Cuando Domingo Faustino Sarmiento[1] cumplió setenta y dos años, sus amigos y admiradores realizaron una manifestación pública. En un pasaje de su discurso sorprendió a los presentes con una afirmación contundente:
“Constituíos, constituyámonos si queréis que aún os acompañe, en asociación, para promover la educación común en la ciudad de Buenos Aires. Hay en el Uruguay una Sociedad de Amigos de la Educación que ha hecho con sus trabajos constantes, ya fundando escuelas, ya inspeccionando las existentes, progresar la educación común, llevándola a mayor altura y difundiéndola más que nosotros… Imitemos tan cercano ejemplo. Constituyámonos en Sociedad de Amigos de la Educación en esta ciudad de Buenos Aires, pongámonos en contacto con la de Montevideo que vendrá a visitar la Exposición Continental, de manera que cuando sus miembros lleguen, encuentren una sociedad análoga que los reciba. Si esta cordial visita de cumpleaños tuviera por resultado la creación de esta Sociedad para llevar adelante con nuevos bríos, con objeto más definido y mayor concurso de voluntad la obra que fue el empeño constante de mi vida”.
El Uruguay y la obra que encabezó José Pedro Varela junto a distinguidas figuras de la vida del país, entre quienes se encontraba su cuñado, Alfredo Vásquez Acevedo, resultaban un ejemplo para los argentinos.
Gimnasia y ejercicios físicos en la Universidad
Según se ha detallado en la nota anterior, n.º 24 de la presente serie, en 1884 designado por el autoritario presidente de la república, Gral. Máximo Santos, el militante del Partido Nacional, Dr. Alfredo Vásquez Acevedo, asumió por segunda vez el cargo de rector de la Universidad. Un hombre de acción, como lo había demostrado cuando anteriormente y por primera vez desempeñó el alto cargo en el bienio 1880 – 1882, inmediatamente su impronta no sólo se hizo notar en el ámbito universitario.
“Uno de los más activos miembros de la Sociedad de Amigos de la Educación, el doctor Alfredo Vásquez Acevedo, publicó en 1885 su serie de libros de lectura para uso de las escuelas públicas”.[2]
A través de un decreto reglamentario de la ley de 1885, propuesto por el rector, quedó resuelto desde 1887 que el bachillerato duraría seis años y comprendería las asignaturas de matemáticas, geografía, cosmografía, física, química, historia natural y universal, gramática general y retórica, literatura y estética, historia sudamericana y nacional, filosofía, ingles, francés, latín, dibujo, gimnasia y ejercicios físicos.
Ejercicios físicos en la escuela
El horario escolar vigente en 1888 comprendía cinco horas, desde las once de la mañana a las dieciseís horas de la tarde. Gracias a la obra de la Sociedad de Amigos de la educación señalada en anteriores artículos, a éste nivel de educación la niñez tenía las características de gratuita, laica y obligatoria. Los directores de escuelas de 3er. grado percibían $ 125 mensuales de salario, los de 2do. $ 100, los de1er. $ 80 y los maestros rurales $ 70.
El horario mencionado de la enseñanza que se impartía a los escolares se dividía en dos partes, separadas diariamente por 30 minutos de ejercicios físicos. Cada período se subdividida a su turno en dos secciones separadas por 15 minutos de recreo libre. La escuela funcionaba sin interrupción durante todos los días hábiles.
La documentada información precedente contenida en las Obras históricas / Anales históricos del Uruguay / tomo IV, escrita por Eduardo Acevedo, no agregó comentarios relacionados con la trascendente información de que, en 1887 en la Universidad, se incluyeron la “gimnasia y los ejercicios físicos”, así como que un año después, en 1888 en todas las escuelas del país, diariamente los alumnos también realizaban éstos últimos ejercicios mencionados.
Puede afirmarse que Alfredo Vásquez Acevedo adoptó en la Universidad, e influyó en las autoridades escolares, para introducir también a ese nivel la práctica de gimnasia y ejercicios físicos, tomados de los métodos puestos en práctica en los institutos ingleses que funcionaban en Montevideo.
Los colegios ingleses
La actividad en Uruguay de los institutos ingleses de enseñanza comenzó en el período de la Guerra Grande (1839–1951). Al sumarse a los residentes británicos que vivían en la capital del país una importante corriente de esa colectividad que llegaban desde Buenos Aires escapando del nacionalismo de Rosas, generó la necesidad de continuar brindando educación británica a sus hijos. Puesto en marcha en 1874 el Montevideo English High School, se destacó en el mismo una figura que adquirió dimensión no sólo en el plano docente: Henry “Castle” Ayre.[3] Arribó a Montevideo en 1875. Con 23 años de edad, al margen de su capacidad intelectual personificaba en sí mismo al atleta completo. Practicaba cricket, tenis, remo y football association. Instruyó a los los alumnos del colegio en la práctica de éste último deporte, utilizando para ello los descampados de Punta de las Carretas, en la cercanía de la estación terminal del tranvía del este, que se encontraba en el terreno lindero por los fondos de la aún vigente Parva Domus.
Una década después, en 1885, también llegó desde Londres William Leslie Poole desempeñándose en su condición de profesor del idioma inglés. Bachiller de la universidad de Cambridge 1885, también era un deportista completo. Practicaba cricket, rugby y principalmente football associación cuya práctica realizaba con gran destaque, además del conocimiento total de las reglas de juego. Se desempeñaba en la posición de centre forward, y continuó la línea impuesta por Castle Ayre, llevando a los alumnos a los mismos terrenos de Punta de la Carretas, aledaños a la estación terminal contingua a la Parva Domus.
También en ese año de 1885 se fundó The British School, institución que tuvo como director a Thomas J. Ashe. También en este centro de estudios se desplegaron los métodos de educación completa traído de Londres, razón por la cual también propulsó el deporte, de acuerdo a los métodos pedagógicos en boga en su país. Este modelo educativo de los docentes británicos que trataba de darle valores éticos a los alumnos, se completaba inevitablemente con la práctica de diversos deportes.
[1] Político, escritor, docente, periodista, militar y estadista argentino; gobernador de la provincia de San Juan entre 1862 y 1864, presidente de la Nación Argentina entre 1868 y 1874, senador nacional por su provincia entre 1874 y 1879 y ministro del Interior en 1879. Colaboró tanto en la educación pública como en el progreso científico de su país.
[2] Eduardo Acevedo. Obras históricas. Anales Históricos del Uruguay. Tomo IV. Abarcas los gobiernos de Latorre, Vidal, Santos, Tajes y Herrera y Obes desde 1876 hasta 1894. Pág. 343.
[3] Henry Ayre (Inglaterra, 1852 – ?): Incorporó a su nombre el título nobiliario “Castle” otorgado a su familia. Editó desde 1891 el periódico de la colectividad británica The Montevideo Times, continuador The River Plate Times (1890) con profusa información deportiva. En 1909 se constituyó junto con José Enrique Rodó y otros periodistas, en fundador del Círculo de la Prensa del Uruguay. En 1915 publicó un libro –Apuntes sobre la parte histórica del idioma inglés, la composición y estructura de las palabras-, de gran repercusión en la época.