo Soulivellas. Ayudante de Campo. Juan Carlos Blanco. Jefe de Sanidad: Dr. Carlos Voituret. Masajista: Walter Alcaide. Odontólogo: Freddy Venanzetti. Utilero: Claudio Ferreira.

Consejo Directivo: Presidente: Ing. Héctor Del Campo, Vicepresidente: Carpentier Salhón, Secretario: Américo García, Pro Secretario: Dr. Luis Grieco, Tesorero: Cr. Hugo Sebastiani, Pro Tesorero: Juan C. Olivera. Contador: Julio Viña, Vocales: Antonio Díaz, Héctor Argenti, Hugo Nicolazzi, Mario Filippini. Delegados ante la AUF: Jorge Salhón, Dr. Fernando Nodar, Alberto Baños. Comisión de fútbol: Julio Viña, Héctor Argenti y Raúl Rodríguez. Funcionarios: Gerente: Alberto Batista. Auxiliar: Alberto Díaz. Encargado Fichas Médicas: Orlando Ledesma.

LA CAMPAÑA

Obtuvo el “Uruguayo” con nueve puntos de ventaja sobre sus más cercanos perseguidores que fueron Peñarol y Defensor, hecho que solamente se había dado en tres oportunidades, desde que se implantó el profesionalismo en 1932.

Conquistó el Campeonato Uruguayo, perdiendo solamente 8 puntos, dos derrotas y cuatro empates en 24 partidos, es decir, 40 puntos en 48, obteniendo el ¡83% de los puntos!, consagrándose así, en el CAMPEON RÉCORD de la década del ochenta.

Fue el equipo más goleador con 52 tantos y su arco cayó una sola vez más que el menos vencido (18). Ganó la primera rueda con 5 puntos sobre Peñarol y en la segunda consiguió 2 puntos más que sus escoltas (Peñarol y Defensor).

Por segunda vez y luego de 22 años, se consagraba goleador del torneo, un jugador danubiano, el primero había sido el brasileño, Araquem De Mello, con 12 anotaciones. En esta oportunidad, Ruben “Polillita” Da Silva llegaba al tope de la tabla de goleadores con 23 tantos, cifra alcanzada en raras ocasiones y siempre por jugadores con mayor edad y experiencia.

 LOS GOLES:

Convirtió la friolera de 52 goles distribuidos de la siguiente manera: Da Silva (23), Moas y Suárez (7), Goñez (4),  Borges y Dalto (3), Viera (2), Sánchez, Richard Rodríguez  y  Carlos Rodríguez (1)

LOS PENALES:

Tuvo a su favor 10 penales de los cuales convirtió 9. Fueron todos shoteados por Ruben Da Silva. Le cobraron 6 remates penales en contra, convirtiéndole 4. Javier Zeoli, detuvo 2 penales.

EXPULSADOS: solamente 4 expulsiones sufrió DANUBIO durante el torneo.

ENTRADAS VENDIDAS: Vendió a lo largo del torneo: 155.257 boletos.

EL EQUIPO

Continuar con los elogios sobre el juego desplegado o la calidad de sus integrantes sería redundante, por lo que simplemente detallaremos algunos datos -por demás interesantes- para que se pueda apreciar la real magnitud de aquel grupo de muchachos.

Los once titulares, es decir: Zeoli, Sánchez, Kanapkis, Da Luz, Pereira, Cabrera, Suárez, Moas, Da Silva, Borges y Dalto, llegaron a la Selección Mayor de Uruguay, en diferentes períodos y con distinto suceso, pero absolutamente todos, también Maneiro como D.T., vistieron la “celeste”.

Ocho  jugadores del equipo titular fueron transferidos, siete de ellos al exterior, reportándole a DANUBIO cerca de 4 millones de dólares (brutos).

También tomando como referencia a la oncena titular, el 54,5% llegó al fútbol de Europa, básicamente a Italia y España. Muchos de ellos continuaron o continúan sus carreras en el exterior, en mercados importantes como Argentina, Brasil y México.

Varios jugadores, manteniendo el nivel mostrado en 1988, fueron en años posteriores, galardonados con diversos premios, incluso hasta alguno fue considerado el mejor de América en su puesto.

En 1992 en una encuesta realizada por un matutino, en la cual votaron los entrenadores de los clubes de 1ª división, el equipo de DANUBIO ’88, fue considerado entre los 3 mejores equipos uruguayos de la historia.

PARA LA HISTORIA DEL FÚTBOL URUGUAYO

Con el único fin de homenajear a unos y a otros, y sin entrar en odiosas comparaciones, estos muchachos refrescaron recuerdos e imágenes de grandes jugadores danubianos de antaño……

Zeoli y sus atajadas rememoraron las brillantes actuaciones de Maceiras o de Carrabs, “Carcajada” Correa y Carlitos Cabrera fueron recordados gracias al “Pecho”; Fernando Kanapkis, a su vez refrescó las imágenes de Argenti o “Yeye” Alaguich; el negro Rolan, el gran Urbano, “Guaito” Manghini, el “Indio” Malvárez y el “Tito” Rivero fueron rememorados por el “gallina” Da Luz, y por Nelson Cabrera; Súarez, Moas, Goñez, Ruben Pereira, hicieron acordarnos del inigualable Romerito, del “Pibe de Oro” Lazzatti, “pelo” Rodríguez, “Rafa” Perrone, “Bocha” Cardaccio, “Zurdo” Viera, mientras que el “Pompa” sin dudas revivió al “Cumba” Burgueño; el “Vasco” Auscarriaga, “Lito” Silva,  don Armando Olivera, la “Gata” Martínez, los primeros tiempos del “Chico” Moreira,  Godoy o Ruben Sosa, parecieron volver a deleitarnos en los pies de Adrián Viera o de Gustavo Dalto y los fabulosos goles del “Polilla” refrescaron aquellos convertidos por don Raúl Bentancor y por el sensacional Araquem De Mello. En definitiva, estos muchachos del 88, respetaron la historia danubiana pletórica de grandes jugadores que jamás serán olvidados.

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