100 años de Colombes (40): La verdadera historia del “proceso” fundacional de la Confederación Sudamericana de Fútbol (nota 2)

Martes 10 de junio de 1924. Portada del diario El Día. La publicación de José Batlle y Ordóñez, fue el único periódico que cubrió el campeonato mundial de fútbol, en la VIII Olimpiada, con un enviado especial. Lorenzo Batlle Berres, sobrino de Don Pepe, viajó como un integrante más de la delegación. Así comenzó la cobertura después de la sensacional victoria.

Allá lejos en Londres

Los buques del Reino Unido que exportaron la Revolución Industrial por el mundo llevaron a cada puerto los deportes modernos que nacieron en sus islas. El cricket era el predilecto, considerado deporte nacional desde fines del siglo XVIII. Seguía el football rugby en orden de importancia y captación de cultores. El paso del tiempo fue transformando a este deporte en un juego demasiado violento, provocando lesiones de importancia y fracturas de extremidades.

El 26 de octubre de 1863, representantes de once instituciones de football rugby se reunieron en Fremason’s Tavern, en Great Queens Street de Londres. Preocupados por el grado de dureza mencionado escribieron nuevas reglas que disminuían la brutalidad del juego. Lo llamaron football association uniéndose en un organismo que identificaron con las dos primer letras del nuevo deporte. Así surgió la FA, sin incluir el nombre del Estado (Inglaterra) donde se creó.

Con sus particularidades propias los ingleses no se sólo se sintieron los dueños del juego que crearon. Lo siguen siendo. Todas las 211 asociaciones afiliadas actualmente a la FIFA, llevan el nombre del país. Con una excepción: la FA.

En 1892 se creó la Federación Internacional de Remo y en 1900 se puso en marcha La Federación Internacional de Ciclismo. Al despertar el siglo XX, en 1902, cuando al francés Robert Guerin y el holandés Karl Hirschman, advirtiendo el desarrollo del fútbol en Europa se les ocurrió la idea de crear la federación internacional de football, planteando la idea a los ingleses, la respuesta fue terminante: no. “La Federación Internacional de football association somos nosotros, contando ya con las asociaciones de Escocia, Gales e Irlanda del Norte”, fue la respuesta. Efectivamente, el desarrollo del football association en las Islas británicas trajo aparejada la creación de los clubes, así como también la formación de asociaciones en los otros estados del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda. En 1873 se fundó la Asociación de Football Association de Escocia, en 1876 la de Gales y en 1880 la de Irlanda.

La Revolución Industrial[1] y el football

La masificación de la práctica de los deportes en el Reino Unido resultó otra consecuencia de la Revolución Industrial, que alcanzó la cúspide durante el extenso período liderado por la reina Victoria, entre 1837 y 1901. Los obreros británicos, sometidos a las extenuantes condiciones impuestas por la sustitución del régimen del trabajo manual y agrícola, y por la agobiante labor de los talleres y las fábricas, necesitaban una vía de escape para el esparcimiento al aire libre. Los deportes cumplieron ese papel imprescindible.

La innovación de las máquinas a vapor aplicadas a las industrias, los barcos y los ferrocarriles, impulsados luego por los motores de combustión interna y la generación de energía eléctrica, transformaron al Reino Unido en la primera potencia mundial de la época.

Sus barcos dominaron y surcaron los mares con afán de conquista y colonización para ampliar el comercio, exportando dichos progresos por intermedio de una emigración calificada.

Los empresarios, técnicos, profesores, empleados y obreros británicos que se desparramaron por el mundo, llevaban consigo –en la misma valija donde transportaban sus útiles y herramientas– los implementos destinados a practicar deportes. Junto con los palos bateadores de cricket, la ovalada pelota de rugby, los remos, la raqueta de tenis, los zapatos y pelota de football, también trasladaban los reglamentos y la manera en que se organizaban los clubes y las asociaciones. Estos ámbitos exclusivos para británicos reunieron a los poderosos y acaudalados emprendedores que llegaron del Reino Unido, desarrollando una especie de segunda colonización. Con la diferencia de que ésta acaparaba el desarrollo de los grandes negocios derivados de la industrialización.

Los juegos y los útiles para desarrollarlos eran desconocidos en las tierras a las que arribaban. De ese modo desembarcaron los deportes en América del Sur, repitiéndose la cronología de episodios vividos en el Reino Unidos, en forma casi similar en los diez países del continente.

El club y la comunidad

En las ciudades a las que llegaban para afincarse, esa nueva clase pujante de acaudalados británicos, procedían a la puesta en marcha del club exclusivo. Inicialmente no podían acceder los criollos, aunque fueran de la misma clase social acomodada. Esta situación fue modificándose al desarrollar pingues negocios compartidos entre británicos y criollos. Normalmente construyeron esas instalaciones en los suburbios. Además de funcionar como espacios de sociabilidad clubes fueron el resultado de las representaciones de una comunidad heterogénea que encontró en esos lugares un refugio para desarrollar vínculos. En ellos los británicos practicaron sus deportes físicos preferidos: cricket en primer lugar, tenis y football association.

El soporte material de los clubes fue la arquitectura, novedosa por los programas que incorporaba y desarrollada en base a una serie de criterios constructivos y proyectuales originales. Muchas de sus primeras edificaciones fueron prefabricadas en madera, o con algún tipo de sistematización de su sistema constructivo, muy representativos de los británicos como comunidad, su cultura, sus intereses y sus empresas.[2]

La enseñanza al estilo británico

El desarrollo de la revolución industrial, sin que fuera previsto de exprofeso, coincidió con la aparición en la escena de la pedagogía con la aparición del inglés Thomas Arnold, humanista e historiador. Estudió en la escuela de Winchester y en Corpus Christi College de Oxford. Obtuvo el primer puesto de su promoción. Luego de enseñar en el Oriel College fue ordenado diácono de la Iglesia de Inglaterra en 1818 en Laleham, a orillas del río Támesis. Después de nueve años formando alumnos para ingresar a la Universidad, en 1828 asumió la dirección de la Escuela del colegio de Rugby. En ese instituto, cinco años antes y según los relatos oficiales, nació el juego del rugby. Un estudiante del colegio, el inglés William Webb Ellis, jugando al primitivo y violento football association hizo trampa al tomar la pelota con las manos y salir corriendo con destino al arco rival.

Arnold cambió el método educativo dando gran importancia a la práctica de la educación física y los deportes de competición. Para Arnold, los deportes ya existentes (la carrera, el cricket, el rugby y el footbal association) fomentaban la cooperación y la confianza mutua y satisfacían el placer por la competición y la formación del carácter dentro de un espíritu de cuerpos jerárquicos y tradicional que configuraba muy satisfactoriamente la personalidad y la voluntad. El deporte era un medio hacia la solidaridad, la camaradería y la buena educación social. Buscaba la perfección de cuerpo y de espíritu.

[1] Comenzó en el Reino Unido de Gran Bretaña abarcando un primer periodo entre 1760 y 1850. La introducción de la máquina de vapor desarrollando barcos y ferrocarriles con este sistema, y posteriormente la creación de los motores a combustión y la energía eléctrica, generó la más grande transformación del mundo de aquel tiempo. Se puso fin a siglo de trabajo manual y la tracción animal. Los británicos se convirtieron en la gran potencia mundial llevando sus innovaciones a todo el mundo.

[2] Universidad Nacional de La Plata. Facultad de cultura y urbanismo. Mg. Florencia Rolla

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