100 años de Colombes (19): El camino que llevó a la práctica del football association en la Universidad

Martes 10 de junio de 1924. Portada del diario El Día. La publicación de José Batlle y Ordóñez, fue el único periódico que cubrió el campeonato mundial de fútbol, en la VIII Olimpiada, con un enviado especial. Lorenzo Batlle Berres, sobrino de Don Pepe, viajó como un integrante más de la delegación. Así comenzó la cobertura después de la sensacional victoria.

Alfredo Vásquez Acevedo nació en Buenos Aires el 8 de julio de 1844 en el hogar de los orientales Ramón Vásquez Fernández y Josefa Acevedo Maturana, emigrantes de Montevideo como consecuencia de la Guerra Grande. Después de cursar los estudios escolares, con dieciséis años Vásquez Acevedo inició su asistencia a la Universidad de Montevideo. El l º de marzo de 1863 se graduó bachiller iniciando sus estudios de Derecho, los que culminaría en tiempo y forma. Semanas después de la graduación, el 19 de abril, desembarcó en el departamento de Río Negro con sus tropas el general Venancio Flores, del Partido Colorado, iniciando la que denominó Cruzada Libertadora, con el objetivo de derrocar al gobierno del presidente Berro del Partido Nacional. El joven decidió participar en los hechos integrándose a la Guardia Nacional leal al gobierno del Partido Nacional. Contaba con diecinueve años cuando siguió los pasos de su padre, fallecido en 1854, militante del Partido Nacional, colectividad política que defendió legalidad y la constitución atropellada por las tropas invasoras del Gral. Flores. Vásquez Acevedo prestó servicios en los cantones y trincheras que la Compañía 3a. del Batallón Nº 1, armó como defensa en la calle Río Negro desde Canelones hacia el mar.

Triunfante la revolución del General Flores, asumió la presidencia de la República con los integrantes del Partido Nacional prácticamente en la ilegalidad, perseguidos por los vencedores.

La educación y el asesinato de dos presidentes

Separados por un año de vida, pertenecían a la misma generación, volcando todos sus esfuerzos al desarrollo de la educación. Vásquez Acevedo paulatinamente fue convirtiéndose en un líder universitario, en tanto su cuñado exhibió desde joven su pasión por la enseñanza a nivel escolar. En Estados Unidos conoció a Domingo Faustino Sarmiento naciendo una amistad, que fue guía de sus estudios e investigaciones que concluyeron en su propuesta de la creación de escuelas en todo el país, donde se impartiría a los niños la enseñanza obligatoria, laica y gratuita.

Compartiendo en esta temática el pensamiento de su cuñado, la propuesta fue sumando adeptos entre que se caracterizaban por ser jóvenes, como los propulsores de la iniciativa, y universitarios en su gran mayoría.

El año trágico de 1868 se abrió con los asesinatos, el mismo día 19 de febrero, de los ex presidentes Gral. Venancio Flores y Bernardo Berro. Ante la necesidad de elegir un nuevo mandatario por los senadores electos el 27 de noviembre de 1867, comicios realizados sin participación de los blancos, “algunos dirigentes colorados, temerosos ante la posibilidad de que un hombre de las características violentas de Flores, -posiblemente uno de sus hijos o el general Gregorio Suárez-, presidiese el país, buscaron un candidato alternativo y lo encontraron en el veterano general retirado Lorenzo Batlle.[1] (…) En su discurso al asumir se comprometió a respetar la legalidad, pero dejó en claro que su gobierno sería de partido. ‘Propenderé –dijo- a la unión del Partido Colorado, gobernando con los hombres más dignos de ese partido sin exclusión de matices”.[2] El denominado “gobierno de partido”, determinó que los hombres del Partido Nacional quedaran marginados totalmente de brindar su aporte en beneficio del país. Trascurrirán 93 años hasta que en las elecciones de noviembre de 1958 la colectividad blanca recobrara el poder al vencer en las elecciones.

Sociedad amigos de la educación popular

En medio del polvorín que era el Uruguay en la primera mitad de 1868, el grupo de jóvenes estudiantes y universitarios continuó su tarea aumentando la participación de otros muchachos identificados con el mismo pensamiento de fomentar la educación popular, en un país donde el analfabetismo era mayoritario en el interior. Así surgió la idea de crear la Sociedad de Amigos de la Educación Popular, sin fines de lucro. Se puso en marcha en Montevideo el 15 de setiembre de 1868 con 206 jóvenes fundadores. Aprobados los estatutos se procedió a la elección de la comisión directiva. Quedó integrada de la forma siguiente: presidente Elbio Fernández, vicepresidente Eduardo Brito del Pino, tesorero Carlos Ambrosio Lerena, secretarios José Pedro Varela y Carlos María Ramírez, vocales José Arechavaleta, Juan Carlos Blanco Fernández, Eliseo Outes y Alfredo Vásquez Acevedo.

La primera acción que la nueva sociedad puso en marcha, fue la de abocarse a la fundación de una escuela. El presidente Elbio Fernández impulsó con pasión este proyecto concretado el 29 de agosto de 1869, designándose con su nombre a la primera escuela del Uruguay. En el discurso de apertura, entre otros conceptos, José Pedro Varela expresó:

“La educación de esta escuela preparará al niño para ser hombre y ser ciudadano, para cumplir estrictamente con sus deberes y hacer un uso inteligente de sus derechos”.

Alfredo Vásquez Acevedo contrajo matrimonio con Juana Luisa Varela, hermana de José Pedro Varela, pasando a la categoría de cuñado. Por su parte, el 11 de junio de 1873, este último se casó con Adela Acevedo Vásquez, hija, hermana y sobrina segunda de los políticos Eduardo Acevedo Maturana, Eduardo Acevedo Vásquez y Alfredo Vásquez Acevedo.

Enseñanza en escuelas laica, gratuita y obligatoria

Transcurrieron ocho años de golpear campanas de palo. Los proyectos elevados por la Asociación amigos de la educación popular, planteando la creación de escuelas en todo el país, especialmente en el interior, durmieron el sueño de los justos en los escritorios de tres presidentes: Lorenzo Batlle (1868 – 1872), Tomás Gomensoro (1873), José Ellauri (1873 – 1875) y Pedro Varela (1875 – 1876).

“Hacía mucho tiempo que la intelectualidad del país coincidía en que era necesaria una profunda reforma en el sistema de enseñanza, capaz de preparar a las claes populares para el impulso de desarrollo al cual se aspiraba. Sería el iletrado y anti intelectual Lorenzo Latorre el responsable de plasmar dicha reforma. Encaró la ejecución a un enemigo político, a uin principista definido como José Pedro Varela. Esta circunstancia fue decisiva para asegurar el éxito de la empresa. En 1877 Varela consiguió que se emitiera el decreto ley de educación común, que establecía legalmente las bases de la empresa. Creación de escuelas públicas en todo el país impartiéndose la misma con carácter obligatorio, laico y gratuito”.[3]

Los colegios ingleses, los residentes británicos y los clubes

 Sobre el telón de fondo de lo que ocurría en Uruguay en el plano educativo, en Inglaterra dueña de los mares y el mundo con la expansión de la revolución industrial, surgía la consolidación de los deportes. El cricket se posicionó como el primero en la predilección popular, luego el rugby surgido en el colegio privado de esa ciudad, y a partir de 1863 surgió el football association. derivación del anterior en la búsqueda de disminuir la violencia que ocasionaba serias lesiones.

En esa escenografía británica correspondió a Thomas Arnold, pedagogo, humanista e historiador inglés nacido en 1795, el otorgamiento de gran importancia a la práctica de los deportes y la educación física. En 1828 fue incorporado al colegio privado de la ciudad de Rugby. Su fuerza de carácter impulsó la transformación pedagógica apuntando al desarrollo moral e intelectual, agregando como novedad la educación física y los deportes existentes en el orden siguiente: rugby, cricket y football association. Argumentaba que su práctica fortalecía la cooperación, la confianza miutua y satisfacían el placer por la competición y la formación del carácter, apuntalando la personalidad y la voluntad. Para Arnold el deporte era un medio hacia la solidaridad, la camaradería y la buena educación social.

En Uruguay, los hombres más importantes de la colectividad británica fundaron el exclusivo Montevideo Cricket Club (MVCC) el 18 de julio de 1861. A su nómina de asociados solo podían integrarse los británicos de paso o residentes, y sus hijos. Instaló su campo de deportes en La Blanqueada –en aquel tiempo, en las afueras de la ciudad–, al que denominó English Ground. La plana mayor del MVCC junto a otros ingleses radicados y aficionado al remo, crearon el Montevideo Rowing Club (MRC), impulsado por Frank H. Chevallier Bouttel. En ambas entidades, además de cricket y remo, los deportes que originaron su creación, también se practicará el football association poco tiempo después de su puesta en marcha.

En 1877 llegó desde Londres Henry “Castle” Ayre para dictar clases de inglés, latín, matemática, contabilidad y música en el Montevideo English High School (MEHS), fundado tres años antes. El régimen de enseñanza incluía la práctica deportiva. Con 26 años de edad, jugaba al cricket, al tenis y al football, introduciendo la práctica de este último al año siguiente, después de integrarse a la nómina de socios del MVCC.

Lo desarrolló acompañado de sus estudiantes, sumándose otros afiliados al club. Castle Ayre en 1880 intensificó los deportes. Creó el Athletic Club en el colegio. Ascendió a la dirección del MEHS cuatro años después, adoptando en 1885 una importante decisión: contrató a William Leslie Poole, incorporándose como docente de idioma inglés. Bachiller de la famosa Universidad de Cambridge, donde se formó deportivamente, era un excelente jugador de football. Instruía en el aula y vestía de corto a la hora de compartir la actividad deportiva con sus alumnos en los descampados de Punta de las Carretas. Oficialmente, jugó en el MVCC, MRC, Albion FC y en la selección.

Es considerado el “padre” del football uruguayo.

[1] En aquel tiempo y durante todo el resto del siglo XIX el pueblo no elegía a través del voto secreto al presidente. Su nominación se realizaba por los senadores electos por los hombres –las mujeres no votaban-, en jornadas caracterizadas por el fraude con decidida intervención de la policía dependiente del régimen, consagrándose los fraudes electorales.

[2] Lincoln R. Maiztegui Casas. Orientales. Tomo 2. De 1865 a 1936. Pag. 24. Editorial Planeta. Montevideo. 2004.

[3] Lincoln R. Maiztegui Casas. Ob. Cit.. Pag. 47. Editorial Planeta. Montevideo. 2004.

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