Cuando un club y su barrio se fusionan en un nombre, parece que el cuadro lo representara mucho más. Así es el caso de Villa Española, una institución que vive en el corazón de los vecinos hace 80 años fomentando la práctica del deporte y el desarrollo cultural de toda la comunidad.
Comenzaba la década de los años 40 y la sociedad uruguaya se estremecía con las bélicas noticias que llegaban desde Europa. Las estrepitosas escenas del horror desencadenaba una nueva oleada de inmigrantes hacia estas latitudes en busca de la apreciable paz. La población de la capital crecía de forma constante y la ciudad ampliaba cada vez más sus ejidos. Los paisajes naturales de las chacras periféricas montevideanas sufrían una radical metamorfosis a partir del avance urbanizador propulsado por las fábricas generadoras de barrios. Las sirenas de los cambios de turno marcando la estricta rutina cotidiana, los vecinos conversando en la vereda luego de las 8 horas y los potreros repletos de jóvenes y adultos los fines de semana, eran algunas de las postales barriales típicas de aquellos tiempos. Villa Española tuvo todo eso y un poco más, ya que su conformación estuvo determinada por FUNSA, la chanchería Cristiani y el entrañable Campo Español, un espacio de convivencia que albergó a las populosas romerías promovidas por los miles de inmigrantes provenientes de aquel país. En ese invierno de 1940, “Roberto Vallarino puso un gimnasio en un garaje de la calle Suñer y Capdevila para practicar a un muchacho que tenía un desafío con otro del barrio. Al final, no se pelearon nada y surgió Villa Española” recordaba Juan Rosales en entrevista concedida a Periscopio en vísperas del 75 aniversario de la institución. “El chino” llegó en 1953 al club para practicar boxeo y nunca más se bajó del ring. Villa Española está sumamente relacionado con el fútbol pero su cometido inicial fue la práctica del boxeo a partir de la pasión de su socio fundador Roberto Vallarino por ese deporte. El club se convirtió rápidamente en un referente de esta disciplina y reconocidos púgiles pasaron por su cuadrilátero. Uno de ellos fue el propio Rosales, quien defendió a la selección nacional en diferentes combates fuera de fronteras y desarrolló una exuberante carrera como entrenador. También comenzó a dar sus primeros golpes en el gimnasio villero el múltiple campeón Alfredo Evangelista. Las destrezas observadas en este humilde muchacho de la zona motivaron las gestiones de Vallarino para que continuara su entrenamiento en Europa. Evangelista emprendió vuelo hacia el viejo continente y culminó siendo el mejor del mismo en 7 oportunidades. El prestigio obtenido por sus éxitos deportivos lo llevaron a disputar la final del mundo de pesos pesados contra Mohamed Alí en 1977. Un ejemplo contundente del buen nivel de captación y de formación del Villa Española Boxing Club.
La creación de la sección futbolística
El club de boxeo llevaba una década de vida y ya gozaba de un alto prestigio en la materia. Pero la pelota tenía su peso-no solo por el material que la constituía- y se creó un combinado para enfrentar a otros equipos cercanos como el Canillitas de la calle Larravide. Así surgió la sección futbolística llamada Centenario Juniors aunque compitió bajo esa denominación por muy poco tiempo. Los involucrados consideraron oportuno que este equipo también se llamara Villa Española para unificar en un solo nombre a todos aquellos que representaran a la institución, y a toda la barriada, en cualquier disciplina deportiva. “El Villa” fue a afiliarse a la Asociación Uruguaya de Fútbol -que estaba muy nutrida de miembros- y tuvo que empezar su trayectoria oficial en la desaparecida quinta categoría conocida como la divisional Extra B. En 1958 obtuvo el título y su correspondiente ascenso a la también extinta Extra A. En 1964 se consagró campeón de esta divisional y ganó su derecho a participar en la competitiva liga Intermedia. Allí comenzó a medirse con cuadros de mayor tradición en el ámbito asociacionista y cobrando mayor notoriedad en la amplia cobertura de prensa que impartían los periódicos. Una década después, en 1973 y ya identificada con la letra C, ganó el torneo y accedió al anhelado debut en la B. La vida deportiva de la vieja sección de fútbol estuvo marcada desde ese logro por sucesivos ascensos y descensos entre ambas categorías hasta el año 1996, cuando empezó un ciclo exitoso que superó hasta el más intrépido soñador.
La llegada a Primera . Un sueño hecho realidad
En 1996, la otrora C pasó a denominarse División Metropolitana de Fútbol Amateur para marcar en la nomenclatura la diferencia entre este ámbito y el profesional. El equipo se impuso en el campeonato y volvió a conseguir un nuevo pasaje al círculo profesional. El inicio del torneo de Segunda División del 97 fue muy auspicioso y los festejos en caravana por el Camino de los Corrales comenzaron a ser frecuentes cada fin de semana. El volumen de juego desplegado en el campo de juego y la consecución de buenos resultados fueron insumos fundamentales para alimentar la ilusión de los hinchas. Bella Vista y Villa Española fueron amplios dominadores de aquel certamen produciéndose un corte abrupto entre estas dos instituciones y el resto de las participantes en la tabla de posiciones. Sobre el epílogo del torneo, los papales lograron un desempeño más regular y fueron campeones indiscutidos. Sin embargo, los aurirrojos también se consagraron triunfantes al conseguir el inédito ascenso a Primera División. El pequeño club de boxeo nacido en un galpón adquiría el privilegio de jugar en la cancha grande de nuestro fútbol. Un verdadero golpe de knock out al status quo establecido en nuestro fútbol y para todos aquellos que desestimaron la posibilidad de que “El Villa” fuera de primera.
¡Centenariazo villero!
El año 1998 estará grabado por siempre en la memoria y en el corazón del hincha. El primer arribo a la máxima competición del balompié local fue un verdadero sueño realidad y los simpatizantes expresaron su gratitud con el número de la taquilla registrado en cada encuentro. La actuación del equipo fue digna y culminó en el 9° lugar de la tabla anual tras sumar 22 unidades por la obtención de 5 triunfos y 7 empates en un total de 22 partidos. Entre las victorias registrada, el insoslayable 3 a 0 frente a Peñarol representó un auténtico Centenariazo en esa edición del Campeonato Uruguayo. El sábado 6 de setiembre de 1998 fue una de las jornadas de mayor gloria deportiva para el cuadro del Campo Español al golear a los aurinegros ante 25 mil espectadores en el Estadio. Diego Rosa (35´), Marcelo Dapueto (48´) y Javier Fernández (68´) marcaron los 3 goles del partido junto a la actuación superlativa del arquero Álvaro Escames. La algarabía desatada en la Tribuna Colombes se extendió por Avenida Centenario hasta el el viejo barrio obrero y los festejos se prolongaron hasta el amanecer El valor del resultado trascendió la mera estadística del club y de nuestro fútbol local porque provocó un gran impacto en el posterior desarrollo del certamen. La derrota sufrida por Peñarol ante el benjamín de la categoría comenzó a sentenciar la frustración definitiva de la conquista del sexenio mirasol. El Clausura continuó su desarrollo y Villa Española no logró la permanencia. El invento rioplatense de la tabla del descenso conspiró contra el club y más allá de no haber sido el colista de la tabla anual, descendió por los cálculos matemáticos. La hinchada sintió la lógica desazón de bajar a Segunda pero se mantuvo fiel al equipo para emprender el regreso.
La cancha y el dinero. Un problema detrás de otro.
Villa Española retornó por la vía de los hechos al círculo de privilegio en el 2000 pero solo jugó el Torneo Apertura por no tener cancha propia. Dos tercios de La Asamblea de Clubes consideró que el club no podía seguir compitiendo por lo establecido en el reglamento y se falló en ese sentido.”La piqueta fatal del progreso” había ejecutado su accionar sobre el viejo Parque España con el propósito vial de extender – por tan solo 100 metros- la Avenida Varela. Una contradictoria decisión de la Intendencia de Montevideo que tuvo escasa repercusión en la movilidad urbana de la ciudad y un nocivo efecto sobre el arraigo del club. La comuna capitalina cumplió finalmente su contrapartida de cederle un terreno a la institución para relocalizar su cancha y así se pudo destrabar el referido impedimento normativo cuando el equipo volvió a competir a la A en 2002. El Estadio Obdulio Varela en Parque Guaraní se construyó con gran esfuerzo y fue presentado con orgullo a todo el fútbol uruguayo en la temporada 2003. El primer partido oficial se disputó el 3 de agosto frente a los vecinos de Danubio y la oncena titular locataria estuvo compuesta por Obelar, Perdigón, Umpiérrez, Cardozo, Delgado, Riquero, González, López, Hernández, Di Conza y Gutiérrez. El match finalizó empatado en 3 tantos por bandos siendo Jadson Viera quien abriera el marcador para los de la franja y Bruno Silva, en contra, quien desatara el primer grito de gol de los anfitriones. Este partido fue un mojón muy importante en la vida de la institución luego del traumático proceso de expropiación del Parque España.
Villa Española descendió en esa temporada y a partir de ese momento, el problema ya no era la cancha, sino que otra vez la plata. En 2008, el equipo volvió a a la máxima categoría debutando frente a Liverpool, el domingo 24 de agosto, en el Parque Nasazzi y empatando sin goles. Su campaña en el Torneo Apertura fue discreta culminando en el puesto 14 con tan solo 12 unidades. Pero el rendimiento deportivo fue un tema menor frente a las deudas acumuladas. Tras el receso veraniego de 2009 no se pudo cumplir con las responsabilidades contraídas en años anteriores y el equipo no se presentó a la segunda mitad del campeonato. La situación de extrema angustia sirvió para aprender, rearmarse y juntar nuevas fuerzas. En 2013, un grupo de hinchas, socios y allegados reestructuraron las finanzas del club para volver a competir en el campeonato amateur. El cuadro se armó muy bien y conquistó el regresó al fútbol profesional al superar en la definición a Oriental de La Paz en 2014. Dos años después, se produjo el último ascenso a Primera para disputar el Campeonato Uruguayo Especial. Este nuevo lauro se disfrutó de forma especial al conseguirse en el “Obdulio” tras vencer a Cerro Largo por 1 a 0 en el lluvioso mediodía del 29 de mayo de 2016. La edición especial desarrollada en el segundo semestre de ese año tuvo como objetivo reestructurar el calendario de la actividad local y se disputó a una sola rueda desde julio a diciembre. Villa Española no concretó un buen comienzo y perdió nuevamente la categoría. Un hecho que podría generar frustración en cualquier club deportivo pero que no produce tales efectos en esta institución desde su ingreso a la cancha de la cultura. Un partido que viene ganando por goleada a través de la movida denominada Cultura de Barrio y que coloca especial énfasis en el carácter social del club.
PALMARES (fútbol masculino plantel superior): Segunda División Profesional: 2001. Divisional C: 1973,1980, 1987,1996, 2014. Divisional Extra A:1964. Divisional Extra B:1958. Ascensos a Primera División: 1997, 1999, 2001, 2008, 2016.