En la nómina de campeones del mundo con Uruguay, aparece el nombre de uno que, sin ser demasiado recordado, tuvo más participación de la que cualquiera pudiera imaginarse: José Naya.
Es que el wing derecho de Liverpool fue campeón en Colombes, en 1924, y actuó más que acertadamente en dos de los cinco cotejos que disputó la Celeste: Estados Unidos y Francia.
Contaba con 27 años (Montevideo, 25/7/1896), pero con un vasto recorrido en Liverpool (se estrenó allí en 1919), donde era pieza clave en el ataque junto a Domingo Etchegoyen, otro campeón del mundo de aquella justa.
Veloz, no era goleador, pero sí asistidor. Su gran tarea en el Campeonato Uruguayo de 1923, le valió el puesto de suplente de Santos Urdinarán (Nacional), que era un indiscutido.
Su experiencia con el combinado se reducía a dos encuentros amistosos en 1922 (Argentina y la Selección Guipuzcoana) y a otros dos en la gira previa a Colombes realizada en España (Celta y Real Sociedad).
Las chances de actuar en el certamen mundialista aparecían como pocas para Naya. Sin embargo, la lesión de Urdinarán ante Yugoslavia le abrió las puertas de la titularidad. Y no la desaprovechó.
Tuvo, eso sí, la gran ventaja de integrar un equipo sólido y ensamblado y de jugar al lado del, para muchos, futbolista uruguayo más grande de la historia, Héctor Scarone, quien le hizo sencilla la tarea. De todas formas, la conexión con “Rasquetita” fue total: ante Estados Unidos, sus lujosas combinaciones desarticularon a los defensores y posibilitaron muchas jugadas de riesgo.
Uruguay ganó 3-0 y luego llegó Francia, que se llevó otra goleada: 5-1. Si bien los orientales arrancaron rápidamente 1-0 con tanto de Scarone, los dueños de casa igualaron a los 12´. Fue ahí que el quinteto ofensivo reconectó y con gran actuación de todos ellos (además de Naya y Scarone, Pedro Petrone, Pedro Cea y Ángel Romano), se cerró el juego.
Recuperado Urdinarán, Naya, que había cumplido satisfactoriamente, salió del equipo de cara a la semifinal ante Holanda y tampoco estuvo en la final ante Suiza. Sin embargo, se ganó en buena ley su medalla de oro y su título de campeón del mundo.
Continuó siendo decisivo en Liverpool, dominando la punta derecha hasta 1927, y también volvió a ver acción con Uruguay en 1925, en sendos amistosos ante el SS Palestra (BRA).
Allí concluyó su tarea vestido de celeste, la tarea de un campeón que fue muy importante en el primer título mundial, pero que pocas veces se recuerda.
Falleció el 29 de enero de 1977.