
El protagonista del artículo y las reflexiones que sobre nuestro fútbol entregamos en esta ocasión a los lectores, fue una figura relevante no solo del deporte que amó, sino también en la más alta sociedad de nuestro país. Nació el 12 de setiembre de 1931 y falleció el 1° de diciembre de 2020.
Destacado en todos los ámbitos de la sociedad, el ex presidente de la república Julio María Sanguinetti, en su despedida dejó conceptos precisos y exactos de su tránsito por la vida.
“Estos días se ha repetido la expresión “caballero del deporte” para calificar a Eduardo Rocca Couture. La expresión caballero no transita hoy en los caminos habituales de nuestra habla, pero nos rescata una idea que cabalmente define a Teddy. Caballero en el deporte y más allá del deporte, por reunir esos valores del hombre de cultura, del buen decir, del bien hablar, del mejor talante para relacionarse con las personas, siempre buscando la conciliación y procurando alcanzar la superioridad de la amistad. La sencillez en el trato personal y la hidalguía en la vida institucional.
Hijo de Miguel Rocca, brillante catedrático de Derecho Comercial, y sobrino de Eduardo Couture, el procesalista uruguayo de mayor resonancia internacional, su vida profesional llevó con honor el peso de esa enorme tradición. No se volcó a la vida académica sino al ejercicio activo de la profesión, desde un estudio que fue referencia insoslayable en la vida civil de nuestro país”.
ROCCA COUTURE Y EL FÚTBOL
Aficionado y vinculado estrechamente al Club Atlético Defensor, debutó como delegado de la institución en la Asociación Uruguaya de Fútbol, en el mes de enero de 1960. En esa ocasión comenzó a sobresalir, adoptando una firme decisión para que el ecuatoriano Alberto Spencer y el argentino Carlos Linazza, no pudieran ser incluidos en el equipo de Peñarol, que enfrentaría a Nacional, el 20 de marzo de 1960, en la finalísima que definía el Campeonato Uruguayo de 1959.
Dejó en actas de la sección, una frase magistral: “Si Spencer juega como Luis Tróccoli y Washington Cataldi, Nacional no tendrá suerte”.
Estuvo en la delegación de Defensor hasta 1968, momento en que se incorporó a CAFO. Ingresó al campo de la política internacional del fútbol trabando una intensa y estrecha amistad con el Dr. Joao Havelange. Fue el tesorero de la Confederación Sudamericana de Fútbol durante décadas, desempeñando el cargo con una probidad reconocida. Durante todos esos años el dinero que recibía por distintos motivos la Confederación Sudamericana de Fútbol, se depositaba en una cuenta de la Asociación Uruguaya, cuyo manejo del dinero solo podía ser realizado por Rocca Couture y por el Cr. Rodríguez Balmelli. Asumió la vicepresidencia de la FIFA, entre 1983 y 1987, siendo junto con el delegado brasileño Abilio de Almeida y Washington Cataldi, los hombres de consulta de Joao Havelange. Ellos tres fueron quienes impulsaron y lograron que en 1974, el dirigente brasileño se convirtiera en el primer presidente de la FIFA, no europeo.

ROCCA Y EL MUNDIAL DE 1978
Quien esto escribe y a través de la amistad que Rocca Couture cultivó con mi padre, resultaban largas y extensas las charlas sobre el fútbol y el futuro en los diversos congresos de la Confederación Sudamericana y de la FIFA.
Un recuerdo será imborrable en la memoria del autor, relacionado con un episodio ocurrido en el congreso de la FIFA y la CSF, en los meses previos a la Copa del Mundo de 1978, en Argentina. Uruguay eliminado del certamen no tenía ninguna participación en los temas que se estaban tratando, los delegados de los países sudamericanos, africanos, asiáticos y europeos no tenían muchos de ellos la más mínima información sobre los impresionantes episodios protagonizados por los uruguayos desde 1924. En las charlas informales posteriores a los congresos, Rocca se encargaba de relatar anécdotas relacionadas con el pasado glorioso del fútbol uruguayo. Por ejemplo, con los ojos abiertos los interlocutores no podrían creer que el Negro Andrade, fue el segundo deportista negro, en la historia, en recibir una medalla de oro como integrante del fenomenal equipo uruguayo que conquistó el título de campeón del mundo en los Juegos de París. Algunos de los oyentes dudaban de la veracidad expuesta por Rocca Couture, momento en que Eduardo extraía diarios franceses de aquel tiempo donde se escribían maravillas del notable triunfo de Uruguay, vencedor en 1924, por 7 a 0 a Yugoeslavia, 3 a 0 a Estados Unidos, 5 a 1 a los franceses locales, 2 a 1 a Holanda y 3 a 0 a Suiza, logrando la impresionante conquista en fútbol en París.
Terminada la reunión, alargamos Eduardo Rocca y el autor la conversación sobre lo ocurrido. Y Eduardo, dejó caer una reflexión que desde entonces golpea mis oídos y que lamentablemente cada día se hace más realidad, aunque ningún actual tome cuenta de este episodio para defender los legítimos derechos del fútbol uruguayo.
-¿Atilio viste lo qué ocurrió en la reunión?
-Si Eduardo.
-Y agregó: Decenas de países nada conocen de nuestra realidad. Por esta razón, he llegado a una triste conclusión que quiero compartir contigo: “En el futuro, el fútbol uruguayo solo podrá defenderse ante los poderosos, exhibiendo su inigualable y rica historia, procurando, que el nuevo orden que intentan implantar las naciones donde hoy el fútbol es un negocio gigantesco, borren del mapa futbolístico al pequeño Uruguay. Los triunfos magníficos que el fútbol uruguayo obtuvo a nivel mundial desde 1924 a 1966, son hoy y tendrán que ser en el futuro, la piedra en el zapato de las naciones poderosas”.

LAS REFLEXIONES DE ROCCA
Observando la realidad de estas semanas que transcurren volvió a surgir en mi mente la lógica sentencia de Rocca Couture. ¿Cómo es posible que se organice un campeonato mundial de clubes y aparezcan desconocidos equipos de Arabia, Catar y modestos clubes mexicanos sin pergaminos a nivel internacional? Nadie puede dudar que nuestro Club Atlético Peñarol y nuestro Club Nacional de Fútbol, tienen en la historia del fútbol sobradas cualidades y trayectorias como para participar de este mega torneo que solo se fija en la plata para seguir engrosando los dineros de la FIFA.
Citaremos solamente dos episodios que sustenta la más que legítima invitación de ambos clubes a esta justa mundial.
Cuando se creó la Copa Libertadores de América, idea de los dirigentes chilenos, toda la organización que se llevó a cabo en marzo de 1960 se realizó en la Asociación Uruguaya de Fútbol. Y fue el Club Atlético Peñarol, el primer campeón de América, asombrando al continente y al mundo la magia del ecuatoriano Alberto Spencer. Fue Peñarol, también en 1960, el que disputó dos partidos ante Real Madrid, en Montevideo y en la capital española, por la primera Copa Intercontinental mundial. Fue Peñarol, el que ganó este trofeo por primera vez para nuestro continente al vencer en 1961 al Benfica del portugués Eusebio.
El Club Nacional de Fútbol, también tiene sus pergaminos de enorme trascendencia para exhibir y exigir su presencia en el torneo que se viene realizando en Estados Unidos.
En diciembre de 1980, la Copa Intercontinental de Clubes, caminaba hacia su desaparición. Resultó ser el dirigente de Nacional, José Sassón, poderoso empresario de nuestro país, quien logró que la empresa publicitaria inglesa Guest Nally, asumiera el relanzamiento a toda orquesta de la Copa Mundial de Clubes, disputándose en un solo partido en Japón. El autor, fue el único periodista que acudió a las reuniones en un hotel céntrico de Roma, con la presencia de los delegados del Club Nacional de Fútbol, del Nottingham Forest de Inglaterra, y los presidentes de la UEFA y de la CSF.

CONCLUSIONES
Eduardo Rocca Couture tenía razón, desde hace ya mucho tiempo el fútbol uruguayo no tiene ningún peso en el campo internacional. No solo en la Confederación Sudamericana, de la cual Uruguay es el fundador y creador, sino también a nivel de la FIFA y de la UEFA.
Eduardo Rocca, tenía razón. Los dirigentes actuales y futuros del fútbol uruguayo que ingresen a la Asociación, tienen que conocer la historia construida por los uruguayos desde 1924 hasta 1966. Conocerla al dedillo y plantearla en cada una de las reuniones tanto de la Conmebol, como de la FIFA. Para que de esta manera, sea acreditada por los inventores de estos negocios millonarios y absurdos que eligen a dedo a clubes sin historia, para disputar estas contiendas mundiales.