Archivos del mundial de 1930 a la luz de la historia
En el congreso de la FIFA de 1928 realizado en Ámsterdam se resolvió finalizar la vinculación con el Comité Olímpico Internacional, bajo cuyo paraguas la entidad presidida por el francés Jules Rimet organizó el campeonato mundial en esos Juegos Olímpicos y el anterior en los de 1924. Con la base de la experiencia adquirida se estableció el año de 1930 como el de la independencia. También en las reuniones de Ámsterdam el congreso designó, a propuesta de Rimet, al Dr. Enrique Buero vicepresidente del Comité Ejecutivo de la FIFA, convirtiéndose en el primer ciudadano no europeo en integrar el organismo.
En 1929 coincidiendo con la fastuosa Exposición Universal celebrada en Barcelona, el 17 y 18 de mayo con asistencia de 46 delegados de 23 países se reunió el congreso de la bajo las góticas ojivas del Salón de Ciento de la Casa Consistorial del Ayuntamiento catalán, convocado para elegir la sede de la Copa del Mundo. España, Holanda, Italia y Hungría postularon formalmente su candidatura, apoyados en el “proyecto financiero del campeonato presentado por la comisión organizadora que partía de la base de que este se disputaría en Europa. Según versiones que llegaron hasta mí, se insinuaba la pretensión de Francia para tener el honor de organizarlo”.[1]
El Dr. Buero acompañado por Héctor R. Gómez, hizo trascender que Uruguay solucionaría el problema financiero que quedaba a su cargo si la Copa del Mundo se disputaba en Montevideo. Se generó un fuerte intercambio de opiniones. “En busca de una solución transaccional, sugerí que sería mejor pasar a Comisión General y dentro del cambio leal de ideas que allí pudiéramos tener, liquidar la cuestión financiera en función del lugar escojido (sic) para sede del campeonato”, escribió el Dr. Buero en la obra aludida.
Reanudada la sesión se rechazó por 12 votos contra 10 la financiación del torneo presentada por Francia. Ante la desorientación el Dr. Buero propuso que se nombrara un pequeño Comité de seis personas con la misión de proponer una solución al Congreso. Aceptada la misma se integró con el Dr. Buero (Uruguay), Mauro (Italia), Seeldrayers (Bélgica), Pelikan (Checoslovaquia), Delaunay (Francia) y Suiza. Se aprobó por unanimidad el ventajoso proyecto de Uruguay que garantizaba un 10% de las entradas brutas para la FIFA y todos los gastos pagos de viaje, estadías completas y pagos de viáticos a los integrantes de todas las delegaciones incluyendo compensaciones por días de trabajo perdido.
“Quedaba la cuestión del lugar donde se disputaría el Campeonato. El delegado argentino, Doctor Beccar Varela, nos había solicitado tener el honor de sostener la candidatura de Uruguay. Fue el primero en hablar en favor de Montevideo. Como el referido delegado no se expresa en francés, tuve el placer de traducir su discurso que no pudo ser más lealmente entusiasta, aludiendo a los dos títulos deportivos de Uruguay”.[2]
Escuchado el discurso el delegado Mauro de Italia apoyó entusiastamente la propuesta de Argentina. Hungría, Holanda y España desistieron de sus candidaturas, realizando el delegado español un caluroso discurso a favor de Uruguay. Como era lógico idéntica posición adoptaron Brasil, Paraguay y Chile. El delegado trasandino propuso que la elección se realizara por aclamación por los veintitrés países presentes y así se votó, designándose un comité de la FIFA encargado en entender en todo lo relacionado con el campeonato, presidido por el Dr. Buero e integrado con el secretario general del organismo, Karl Hirschman (Holanda) y Maurice Fisher (Hungría). La primera decisión estableció a las asociaciones afiliadas a FIFA, la fecha del 31 de diciembre de 1929, límite para recibir las inscripciones de los países participantes.
Inmediatamente el Arq. Juan Scasso, director de Paseos Públicos del municipio quedó encargado de la construcción del Estadio Centenario. La piedra fundacional se colocó por César Batlle Pacheco en gran ceremonia el 21 de julio de 1929 y las obras se iniciaron en setiembre.
Octubre comenzó con malas noticias. Ante trascendidos de prensa que anunciaban la aceptación de Inglaterra a la invitación formulada para competir en Montevideo, se publicó en los periódicos declaraciones del famoso secretario del fútbol de Inglaterra, Mr. Wall desmintiendo la información y anunciando la ausencia de los británicos. De todas formas los Estados del Reino Unido no se encontraban afiliados a la FIFA por lo que, para intervenir en el mundial debían previamente retornar a la Federación Internacional que abandonaron en 1921. El día 10 oficialmente Alemania envió un telegrama fechado en Berlín con idéntica decisión anunciando que no enviaba su equipo a Montevideo. El día 19 la Federación Española también resolvió no concurrir. El motivo es claro: “se justifica después del desaire inferido a España arrebatándole la sede”. El mismo día una información de la agencia europea Arges reprodujo declaraciones de Jules Rimet: “considera fracasada su presidencia en FIFA, si no asegurase nutrida representación Europea”.[3]
El 3 de noviembre de 1929 se anunció una reunión entre Italia, Austria, Hungría y Checoslovaquia donde adoptarán la decisión de no viajar a Montevideo. El motivo radicaba en que al enviarse una selección a América del Sur los mejores jugadores se ausentarán dos meses de sus clubes disminuyendo la recaudación de los partidos del campeonato local. El día 11 el diario El País tituló su página con lo que calificó como “una noticia sensacional de procedencia seria. La Agencia United anuncia que Francia no vendrá al campeonato del mundo”. Y agrega: “causa sorpresa que allí en Francia, en su propio centro de acción, Jules Rimet no haya podido influir en la determinación”. El despacho telegráfico justifica la decisión en que “los jugadores franceses no podrían permanecer ausentes de sus trabajos durante tres meses”. El día 24 llegó la decisión también negativa de Bélgica.
Las semanas transcurrieron. En diciembre Julet Rimet y Karl Hirschman enviaron una carta a todos los presidentes de las asociaciones afiliadas a la FIFA invocando la inscripción para lo cual extendía el plazo hasta el 31 de enero de 1930. Nada cambió y todo empeoró cuando a comienzos de marzo de 1930 “diarios de toda Europa especialmente italianos publican despachos anunciando que la Asociación Uruguaya desistió de la organización del campeonato mundial substituyéndolo por uno panamericano”.[4]
Ante la situación creada el Dr. Buero concurrió a la reunión que en Trieste realizaban el domingo 9 de marzo las federaciones de Europa Central e Italia. Desmintió rotundamente la noticia. El lunes 10 en París el Dr. Buero se reunió con Jules Rimet quién “muéstrase desolado por la actitud de las federaciones europeas y especialmente francesa. Propóneme organizar una Copa de Europa a realizarse en Italia sobre la base de que dos finalistas se encuentren con los dos finalistas americanos en Montevideo disputándose el torneo mundial”.[5] Faltaban apenas 127 días para el comienzo del certamen previsto para el 15 de julio. La mole de cemento del Estadio Centenario comenzaba a crecer en la inmensidad del campo Chivero, con torre de los homenajes con alas de avión y proa de barco. A partir de este momento y contando con la decisión del presidente de la República, Dr. Juan Campisteguy, las acciones del Dr. Buero se dirigieron directamente a los gobiernos de los países de Europa.
Solicitada y llevada a cabo la audiencia en Bélgica, luego de remitido previamente un amplio documento informativo, el 19 de abril la Agencia Belga hizo público el siguiente comunicado: “Con respecto al Campeonato Mundial Fotball en Montevideo, luego de un cordial encuentro entre el Sr. Hyman, Ministro de Relaciones Exteriores de Bélgica y el Sr. Buero, el gobierno expresó su deseo de que un equipo belga participe de las celebraciones del Campeonato Uruguayo centenario”. Recibido y escuchado el Dr. Buero por la asamblea de la Unión de Federaciones Deportiva de Bélgica, el 27 de abril de 1930 resolvió “por ciento setenta votos contra tres, el envío del mejor equipo al campeonato mundial de Montevideo”.
Acto seguido el Dr. Buero se dirigió a París entrevistándose con M. Pathé, subsecretario de Estado en el gabinete francés del presidente Gaston Doumergue. En la reunión explicitó el profundo sentimiento que unía en aquel tiempo a los países del Cono Sur americano con Francia, agregando a ello el hecho de que la primera Copa del Mundo de la FIFA significaba uno de los actos principales de la conmemoración de la Jura de la Constitución en Uruguay, razón por la cual Francia no podía estar ausente. Luego de la entrevista en la noche del 19 de mayo la Federación Francesa de Fútbol después de escuchar al Dr. Buero presente en la misma, revió su posición resolviendo inscribirse y participar en el torneo. El embajador uruguayo acreditado ante el gobierno de Francia, Dr. Alberto Guani, “agradeció a los poderes públicos en Francia, por su buena voluntad y excelentes disposiciones en sentido de la participación francesa”.[6]
Gestiones posteriores que se extendieron hasta mediados de junio de 1930 permitieron al Dr. Buero conseguir la participación de Yugoeslavia, Rumania y Egipto. Coordinado apresuradamente el viaje en barco, éste último país no pudo llegar a tiempo para abordar el mismo.
El sábado 5 de julio de 1930 después del mediodía en el vapor Conte Verde arribaron a Montevideo las delegaciones de Francia, Bélgica, Rumania y Brasil junto a los dos únicos dirigentes de la FIFA, el presidente Jules Rimet y Maurice Fischer. En un extenso reportaje el francés conductor desde 1921 de la Federación Internacional manifestó: “Las Federaciones Francesa y Belga al rever su primera decisión no han hecho otra cosa que confirmar su adhesión a la FIFA. La FIFA se jugaba en Montevideo su última carta y debía necesariamente triunfar, de lo contrario no tenía razón de existir”. Palabra de Rimet.
[1] Dr. Enrique Buero. Negociaciones Internacionales / La organización de la Copa del Mundo (Montevideo, julio 1930). Bruselas. Marzo 1932:65.
[2] Obra citada, pág. 68
[3] El País. Montevideo. 20/10/1929.
[4] Telegrama desde Génova dirigido por el Dr. Buero el 08/03/1930 a las Asociación Uruguaya de Football.
[5] Dr. Enrique Buero. Obra citada. Bruselas 1932:131
[6] La Federación Francesa se decidió en definitive. El Diario. Montevideo. 03/06/1930:7