¿Valverde un nuevo Scarone?

Equipo de Uruguay que venció 1:0 a la Argentina el 14 de octubre de 1917 en el parque Pereira (actual pista de atletismo), consagrándose campeón sudamericano y obteniendo la primera Copa América que se disputó en la historia. Arriba, desde la izquierda: Jorge Pacheco, José Vanzzino, “Gaitanín” Saporiti, Gregorio “Ensalada” Rodríguez, Manuel “Japonés” Varela y Alfredo Foglino. Abajo: José Pérez, Héctor Scarone, Ángel Romano, Carlos Scarone y Pascual Somma. Rasquetita Scarone tenía 18 años.

NOTA BUENA: este artículo se escribió el 17 de agosto de 2017 luego de conocer la incorporación por primera vez de Federico Valverde, en la primaria lista de jugadores convocados por Oscar Tabárez para defender a Uruguay frente a Paraguay por las eliminatorias para el mundial de Rusia 2018. Se publicó bajo el título siguiente: “¿Se animara Tabárez?”

Héctor Scarone nació en una familia de emigrantes radicados primero en el barrio Reus y luego en el Arroyo Seco. Italianos que llegaron en el último cuarto del siglo XIX persiguiendo el sueño que ellos misms definían en su lenguaje cocoliche: “andiamo a fare l’América” ¡Vamos a hacer la América! Atrás quedaba la Europa superpoblada y pobre que miraba a nuestro continente despoblado y rico. América era la ilusión. Atrás quedó el pueblito llamado Dego, en la provincia de Savona, cercano a la Riviera ligur y al mar latino donde vio la luz y se crió el tano Giuseppe Scarone.

El segundo de los varones –Carlos- prontamente desde su niñez se destacó en el deporte que en esa zona del Montevideo antiguo se denominaba  “patear la pelota con los pies”. ¿Por qué no lo llamaban fóbal o fúbol, como en otras zonas se había acriollado el football que se jugaba entre los acaudalados residentes británicos y los hijos de la aristocracia montevideana?  Porque allí, en el Arroyo Seco tenía mucho predicamento “el juego de la pelota de mano” introducido por los vascos, cuya cancha estaba en la calle San Fructuoso, más tarde convertida en sede de Wanderers.

Prontamente Carlos Scarone adquirió fama y notoriedad en los cuadros del barrio. Lo llevaron al CURCC de la Villa Peñarol, club al que nadie conocía por ese nombre y todos llamaban Peñarol. Don Giuseppe era fanático de los aurinegros. Rabioso. Carlos Scarone se convirtió en un ídolo de los hinchas y en un referente del fútbol de aquel tiempo.

Cometa Haley FC, Londres FC y Sportman FC

Era ocho años mayor que Héctor Scarone, el tercer varón de la pareja nacido en el Arroyo Seco el 26 de noviembre de 1898. Los Scarone vivían en la calle Córdoba (actualmente General Luna), que llevaba el número 16 en la puerta, entre las avenidas La Paz (hoy Paraguay) y Jujuy (creo que sigue manteniendo ese nombre). Esa zona está actualmente dominada por los establecimientos del Palacio de la Luz de la UTE.

Mientras Carlos ascendía a los primeros planos del fútbol rioplatense Héctor iniciaba su carrera en el llamado fútbol de campito. En la proa que forman las calles Paraguay y Pedro de Mendoza frente al entonces llamado Molino de Levrero, que luego pasó ser conocido como la empresa Gramon o Molinos Río de la Plata, un muchachito de once años sobresalía en un equipo de botijas: el Cometa Haley FC.

Esta aparición de Héctor en clubes más o menos serios en cuanto a la competencia, ocurrió en el año 1910. Año y mojón glorioso del fútbol oficial oriental, con Piendibene y Carlos Scarone luciendo por  vez primera la camiseta celeste y consiguiendo ante los argentinos –el 15 de agosto- el primer triunfo en Montevideo, conquistando la VI Copa Lipton. Si esos jugadores fueron parte de los once leones uruguayos, justo es destacar al hacedor de ese equipo, al que los dirigió y aparece en la fotografía tomada en los vestuarios de la cancha de Belvedere al terminar el partido: Héctor R. Gómez. ¡Era el presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol! ¡El hombre que cambió al fútbol de nuestro país! Don Héctor tenía… treinta años. Edad para jugar, aunque era un pata dura… Su inteligencia la volcó en organizar y proyectar al fútbol oriental desde que asumió la conducción de la AUF –en realidad se llamaba Liga Uruguaya de Football- en setiembre de 1907.

En 1913 los muchachos arman otro cuadro y le ponen de nombre Londres FC. Héctor la sigue rompiendo y meses después al equipo lo absorbe el poderoso Sportman FC, club invencible de la zona, para armar la oncena de la segunda división.

Carlos Scarone: Peñarol, Nacional y Boca Jrs.

Al año siguiente, el 7 de junio de 1914 el Scarone mayor –Carlos-, la estrella de Peñarol firma su pase para Nacional. Aquello resultó una conmoción noticiosa. El Maestro Piendibene se quedaba sin su aparcero. El episodio coincide con el momento en que Héctor Scarone tiene que definir su futuro. Peñarol quería contar con el concurso del pichón de crack. Nacional también y ahora tenía el as en la manga, a su hermano mayor integrado al equipo. Héctor todavía vestía pantalones cortos cuando su hermano Carlos lo llevó a Nacional incorporándose el chiquilín al equipo de 3ª. división. Fue en el comienzo de 1915. Hector Scarone con 16 años cumplidos en noviembre anterior vistió por primera vez la blusa alba. El primer equipo, con Carlos como figura consular, obtuvo el campeonato uruguayo iniciando la etapa gloriosa de la triple corona.

Al comenzar la temporada de 1916 el Rasqueta grande -como llamaban a Carlos-, explota otra bomba. Era un muchacho de vida complicada y mente entreverada. Su hermano menor ya insinuaba estas características y por eso le quedó el mote de Rasquetita. Cuando los contradecían en un pensamiento no podía preverse el desenlace. Y así ocurrió en ese año 1916. ¡Carlos Scarone –que en 1911 había jugado y convertido el primer gol de la historia en Racing de Avellaneda cuando el equipo albiceleste debutó en primera división- anunció que se incorporaba a Boca Jrs.

¿Quién sustituye a la estrella del equipo? ¿Qué hace Nacional? Los dirigentes que formaban en la directiva la oncena para jugar en el fin de semana el primer partido del año, entienden que Rasquetita está verde. Otros afirman que es muy joven. Apenas unos pocos se la juegan por el crack. Pero… la mayoría de la directiva conducida por ese patriarca de Nacional que fue José María Delgado, adopta su resolución por mayoría: Seone juega de titular. El peso de aquella camiseta sin número, pero que todos sabían que era la de Carlos, era enorme, tremendo, hacía temblar las piernas. El equipo fracasó. Empató en dos goles contra Dublín.

El segundo partido pactado fue ante Peñarol. El clásico. Un cotejo amistoso de comienzo de temporada para hacer plata y de paso ir ensayando el equipo. En la reunión de directiva un dirigente iluminado propone la gran solución para sustituir a Carlos.

-“Hay que contratar en Buenos Aires al famoso delantero inglés Danaher que juega en Argentinos de Quilmes”.

Insiste aquel puñadito de dirigentes que querían al Rasquetita en el equipo. La resolución es terminante. Otra vez por mayoría deciden que venga Danaher. Cuando llegó algunos se asustaron. El inglés se presentó luciendo una enorme y prolija barba. Mi maestro, Diego Lucero, me contaba y también escribió en una crónica que “como era pálido, medio rubio, parecía un Cristo. Nunca habíamos visto en una cancha un  jugador con barba. Fue una risa. Y para colmo, el barbudo esa tarde no la vio ni cuadrada. Parece haber sido que la noche anterior se había pescado una esbornia de esas dignas de un caballero y como la hinchada de Nacional quedó muy desconforme con el inglés, me lo fletaron de vuelta a Buenos Aires, con barba y todo”. Además, para colmo, Peñarol ganó dos a cero en el Parque Central con tantos anotados por Piendibene.

Héctor Scarone debuta con 17 años

Llegó el tercer partido y otra vez en la mesa de la comisión directiva se produce la discusión para integrar el equipo. Nuevamente por mayoría resuelven incluir a Nóblega, jugador del equipo de 2ª. división del club. A pesar de la victoria por cinco a dos con un gol del debutante, el rendimiento del jugador ante Reformers no convenció.

Estas tres pruebas “resultó el factor determinante para que el niño Héctor Scarone fuera llamado para jugar en primera”, escribió Diego Lucero. En la reunión de la directiva triunfaron los que pedían incluirlo. “Fue el 9 de abril de 1916 en el parte Central –continúo citando a Lucero agregando que el partido fue el cuarto amistoso previo al comienzo del torneo uruguayo-. El chiquilín de 17 años ocupa el puesto que dejó vacante su famoso hermano: entreala izquierdo. Desempeño malo. Pesaron muchas cosas sobre los hombros del botija. El recuerdo del hermano, en el espíritu de los hinchas; la responsabilidad de jugar en la Primera del Campeón y el achique que le impuso el juego áspero del back de River, el flaco Lanzaro, que fue uno de los grandes guadañeros de su tiempo. Lanzaro, sustituía en la zaga de River a Benincasa el chico. Pepe Benincasa, que habiendo pedido pase para Peñarol y teniendo que hacer un año de ‘cuarentena’ para poder pasar a otro club, se había ido también a jugar a Boca Juniors de Buenos Aires, con  Carlos Scarone y Armando Artigas. En aquel partido-debut, Héctor no fue ni sombra de lo que prometía, de lo que se esperaba de él y de lo que él era capaz de hacer con la pelota. Al final del primer tiempo, ya se escucharon algunas burlas. Por la mitad del segundo, ya la cosa venía de cachada contra el botija. Así es de cruel la hinchada, cuando un crack no da lo que la hinchada espera. Pero llegó el minuto número 85 de aquel partido. Y como Héctor Scarone llevaba adentro el fuego divino, la gracia de los grandes elegidos, en el minuto 85 se produjo la revelación. Hizo una jugada colosal con aquéllos sus pies mágicos, empezó a eludir rivales, tiró y golazo. Se pone la globa en juego, la chapa Héctor, repite la jugada anterior pero con más gracia, con más artificio, con más ‘adornos de jarrones y madreselvas’ como decía el negro Juan Delgado, y el taponazo de remate fue a la red. Nacional ganó con aquellos dos goles. Y Héctor la confianza de la hinchada hasta pocos minutos antes, descreída”.

Los dos Scarone en Nacional

La temporada de 1916 de Héctor Scarone en Nacional resultó excelente. El club logró en forma consecutiva la segunda Copa Uruguaya apuntalado por los 21 goles de Rasquetita convertido en el artillero del torneo. Y no logró más porque estando en pleno desarrollo el certamen, el 6 de agosto Carlos Scarone volvió a hacer de las suyas. Se desligó de Boca Jrs. y retornó a Nacional. ¿Qué hacemos ahora con Héctor? Esa interrogante se la planteó la comisión directiva y debió resolverla. Empezaron a mover a Rasquetiva como una pieza de ajedrez en el tablero del equipo. Confirmaron a Carlos como entreala izquierdo y Héctor jugó algunos partidos de wing zurdo, en otros de atacante central y, finalmente, lo ubicaron de entreala por la derecha. Los dos hermanos se dieron el gusto de jugar juntos en Nacional.

Al comenzar 1917 el Dublin FC, fuerte equipo de la primera división afincado en la zona de Punta Carretas, con camiseta roja, viajó a Río de Janeiro. En la delegación que hizo el largo recorrido en barco durante más de una semana, se incluyó a Héctor Scarone con autorización de Nacional. Al volver para iniciar la temporada local, los dos Scarone continuaron haciendo de las suyas en la Copa Uruguaya, llevando de la mano a Nacional a la triple corona –la primera en el fútbol uruguayo- y por lo tanto la conquista de la copa en propiedad.

De todos modos al finalizar setiembre, antes de la consagración de los albos, el torneo se interrumpió un mes por la disputa en Montevideo del campeonato sudamericano donde por primera vez en la historia se ponía en juego la Copa América.

Aquellos eran otros tiempos. La Confederación Sudamericana de Fútbol se había creado en las reuniones decisivas de Montevideo del 16 y 17 de diciembre de 1916, continuación de la celebrada el 9 de julio del mismo año, en Buenos Aires, cuando Héctor  R. Gómez propuso, como homenaje al centenario de la independencia argentina, su proyecto de creación de la Confederación con el objetivo de organizar el torneo sudamericano. Analizado el mismo con buenos ojos la aprobación ad referéndum de las asociaciones, trasladó la decisión final adoptada en las sesiones de Montevideo, luego de grandes discusiones por la división del fútbol de Brasil que estuvieron a punto de hacer fracasar su fundación.

Héctor R. Gómez era el director de la Confederación, delegado de Wanderers ante la AUF y presidente de la comisión de selección que nombraba el plantel combinado y luego formaba el equipo.  ¡Obsérvese qué rectitud la de aquellos dirigentes! La máxima autoridad de la Confederación Sudamericana cumplía funciones de director técnico de la selección! Y a nadie se le ocurriera dudar de su imparcialidad y honorabilidad.

Héctor Scarone debuta con 18 años en Uruguay

Pero… un grave problema tuvo entre manos aquella comisión de selección al comenzar la temporada con tres partidos pactados contra Argentina previos al campeonato Sudamericano. El Maestro Piendibene venía arrastrando una vieja lesión de rodilla. En la integración del equipo oriental  había un puesto sobre el cual no existía ninguna duda, ni daba para discusiones: era el de centreforward, cuyo dueño absoluto era Piendibene. El 18 de julio en Montevideo los argentinos ganaron dos a cero. El 15 de agosto en Avellaneda repitieron el triunfo por uno a cero.

La primera Copa América de la historia aguardaba. Estaba ahí, al alcance de la mano el debut ante Chile el día 30 de setiembre. Pero antes, quedaba el tercer partido ante los argentinos en Montevideo. Una nueva derrota sería tremenda. ¡El Maestro continuaba al margen, no podía jugar! ¿Y ahora? Héctor R. Gómez impuso su criterio sobre sus compañeros dirigentes y armó el ataque con José Pérez, Héctor Scarone, Romano, Carlos Scarone y Pascual Somma. ¡Nunca antes en la corta historia del fútbol oriental un jugador de apenas 18 años iba a debutar en el combinado oriental! La victoria por uno a cero confirmó las condiciones del jugador-niño y a los uruguayos les volvió el alma al cuerpo. Pero…

Ahora se venía las que duelen. El campeonato sudamericano. El equipo celeste ganó por el idéntico tanteador de cuatro a cero a Chile y Brasil. Una multitud llenó la cancha del parque Pereira aquel 14 de octubre de 1917 para asistir a la final ante los argentinos. ¡Había que ganar!

Al promediar el segundo tiempo se produjo un foul cometido por la defensa argentina sobre la zona izquierda del ataque uruguayo. Protestan. Lo ejecutó Soma con centro al área…

-“Cuiden al pebete… cuidado con el rubito”, gritó el golero argentino Carlos Isola refiriéndose a ese muchachito de 18 años que se ubicó sobre el segundo palo.

Viene el centro y “aparece la rubia cabeza de Héctor: el toque certero, Isola estira sus brazos porque la pelota es un proyectil que lo está desbordando por la derecha… ya está en la red. Héctor Scarone ha derrotado al coloso. Isola, que tanto temía los cabezazos de Héctor cayó vencido por uno de los golpes maestros de aquel fenómeno de 18 años”, escribió Diego Lucero. Quién agregó: “Así, Uruguay fue Primer Campeón Sudamericano en torneo oficial. Así por primera vez en la historia Uruguay conquistó la Copa América que también se puso en juego por vez primera en esa ocasión. La había comprado Héctor R. Gómez en una joyería de Buenos Aires en el mes de abril anterior”.

¿Se animará el entrenador uruguayo Oscar Tabárez a jugarse la parada por Federico Valverde de 19 años de edad recién cumplidos el pasado 22 de julio. ¿Se convertirá el también montevideano Valverde en un nuevo Héctor Scarone?

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