En 1885 se estableció el régimen profesional en el fútbol inglés por parte de la Football Association.
¿Qué los llevó a esto? Simple: un rápido sinceramiento de las condiciones del momento.
El fútbol ya era todo un espectáculo, pero además un deporte competitivo, con amplia cobertura mediática, lo que derivaba en clubes que deseaban aumentar su rendimiento pagándole por fuera a sus futbolistas, muchos de los cuáles provenían de otras áreas de las islas británicas, y consiguiéndoles trabajos con muy buenas remuneraciones.
Hasta aquel momento, el fútbol se basaba en los valores del amateurismo, al cual todavía muchos seguían defendiendo, pero a los protagonistas principales, los clubes y los futbolistas, ya no les quedaba cómodo tener que andar negando cada dos por tres acusaciones de un profesionalismo encubierto que ya era una práctica común.
Así, en 1885, más concretamente el 20 de julio, se llegó al punto 0:
“(…) en interés de la Football Association, legalizar el empleo de futbolistas profesionales, pero solo bajo ciertas restricciones”.
Rápidamente, la mayoría de los clubes adoptó el sistema. Los salarios comenzaron a pagarse, con erogaciones que fluctuaban de £1 a £5 por semana, existiendo casos puntuales de grandes cracks que alcanzaban las £10 semanales.
Pronto, se topeó de forma oficial la cantidad a pagar por semana (£4), pero aquello derivó en la formación de la Unión de Futbolistas de la Football Association (AFPU) en 1907, que iría a chocar directamente con la FA en búsqueda de mejoras salariales.
La FA, rápidamente, logró ganar la pulseada al novel sindicato, cuando todavía no había llegado Margaret Thatcher a descabezarlos a casi todos.
Llegamos a 1909. Año particular debido al reciente suceso sindical en el profesionalizado fútbol inglés y a cinco años del inicio de la Primera Guerra Mundial.
En aquel año, por lo tanto, el techo de la paga semanal a un futbolista profesional era de £4 que, a todas luces, era un muy buen dinero.
El diario El Día aseguraba por aquel entonces que la de futbolista británico era “una carrera muy lucrativa”.
“(…) (Los futbolistas) (…) perciben sueldos de 4 libras esterlinas a la semana durante todo el año, y nótese que en el verano no juegan, pudiendo dedicarse a otros negocios, resulta que con el sueldo que disfrutan, más la mayoría de los gastos pagados por el club, más un beneficio que todo jugador percibe después de haber permanecido cinco años en la última sociedad, un buen jugador se encuentra al cabo de cierta edad con un capital muy decente para implantar una industria, comercio o negocio”.
El Día, 1909
Esto era cierto. Actualicemos las cantidades al día de hoy. Haciendo el ajuste por inflación, £4 a la semana equivalen hoy a £507.32, que representa unos US$600.
El cálculo mensual pasa a ser £16 en 1909, que hoy se lee como £2029.26, unos US$2400.
El ingreso anual es sorprendente: £208, que hoy son £26.380, y eso se traduce en US$ 31.252.
Un futbolista profesional de principios de siglo XX ganaba bastante más que choferes de tranvías, obreros de la construcción y estibadores, por ejemplo.
“En Inglaterra, el ser un jugador famoso equivale a ser festejado y agasajado por todo el público. Hay muchos de estos que, ya retirados, tienen tiendas de deportes; otros compran algún `bar´, y el público acude a esos establecimientos para conversar con tal o cual antiguo jugador”, agrega El Día.
Y, para el final, una sentencia que en 2022 tiene la misma vigencia que en 1909…
“Con todos estos alicientes no es de extrañar que desde niños traten de hacerse un profesional”.